«Sorry, sorry, y huyó con su patinete»: Los peatones tratan de preservar su espacio

La impunidad de estos vehículos para moverse por aceras y espacios reservados pone en alerta a los peatones

Las Palmas contabiliza 21 accidentes este año

Los peatones tratan de preservar su espacio

Los peatones tratan de preservar su espacio / LP/DLP

Javier Bolaños

Javier Bolaños

Los peatones tratan de preservar su espacio en las aceras y vías de uso exclusivo para caminar, ante la proliferación de patinetes que circulan con impunidad. La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria tiene contabilizados este año 21 accidentes. Una de las afectadas, Amparo Pérez, se muestra indignada por la falta de control, inseguridad e incapacidad policial para frenar estas prácticas, que ponen en riesgo a los viandantes. 

El caso de Amparo Pérez es uno más de esos que acaba con la indignación de la víctima, sin que tenga consecuencias legales ni económicas para el infractor.

Los hechos ocurrieron sobre la una menos cuarto del lunes, a la altura del número 60 en la calle Mesa y López. Amparo Pérez había entrado en la oficina de una compañía aseguradora, y nada más poner pie en la acera que hace esquina se le abalanzó un patinete.

«Di el primer paso y me arrolló», recuerda Amparo, todavía con el susto y la indignación al revivir todo lo sucedido. El atropello tuvo lugar por la parte interior, pegado a la puerta, donde podía haber cogido a cualquier persona sin tener una capacidad de reacción, ni del conductor ni, sobre todo, del peatón, ya que «no existe ninguna visibilidad».

La fortuna permitió que Amparo tuviera la agilidad suficiente como para hacerse para atrás y frenarlo con sus manos, evitando que la tumbara al suelo y la arrollara completamente. La suerte, en parte, porque asegura que le dobló las muñecas, y le ha estado molestando durante muchas horas. «Cualquier movimiento me duele, aunque no parece una lesión importante», señalando especialmente que su mano izquierda es la que peor parada salió.

«Sorry, sorry», dijo la chica, que por su expresión y aspecto debía ser de origen extranjero, a lo que ella le dijo con rotundidad que no podía circular por la acera.

Amparo Pérez está indignada no solo por lo que pasó, ya que, insiste, no solo fue en la acera y en la parte interior, sino que cuando le dijo a la conductora que se esperara para llamar a la policía, porque eso no podía quedar así, la chica se rio y se marchó a toda velocidad del lugar. «Imposible cogerla», remarca la afectada, y más localizarla porque no tiene matrícula identificativa.

A pesar de todo, espera volver a encontrársela en algún momento, porque un hombre de la zona ya le comentó que era conocida por él. «El otro día me lo hizo a mí», asegura que le dijo, luego es probable que repita la ruta. Y tiene grabada en su memoria sus principales rasgos: tenía gafas y un atuendo deportivo, de entre 30 y 40 años, con gafas y pelo rubio.

La víctima del atropello se dirigió a continuación a la comisaría de la Policía Local en el Parque de Santa Catalina. Pero le sirvió de poco, salvo para descubrir la impunidad con la que operan los patinetes por la ciudad.

«Lo que me dijo el policía es que en ese momento hay que retener a la persona del patinete, y avisar a la policía, pero que solo actúan si se les coge in situ, pero que, de lo contrario, no pueden hacer nada». Lo peor es que, al ser un patinete privado, es muy probable que tampoco cuente con un seguro de responsabilidad para hacer frente a cualquier tipo de percance.

Amparo se pregunta qué libertad existe sobre este tipo de vehículos, que van por la acera, sin seguro, y con una legislación blanda que permite sus irregularidades. Y, además, que en su caso pudo sortear el accidente, pero que si hubiese sido una persona mayor, o incluso un niño, podría ocurrir una desgracia. Y no sería la primera vez. «Podía haber sido peor, pero las leyes están para aplicarse», sentencia.

La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria tiene contabilizados de enero hasta octubre de este año un total de 21 accidentes con patinetes implicados, mientras el año pasado alcanzó los 40 casos, lo que les sirve para hablar de una reducción en las estadísticas.

Al problema de los peatones se le suma los inconvenientes que sufren muchos conductores, ya que proliferan los usuarios de estos vehículos que circulan por las carreteras sin luces por las noches, poniendo en peligro su seguridad y la del resto de los usuarios de la calzada. Y, en ocasiones, con dos usuarios y hasta con algún niño de corta edad entre ellos, de la misma forma que es habitual verlos con auriculares escuchando música o hablando por el teléfono móvil

La víctima del atropello reclama un mayor control policial para combatir este tipo de prácticas irregulares, por la seguridad de todos y para facilitar la convivencia entre peatones y usuarios de otros medios de transporte.

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El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anunció en septiembre la puesta en marcha de una campaña de concienciación sobre las normas de uso de los vehículos de movilidad personal, aunque de momento tiene dudoso éxito, a tenor de la imagen cotidiana de la ciudad. El folleto recuerda que solo deben transitar por carriles bici, aceras bici y zonas 30, y nunca por aceras ni por zonas peatonales (salvo autorización expresa). La multa alcanza los 100 euros. Solo se permite estacionar o parar en lugares habilitados, e debe respetar el límite de velocidad de 25 km/h, bajo multa de 500 euros. Aunque el uso del casco no es obligatorio para los mayores de 18 años, siempre es recomendable. En el caso de no circular por un carril bici, deberán llevarlo todos los usuarios independientemente de su edad. | J. B.

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