Hay una nueva situación para la UD Las Palmas. Lo que hasta hace muy poco, por mucho que resultara increíble, era una mirada hacia arriba, desde el pasado domingo lo es hacia abajo. Es incuestionable: el cuadro amarillo, aquel que aspiraba a regresar a la máxima categoría a las primeras de cambio a golpe de talonario, lucha ahora por la permanencia en la Segunda División. Y el sábado, en el Carlos Belmonte de Albacete (17.00 horas, Movistar Partidazo), juega su primer partido en su incipiente realidad.

No es, precisamente, el mejor campo posible para iniciar una lucha hacia la salvación. El Alba de Luis Miguel Ramis es de los equipos que mejor juega y, por si fuera poco, todavía no ha perdido un sólo partido en su estadio. A favor de la UD de Pepe Mel juega el hecho de que el equipo obtiene mejores resultados fuera de casa que dentro -tres derrotas en otros tantos partidos-, pero en contra lo hace el riesgo de desconexión de los futbolistas.

Las Palmas lo tiene todo a su favor para salvarse. Sólo necesita, según los cálculos más optimistas, dos victorias y, encima, tiene que recibir en el Gran Canaria a cuatro de los equipos que tiene por debajo, sin embargo, nada de lo que pueda parecer normal tiene cabida en la UD. Con siete puntos de colchón, una derrota en Albacete sembraría el pánico ante la visita del Lugo y el posterior viaje a Tenerife.

Mel, que se siente en el banquillo la próxima temporada, probará en el Belmonte con la misma fórmula que le permitió puntuar en Riazor, Los Cármenes y el Carlos Tartiere, es decir, primero tratará de anular al rival para luego, si todo ha salido bien, irse a por el partido a media hora del final.

Por eso es previsible que el técnico vuelva a apostar por un sólo delantero para poblar el centro del campo. El favorito para ocupar la punta de lanza es Rubén Castro, pero sólo por costumbre. En seis partidos con el madrileño, no ha marcado ningún gol y, lo que es peor, no ha aparecido. Mir, el perjudicado de siempre, podría tener su oportunidad.

Toni Segura, en la lista

Pero más allás de los que puedan estar, el verdadero drama de la UD es el que no está. Raúl Fernández, el mejor de todo el curso, se rompió la rótula y la mano y se pierde lo que queda. Lo que en principio iba a ser una cuestión lógica, que Nauzet fuera sus sustituto, Mel se encargó de que no lo fuera: prometió minutos tanto a él como a Josep -del filial- en los ocho partidos que restan.

El madrileño recupera para la cita de Albacete a Juan Cala y Ruiz de Galarreta. El primero formará en el centro de la defensa junto a Aythami, mientras que el segundo lo hará en el centro del campo, bien por la izquierda, como lo hizo en Granada o en Oviedo, o bien por el centro. Además, Momo tiene muchas opciones de volver al once. Los sacrificados con respecto a la última alineación serían Deivid, Fidel y Srnic. Toni Segura, que volverá a estar en la convocatoria, en principio estará en el banquillo.

En frente, el equipo de Ramis buscará, como hizo el Cádiz, aprovecharse de la inestabilidad amarilla. Sin Borja Herrera -ex de la UD- por sanción, el técnico tiene disponibles a todos sus mejores futbolistas, incluidos Febas, el director de la orquesta manchega, Bela, una bala por la izquierda, y Zozulia, el killer.

Es una prueba de salvación para Las Palmas. Un examen que pone en juego mucho más que cuestiones como el orgullo, el escudo o la profesionalidad. Se trata de no bajar a Segunda B.