"En La Pardilla estamos todavía en shock, no nos creemos que Chely haya fallecido y nos hemos quedado todos muy mal porque nadie lo esperaba, estaba sana, no tenía ninguna enfermedad que nos hiciera temer esto", comenta Miguel Vega, presidente de la asociación cultural Tyldet y amigo de la fallecida. Unas palabras que reflejan el sentir general de sorpresa y dolor por el óbito de Cecilia Ceballos Silva, conocida como Chely en La Pardilla, su barrio de residencia al que llegó desde La Majadilla al casarse con Isidoro Demetrio hace más de tres décadas.

Un infarto en su vivienda este lunes acabó con su vida cuando contaba con 62 años y su pérdida ha dejado consternados a los vecinos de este barrio por un mazazo tan inesperado, que se ha llevado a una todoterreno en la actividad sociocultural de la zona. Su marcha ha dejado a La Pardilla sin alegría, sin ánimos, al menos de momento, para remontar este desenlace.

La tristeza y la pesadumbre por su fallecimiento han motivado que se cancelen los actos previstos para esta semana en las fiestas patronales en honor a San Isidro Labrador, una decisión que ha tomado la comisión organizadora después de "comprobar que era un clamor en la calle que no hiciéramos nada para guardar luto por Chely", indica Vega, quien recuerda la gran implicación y compromiso de la difunta en la organización y participación en las fiestas. El programa se reanudará el lunes "con los actos previstos e incluyendo la ofrenda que tendrá lugar el próximo martes, festividad de San Isidro, durante la misa".

La comisión de fiestas, que ha expresado su pésame a la familia de Chely-su esposo Isidoro y a sus tres hijos Roberto, Isidoro y Jorge- argumenta en un sentido comunicado que "ante la sensible pérdida de uno de sus miembros, la comisión de fiestas no se encuentra con ánimos de coordinar los actos. Es evidente que el pueblo no está para eso ahora, puede esperar, no pasa nada".

Los organizadores de los festejos patronales indican que "hemos recibido estos días numerosos mensajes de los vecinos, consultando nuestra opinión acerca de los actos de las fiestas. No hay nada escrito al respecto, pero la lógica y la costumbre aconsejan que suspendamos todos los actos previstos para esta semana, sabemos que son actos aplazables y hemos decidido que así sea".

Una vecina muy querida en el barrio, "todo un torbellino porque se encargaba de muchas cosas, desde realizar con una costurera 900 metros de la bandera a hacer comida para los brindis o vendiendo números para la rifa, siempre muy metida en la fiesta", recalca Miguel Vega, quien ha compartido con Cecilia Ceballos muchas vivencias en Tyldet y en otros eventos. Y esa personalidad luchadora y animadora se ganó el cariño de sus convecinos, quienes ya en el velatorio expresaron su intención de no sacar este sábado las carretas que participan en la tradicional romería del barrio. "Es una romería de carácter familiar, para la gente de La Pardilla y viendo lo que pensaban los vecinos, que no querían participar", apunta Vega, miembro de la comisión organizadora, "lo más lógico es que no la celebráramos".

Chely, también componente de la parranda El Cerrillal, n o solo prestaba su poderío a La Pardilla, ya que colaboraba con la sociedad recreativa de San Antonio y también con las fiestas de su barrio natal, La Majadilla. Incansable, siempre estaba dispuesta a echar una mano donde fuera.

"Ella era la jefa de la fiesta, un torbellino de mujer que hacía de todo, incluso una vez hizo 3.000 croquetas para una fiesta, se encargaba de hacer la paella en La Pardilla y participaba en las actividades en las que podía", relata Miguel Vega, quien destaca su faceta como aglutinadora de las personas con las que se relacionaba, a las que juntaba para sacar adelante lo que se emprendiera.

Estaba muy ilusionada en la celebración del centenario de las fiestas patronales del barrio, seguía tan activa como siempre y prueba de ello es que había vendido 60 entradas para el bingo que se celebra por estos festejos. Persona muy solidaria, su huella en La Pardilla es ya imborrable.

"A Chely se le puede definir como una mujer gallina, como esas gallinas cluecas que abren sus alas para acoger a todos sus polluelos y a los de las demás", expone el presidente de Tyldet, una persona muy acaparadora y preocupada por los niños, a los que quería ver todos juntos como si se tratase de una sola familia en el barrio y no de muchas".

Es precisamente esta una de las virtudes que caracterizan a La Pardilla, añade Miguel Vega. "Chely también era miembro de la peña Pollaburro, fundada por mi padre y que hace referencia al hombre lelo, tonto, y que entre 25 y 30 años se reunían para pasar todas las familias el verano en El Cotillo, en Fuerteventura, lo que estrechaba aún más los lazos de unión de los vecinos porque iban todos, padres e hijos".

Una tradición que se mantiene y que, por ejemplo, supone que los vecinos que aquellos años eran pequeños y ahora tiene 30 años o más siguen acompañando a sus padres en las vacaciones en verano, algo difícil de ver en una etapa de la vida en la que los jóvenes e incluso adultos tienden a marcar distancias entre ellos y sus progenitores. Una unión que hace la fuerza de La Pardilla.