A diez del playoff y sin excusas

A 108 días del final de campeonato -9 de junio en Los Pajaritos-, la UD tiene audiencia con la Santa Inquisición de la coherencia.Juicio sumarísimo al proyecto de los 19,2 millones en una contienda estratégica ante el moribundo Extremadura (19.00, TVC). Redención o la hoguera. Victoria o la malversación del sentimiento.A diez puntos del playoff -el Cádiz se deshizo del 'Alba' y luce 47 unidades, a los que hay que añadir los tres del expulsado Reus, lo que deja la renta a trece-, todo lo que no sea el octavo triunfo (séptimo en casa) es una ruina.Herejía al escudo. El plantel acude al rescate de Herrera en la primera visita del Extremadura al Gran Canaria.

Con la baja de Sergio Araujo por sanción, así como la del meta Nauzet Pérez por un proceso gripal, Rubén Castro se presenta como la única garantía para iniciar la remontada total. Es preciso conquistar diez victorias en este tramo final de quince batallas. Con diez tantos y dos asistencias, el Moña quiere dinamitar su crisis ante un equipo en zona de descenso y con el agua al cuello. El cuadro de Almendralejo encadenan siete jornadas sin ganar y están a cuatro puntos de la salvación.

En el estreno de Manuel Alfredo Mosquera en el banquillo del Extremadura -es el cuarto entrenador-, vuelven a Siete Palmas Casto Espinosa y Alfredo Ortuño con el cuadro azulgrana. Dos titulares de la UD en el mágico 21-J de 2015, en la vuelta de la final del playoff de ascenso. Para elevar la nómina de glamour, un ex del Real Madrid y Sevilla como José Antonio Reyes en el ataque del necesitado. Es la batalla de la urgencia. Los amarillos, por aferrarse a lo imposible, y los extremeños para huir de la guillotina.

Guardia pretoriana

Con los descartes de David García, Dani Castellano, Javi Castellano, Deivid y Tomás Pekhart, Herrera abraza a su guardia pretoriana. Raúl Fernández, Lemos, Martín Mantovani, Juan Cala, De la Bella, Peñalba Timor, Galarreta, Fidel Chaves Blum y el Moña. Un once de memoria. Pero no descarten los focos para Maikel Mesa. Regresa el tinerfeño por la puerta grande. Flores y elogios del estratega catalán, que fue ratificado tras caer en Alcorcón.

El último batacazo en el Municipal de Santo Domingo (2-0) arruinó la condición de invicto en 2019 del combinado isleño. Los amarillos, antes de medirse a los alfareros, encadenaron seis partidos sin besar la lona. Los míseros guarismos de visitante -una victoria, seis empates, seis derrotas, nueve goles a favor y 22 en contra- conforman una hipoteca diabólica. Con este lastre, los ocho duelos que restan en el Gran Canaria son finales. 24 puntos que deben terminar en el zurrón.

Tras los ecos del 'caso puerta de embarque K-68' en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid -Rubén y Fidel perdieron el avión por un despiste-, el plantel de la UD late en el ojo del huracán. Es producto de la falta de victorias. Sube la temperatura y se buscan culpables. Ya pasó en el 'caso Chéster' -febrero de 2016- y tras publicación de una fotografía de una discoteca de Palma de Mallorca -mayo de 2014- en la que salían Nauzet Alemán y Mariano Barbosa, tras perder en Palma.

Más allá de una foto, la UD lleva dos tantos en 458'. En el caso de Rubén Castro, uno en los últimos 525'. Para Mir, van 301' sin ver portería. Es el calvario de los francotiradores. El Moña busca dinamitar la maldición de pólvora. La UD está invicta en el Gran Canaria -seis triunfos y siete empates-pero no le vale. Una cosecha de 25 puntos que se antoja insuficiente ante los 38 de Osasuna de local, o los 30 del Málaga en La Rosaleda. Cádiz (29), Dépor (29) y Mallorca (29) también pulverizan el dato de los amarillos en el partenón.

Ante el Extremadura, el 16 de septiembre, la UD sumó su único triunfo foráneo (1-2) en uno de los puntos álgidos de la 'era costalera' de Jiménez. Ahora, cinco meses después, Herrera afronta un nuevo juicio sumarísimo. Ratificado tras caer en Alcorcón, su expediente carece de coartadas: dos victorias en doce jornadas. No se podrá quejar del perdón presidencial. Más allá del estratega, el arquitecto del ciclo del Ferrari legionario, como Toni Otero, sigue en la sombra. Ganar o la constatación de un fracaso.