El Estadio de Gran Canaria dictará sentencia este viernes (20.00 horas, LaLiga 123 TV/TVC) a favor o en contra de Estadio de Gran CanariaManolo JiménezSus ánimos, aprobaciones, pitos o pañuelos pondrán la estaca sobre el técnico de la UD Las Palmas o le darán algo más de vida. Y esa decisión final del público dependerá, sobre todo, de una cosa: el resultado.
Una victoria ante el Granada, prolongaría el aval del sevillano, al menos, una semana más, hasta la visita del cuadro amarillo al Ramón de Carranza de Cádiz. Una derrota, en cambio, le haría perder todo el crédito y, quizá, el puesto de trabajo. La única vía de escape del técnico en el caso de que el representativo cayera frente al líder sería un cambio radical en el juego y el merecimiento descarado del triunfo, pero esa es la hipótesis menos probable.
Así que la grada del recinto de Siete Palmas será el juez de Jiménez. En apoyo del de Arahal está el hecho de que la UD todavía no ha caído en casa y que es ahí donde ha desplegado sus mejores minutos de la temporada. Y donde, además, cuatro de los cinco equipos que le preceden en la clasificación no pudieron ganar, aunque bien es cierto que el Albacete (1-1), el Deportivo (1-1) y el Alcorcón (0-0) lograron, al menos, llevarse un punto. Por tanto, el único que se marchó sin botín fue el Málaga (1-0).
Pese a que los resultados frente a los conjuntos que comandan la tabla no fueron malos, la sensación que dejó Las Palmas no fue del todo alentadora. Por lo menos, no la que se le presupone a un equipo que aspira a lograr el ascenso directo. No se mostró superior a ninguno durante la mayor parte de los minutos e incluso, en el caso de los choques ante los manchegos y los gallegos, dejó escapar una ventaja de un gol en el marcador más por culpa de sus propios deméritos que de los aciertos del rival.
Sin embargo, tampoco fue inferior a ninguno, y en ese limbo es en el que se encuentra hoy la UD de Jiménez, que ha ido de más a menos durante el curso y que sufre una crisis de identidad después, sobre todo, del varapalo de Almería. Tras la contundente derrota sufrida en los Juegos del Mediterráneo (3-0), el preparador de Arahal ha realizado una serie de cambios de futbolistas y de sistemas que han terminado por despistar definitivamente al grupo.
Así, jugadores como Blum, Fidel o Maikel, que hasta ese momento habían tenido actuaciones destacadas, perdieron protagonismo, mientras que el dibujo -esto, desde el inicio de la temporada- ha pasado por múltiples formas, desde un doble pivote con extremos a un rombo en el centro del campo con Javi Castellano en el vértice izquierdo, pasando por una defensa de tres centrales y dos carrileros o por un tridente en el que Araujo, alejado del área, es el gran perjudicado.
Justificación para el club
En ese contexto se encuentra ahora la UD Las Palmas, que a estas alturas de la película no podía esperar una racha de resultados tan mala: una victoria en siete partidos; siete puntos de 21 posibles. Pero todo eso quedará enmascarado en caso de una victoria frente al Granada, porque tanto el técnico como los jugadores, los dirigentes e incluso la afición, que antes del gol del empate de los deportivistas en el minuto 95 daba saltos de alegría, han convenido que lo que importa son los resultados.
Será la grada del Gran Canaria la que pondrá la bandera verde o la roja sobre Jiménez. Ya pitó durante y al término de los partidos contra el Alcorcón y el Dépor fundamentalmente por la poca ambición del equipo y, en el caso de sufrir la primera derrota del curso pasado mañana, volverá a mostrar su desaprobación. Eso, además de significar el fin del crédito del técnico, supondría la mejor justificación para el club para mover ficha sin mancharse las manos. De hecho, la directiva ya contemplan la posibilidad de destitución. Pero un triunfo lo cambia todo.
