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Un recorrido que huele a gloria

Alumnos del colegio José Tejera Santana hacen una visita a la depuradora y la desaladora de Telde

Como si de técnicos de la desaladora de Telde se tratara, los alumnos de quinto de Primaria del colegio José Tejera Santana de Jinámar recorrieron, ayer, las instalaciones con chalecos reflectantes y gorros de lo más pintorescos. Tomando nota de todo cuanto Rafa Herrera, Juan Trujillo o Miriam Ramírez, encargados de llevar la visita, explicaban, fueron divididos en dos grupos para también visitar la depuradora de Hoya del Pozo. Entre preguntas y respuestas sobre cómo llega el agua a sus hogares o hasta dónde va a parar la que desechan, Besay Castellano, de 10 años, lo tuvo muy claro: "Huele fatal, pero merece la pena".

En terreno de aguas grises, el pequeño no dudó a la hora de asegurar que su parte favorita durante el recorrido por la depuradora fue cuando vieron una demostración "en miniatura" de cómo se limpia el agua. "La cogen, separan los residuos, trabajan con las bacterias y cuando el fango queda debajo y el agua limpia arriba, se quedan con la buena", explica Castellano de memoria y con sus palabras, a la vez que demuestra a sus compañeros que sacará un diez en la tarea escolar para la próxima semana sobre la visita. A su lado, el resto carga sus mochilas de curiosidades que no conocían. "El vertido de aceite, hace poco, en las aguas de Telde fue por tirar toallitas húmedas por el sumidero", señala Trujillo mientras recuerda a los niños que hay que tener conciencia con el medio ambiente y no verter "aceites, palillos, papeles, toallitas o compresas", entre otros elementos menos comunes. Además, cuenta, ante la miradas atónitas, que "diariamente se acumulan 11.000 kilos de fango". Así, sin dejar escapar ni un detalle, entre bacterias haciendo su labor y con algún que otro "mira los trozos de caca" de por medio, el otro grupo gozaba en la desaladora.

Algunos con Herrera para aprender cómo se convierte el agua del mar en líquido óptimo para el consumo, y otros con Ramírez para ver un vídeo formativo y la sala de control. "¿Saben cuánta agua producimos al día para los hogares?", pregunta el instructor a los alumnos. Tras la negativa, les contó que "desalamos 16.000 metros cúbicos, lo que equivale a 3.200.000 garrafas de agua de cinco litros", recibiendo un "ños" por respuesta. Asimismo, aunque "en Telde el agua se puede beber", los pequeños confiesan que no suelen consumirla en sus hogares.

Con cielo azul intenso, sol presente en cada esquina y el mar de fondo, aprendieron que "el agua entra a través de unos agujeros de 50 metros de profundidad llamados sondeos" y que "para prepararla se usan tres filtros enormes con arena, para que lo que no queremos se quede atrapado", relata Herrera.

Sonrisas y conocimientos multiplicados, ruidos de la maquinaria de fondo y algo que los deja impresionados: "La presión del agua en casa es de tres bares -unidad con la que se mide- pero aquí es de 65, así que imaginen lo que puede ocurrir si se sale". Frase que les hizo imaginar el líquido a presión llegando desde su cole hasta Bandama, paisaje que ven desde sus ventanas.

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