2015, el año de Roque Mesa. Junto a su hijo Roque Junior y su esposa Patricia (casados tras el ascenso, el pasado junio), el centrocampista teldense analiza el salto de categoría y su consolidación en la galaxia con Herrera y Setién. El abrazo al Flaco el 21-J, su gol al Sevilla en el Gran Canaria -el primero en la máxima categoría en el partenón amarillo-, el caño a Mascherano... Un millón de fotogramas bajo la lente del gladiador. Es el Papá Noel amarillo: "He logrado mi sueño, pero quiero más", valora.

Uno de los héroes del 21-J ante el Zaragoza -hizo el 1-0-, en la fecha mágica del salto de categoría, e icono de cantera en el proyecto galáctico de la UD en Primera con 16 duelos (1244´ y un gol ante el Sevilla). ¿Qué representa este 2015 en su carrera?

Como le comento a mis amistades y familiares, el 2015 ha sido un año del ´15´. En primer lugar por el ascenso, aquella eliminatoria ante el Zaragoza, ese 2-0, remontando el (3-1)de La Romareda ante nuestra afición en el Gran Canaria. Gracias al acierto de mis compañeros pude marcar, y con el paso del tiempo te percatas de la relevancia de un ascenso. Fue histórico para la entidad. A todo eso, sumar el debut en Primera -ante el Atlético en el Calderón-, y el hecho de poder lograr el primer gol de la UD en la máxima categoría en el estadio de Siete Palmas -fue ante el Sevilla, el 23 de septiembre-. Hay que ser agradecidos, y se lo debo a Herrera por la continuidad que me dio en Segunda (jugó 35 encuentros en los que sumó 4 goles). Siempre he tenido el sueño de jugar en Primera y lo he logrado. En ese resumen del 2015, está por encima de todo, el deseo realizado de poder jugar de amarillo, con el escudo de mi corazón, en la mejor competición del mundo.

Una imagen, una fotografía de máxima resolución JPG para la gloria. ¿La fiesta del 21-J, verse en el Bernabéu, brillar en el Camp Nou, su gol con 9 amarillos...?

-Reflexiona unos segundos- Con la del ascenso, supone un pequeño gran paso para la entidad. Insisto en la importancia histórica para el club.

En el plano más personal, tras el consumar el salto de categoría, se casó con su novia Patricia en la Iglesia Santa Isabel Hungría, la madre de su hijo Roque Junior... ¿Valen más las conquistas o un compromiso en la vicaría?

Compartir con la familia todas estas alegrías y hazañas es lo máximo. Poco más puedo pedir, los míos lo son todo. Forman parte de mi lucha, mis sueños y esperanzas. No solo ahora, también en las derrotas y decepciones. Fue un año bueno, me casé en un momento mágico para mi familia y mi gente. A ellos les brindo mis logros. Forman parte de mi día a día, son mi motor. Reflexiono y fue un año redondo.

En sala de prensa se le cuestionó por su secreto, la fórmula mágica que le ha llevado en algo más de un año de jugar en Segunda B con el filial a hacerlo en el Bernabéu con la UD. Tiró de repertorio y recurrió al ´trabajo´ y ser ´un perfeccionista´. ¿Por qué no desvela dónde está su Santo Grial?

No lo sé, no es tan complejo. Es más natural, siempre lo he achacado a afrontar con el máximo de ambición el día a día. El capítulo más doméstico como entrenar...Ser cada día mejor en lo que hago y eso me vale muchísimo (...) ¿Secretos? Me veo en la televisión y así analizo los aspectos técnicos futbolísticos en los que fallo. Así, trato de mejorarlos para los siguientes partidos para que no suceda. En acciones de tiro, pase...Y mucho sacrificio.

Usted presume de teldense y de perfeccionista empedernido...

Lo intento, es imposible ser perfecto. Que todo te salga redondo, pero trato de pulir y corregir mis errores. Con el objeto de fallar lo menos posible. Lo considero obligatorio.

-El resto de la entrevista en la edición impresa de LA PROVINCIA / DLP-.