Ciencias de la Tierra / Meteorología

Las corrientes de aire que envuelven la Tierra se han vuelto peligrosamente caóticas

Los científicos que las estudian no logran comprender los patrones de su comportamiento. Está claro que el sistema climático de la Tierra está fuera de control

Una imagen fija de las corrientes en chorro de la Tierra.

Una imagen fija de las corrientes en chorro de la Tierra. / Créditos: Michael Mann/earth.nullschool.

Pablo Javier Piacente

Las corrientes en chorro de la Tierra se han transformado en un gran problema para los investigadores: distintas visiones y estudios concluyen que las abruptas modificaciones que se aprecian en las mismas no se han visto nunca antes y que, además, no pueden ser analizadas con certeza bajo ninguno de los criterios empleados actualmente. En otras palabras, es un misterio para los especialistas cómo podrán evolucionar en el futuro y qué consecuencias tendrán para el clima global.

De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial, una corriente en chorro es una poderosa corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal, en la alta troposfera o en la estratosfera, caracterizada por una fuerte deformación vertical y horizontal del viento. Estas intensas corrientes de aire tienen un impacto considerable en el clima del planeta y en diferentes fenómenos meteorológicos. 

Un fenómeno sin explicación

Aunque es relativamente normal que las corrientes de aire se paralicen, se dividan, se mezclen y fluyan en direcciones opuestas, habitualmente estas corrientes de aire troposféricas suelen manifestarse con cierta continuidad a lo largo de enormes distancias, presentando un flujo general que se despliega de oeste a este.

Ahora, los científicos están apreciando patrones caóticos que los desconciertan por completo. Según un artículo publicado en Science Alert y un hilo en Twitter, el científico Michael Mann y el meteorólogo Jeff Berardelli, entre otros especialistas, sostienen que la fragmentación actual en las corrientes de chorro no se parece a nada que se haya visto con anterioridad. "Esta configuración anómala, probablemente potenciada por el calentamiento global, está alimentando un domo de calor récord tan extremo que incluso los expertos están asombrados", indicó Berardelli.

Parte de la conversación en Twitter de los especialistas.

Para Michael Mann, que ha estudiado el comportamiento de las ondas planetarias durante años, es muy difícil hallar "una configuración tan inconexa" en las corrientes de aire en el pasado. Es así que las trayectorias de estas corrientes en chorro han cambiado de latitud, exponiendo a las regiones del sur de los Estados Unidos al domo de calor.

Una crisis global

Solo en el territorio estadounidense, 40 millones de personas se encuentran actualmente bajo alerta por el calor extremo, siendo las corrientes de chorro las principales responsables. En tanto, el centro del domo de calor se asienta sobre México y ya ha causado una muerte masiva de aves. Por si esto fuera poco, un estudio publicado en 2022 encontró que el aumento de las temperaturas en el Ártico debilitaba específicamente las corrientes en chorro en el hemisferio norte, modificando su comportamiento.

En este momento, las corrientes en chorro del hemisferio sur parecen también estar fuera de control, señalan los expertos. En el sur de Australia, por ejemplo, una corriente en chorro está trayendo un clima inusualmente húmedo a algunas regiones de esa nación. Dejando en claro que se trata de un fenómeno global, también la temporada de huracanes en el Atlántico está comenzando a manifestarse meses antes de lo habitual.

En definitiva, este comportamiento anómalo de las corrientes de aire que atraviesan la Tierra sería solo un ingrediente más de una crisis mucho más profunda. “Está claro que el sistema climático de la Tierra está fuera de control y deberíamos estar muy preocupados", explicó Steve Turton, geógrafo de la Universidad Central de Queensland, en un articulo publicado en The Conversation. ¿Es esto solamente el comienzo de una época en la cual este tipo de fenómenos serán comunes en nuestro planeta?