Faro Amarillo, un grupo de seguidores de la UD Las Palmas, se propone corregir el desarraigo instalado en los últimos años entre club y masa social. La fractura se ha agrandado a pesar del ascenso a Primera División y este último curso la ha terminado de agigantar. El descenso en número de abonados, las pobres afluencias de público al Estadio y las protestas de la Federación de Peñas durante los partidos ante Alavés, Getafe y sobre todo Girona son los ejemplos más notorios de una división palpable.

En este contexto nace Faro Amarillo, un colectivo formado de momento por una veintena de aficionados que llevan reuniéndose varios meses, votan los pasos a seguir y cuentan con su propia página web. Una de las medidas que están llevando a cabo es estudiar la sindicación de acciones de pequeños propietarios. Con la ampliación de capital abierta para nuevos accionistas, están analizando la opción con el objetivo de tener voz en las Juntas. Uno de sus espejos es el del Málaga, donde aficionados realizan un movimiento similar.

El grupo quiere "proponer ideas" y "aunar las propuestas de todos los aficionados para mejorar a esta UD" para servir "como amplificador de la voz de la afición, todo por y para el escudo", tal y como se describe en su ideario. Críticos con la gestión del club de estos últimos años, siempre con un espíritu constructivo, aspiran a dialogar con la entidad "fuera del Estadio": "El papel del colectivo es diferente al de las peñas, que promueven iniciativas de animación en el campo. Son el pulmón de la afición durante los partidos", indican en una hoja de ruta muy trabajada. "Este colectivo está para promover iniciativas que ayuden a reparar los errores cometidos en el pasado y que no se vuelvan a repetir", sentencian.