Antonia Santana, más de cien años de amor y costura

Esta teldense centenaria asegura que el truco para vivir tanto y llegar con buena salud está en vivir bien, ser honrada y comer sano

Está orgullosa de cada una de sus arrugas y ha llevado una vida tan feliz que volvería a repetirla sin cambiar absolutamente nada

Mañana cumple 102 años con apenas unos dolores en las piernas y junto a su familia y su fiel compañera, una máquina de coser que tiene más de 70 años

El 11 de enero de 1922 el periódico Diario de Las Palmas publicaba en su portada la recuperación de los acuerdos entre España y Francia para la comercialización de los productos canarios, pero en casa de Candelaria y Maximino, en La Higuera Canaria, en Telde, la gran noticia del día era el nacimiento de Antonia Teresa Santana, que está a las puertas de cumplir (mañana) 102 años rodeada de sus seis hijos, 14 nietos y seis bisnietos en el que ha sido su hogar la mayor parte de su vida, en Los Llanos.

La teldense Antonia Teresa Santana, que cumple 102 años

La teldense Antonia Teresa Santana, que cumple 102 años / José Carlos Guerra

"Estoy orgullosa de cada una de las arrugas que tengo porque las he vivido", afirma Antoñita, diminutivo cariñoso con el que la conocen, aunque gracias a su coquetería y esmero no tiene tantas como se esperaría en una persona de su edad. "Hasta mi médico me dice que no se cree los años que tengo".

Toda una vida cosiendo

Y es que esta teldense centenaria disfruta de una salud excepcional. "Ahora me están empezando a doler los huesos de las piernas", asevera, pero eso no impide que cada día se siente delante de su "compañera", que es como llama a la máquina de coser "que le compré a Agustinito hace más de 70 u 80 años". Hasta ayer, lo hacía sin usar gafas, pero su hija Toñi Velázquez decidió llevarle unas porque ya estaba forzando la vista.

"Muchos de los trajes de novia de Telde los hice yo. Colgaba la tela de un gancho y ponía a la novia debajo e iba cortando mientras la ajustaba a su cuerpo, porque no hacía patrones", relata. Le gustaba coser "a mano, punto a punto" y había personas que se sentaban a su lado para ver cómo hacía magia con los tejidos. Una de ellas fue el terrateniente Esteban Navarro, "que me dijo que no me casara con cualquier persona y así lo hice, me casé con mi marido y fui feliz hasta el final".

Antonia Santana muestra cómo cose aún cada día

Antonia Santana muestra cómo cose aún cada día / José Carlos Guerra

En su cuarto de costura no solo acumula telas de todo tipo, sino muchas creaciones. "De aquí salieron todos los Reyes de este año y todavía tengo las cajas llenas", exclama con orgullo.

Antonia Teresa tiene un gran sentido del humor y bastante carácter, dos características que han sido fundamentales para llegar hasta los 102 años prácticamente en plena forma. Confiesa que es un poco mimosa y que a veces le molesta que la cuiden tanto "y me tenga que cambiar día sí día también hasta tres veces de ropa".

Una historia de superación

Recuerda que cuando era una jovencita le hacía la ropa a personas de familias más acomodadas y estas enviaban a su casa "piñas de plátanos, quesos, papas y otras cosas. Se las daban al chófer para que las llevaran hasta La Higuera Canaria". Con su esfuerzo y el de su marido, el industrial Antonio Velázquez, esta situación dio un giro y al final fue ella la que tuvo un "chófer particular para llevar a los niños al colegio, para ir a la playa y pasear".

Antonia Santana junto a tres de sus hijos, en su casa de Los Llanos.

Antonia Santana junto a tres de sus hijos, en su casa de Los Llanos. / José Carlos Guerra

Además, siempre tuvo ayuda. Su hija Toñi recuerda que cuando eran pequeños, viviendo ya en San Gregorio, las vecinas acudían a su casa a diario para ayudar con los niños. "Éramos seis y estaban locas con nosotros". Antoñita recuerda emocionada esa época y se alegra de "haber dado una carrera" a cada uno de sus hijos y saber que la quieren y la respetan, que es lo que más valora.

Asegura que no hay nada que haya querido hacer que no haya hecho "y si volviera a nacer me gustaría volver a vivir la vida que he tenido porque ha sido muy bonita y me quieren hasta las piedras". Con esta felicidad y sosiego, y con el calor y cariño de su familia, mañana comerá tarta y soplará las velas.

Para vivir tanto y gozar de tan buena salud, recomienda "vivir bien, ser una persona honrada y comer sano", como ella, que comienza cada día con una taza de leche con gofio y aunque ahora es menos golosa que cuando era joven, todavía se esconde de sus hijos de vez en cuando para comerse un caramelo.