La casa museo León y Castillo acoge la singular muestra artística de Ana Beltrá; una manifestación liderada por las plantas para reclamar
el espacio que merecen en las urbes
«Las plantas se plantan». Con esta contundente sentencia pintada sobre un trozo de tela irrumpen decenas de especies vegetales en una de las salas de la casa museo León y Castillo, en el municipio de Telde. Numerosas pancartas que conservan mensajes de protesta inundan las paredes de este espacio, en donde se está llevando a cabo desde el 20 de enero una auténtica revolución plantástica.
Se trata de la exposición conceptual que presenta Ana Beltrá, denominada como Plantaciones de interior, que invita a los visitantes a establecer una reflexión sobre la relación que mantienen con la naturaleza y sobre el espacio que debería tener en los entornos urbanos. La muestra, a su vez, forma parte de una propuesta artística más amplia que creó la autora en el año 2016: el sindicato de plantas unidas (SPU).
«Es una teatralización por la cual doto a las plantas de modismos humanos con el fin de transmitir un mensaje de reivindicación; la naturaleza quiere concienciar a la ciudadanía de la importancia de desarrollar espacios verdes en las ciudades y buscan hacer ver la falta de sensibilidad de las instituciones con respecto a esta situación», aclara la artista, que ha dedicado su trayectoria profesional a divulgar un discurso sobre el cuidado del medio ambiente.
Sarcasmo verde
La nueva exposición toma ese concepto desde un nuevo nivel: una manifestación vegetal que surge entre elementos propios de una obra; andamios, hormigoneras y señalética de construcción. La escena imita la irrupción de la naturaleza en un escenario propiamente urbano, donde se está llevando a cabo la ampliación de una ciudad. Alzando sus pancartas reclaman el derecho a desarrollar espacios verdes en las urbes. «Toman un papel activo; son las artífices del cambio que precisa el mundo», añade Beltrá.
La artista incide en que la muestra encierra mucho humor, ironía y sarcasmo. «Está pensada para que quienes lean los mensajes que lanzan las plantas se rían un poco, porque dentro de este juego las doto de un carácter desenfadado», explica. En este imaginario, la naturaleza (longeva como es) adquiere un temperamento templado. «No son beligerantes, están por encima de los humanos en ese sentido», recalca la autora.
«Mentes arboricidas, mentes aburridas» o «si el entorno está caliente, cuida el medio ambiente» son algunos de esos llamativos mensajes que lanzan desde el sindicato ficticio. Beltrá afirma que es una manera divertida, pero con un trasfondo muy serio, de recordar hechos tan importantes como que es la masa verde la que limpia la atmósfera y permite que la humanidad respire.
«Mucha gente de ciudad ve la naturaleza como un elemento puramente decorativo, e incluso les molesta en muchos casos y solicitan que sea eliminada por motivos tan nimios como que las ramas de los árboles les entra por la ventana», expresa Beltrá, que considera sumamente peligroso que permanezca este tipo de pensamiento y que incluso prevalezca frente a otros puntos de vistas más amables con el medio natural. «Es una corriente que lo único que hace es desfavorecernos, nos priva de lo realmente necesario».
Reconversión de la ciudad
Aún así, cree que no todo está perdido. A través de las encuestas que ha repartido a lo largo de estos últimos dos años ha percibido que ha crecido la atracción por la revolución verde. «Existe un anhelo ciudadano por reconvertir las ciudades para que la naturaleza tenga más presencia», explica la artista, que asegura que la pandemia ayudó a producir este cambio en la mentalidad. «La cuarentena nos obligó a parar. Cuando paras, observas. Cuando observas, reflexionas», considera.
«La naturaleza lo único que exige para comprenderla es que te pares. Debido al frenesí, al ritmo de vida de las ciudades, la gente no se detiene y por eso es difícil conectar con esta parte de la vida», añade la autora, volviendo al origen de la exposición: una manifestación de su enfado como ciudadana ante la pérdida del vinculo con lo más básico.
Beltrá habla también de una «ceguera vegetal» por parte de las instituciones, que se inclinan por continuar perpetuando la idea de dividir la naturaleza de la ciudad. «Yo no creo que lo lógico sea que cada vez que quieras disfrutar de un espacio verde tengas que coger el coche y alejarte; creo que lo lógico es que la vegetación nos rodee persistentemente», expresa.
La artista considera que la auténtica revolución nace de las personas, por eso espera que la muestra acabe por desembocar en un nuevo movimiento ciudadano. Por otro lado, cabe destacar que la obra en su conjunto está arropada por el interesante texto que redacta por Diana Padrón, en el que resume la idea de que «lo vegetal es político». Los interesados en profundizar en esta reflexión podrán ver en directo la muestra en la casa museo hasta el próximo 3 de abril.
