Miguel Ángel Ramírez, presidente de la entidad amarillo, reflexionó sobre las críticas recibidas y el valor de la afición. "Los seguidores del Málaga dieron una lección magistral el pasado sábado. Yo he escuchado a esa afición gritar al presidente. He estado en Valencia y también he escuchado pitos a la directiva y al técnico Marcelino. La UD Las Palmas no es Ramírez, ni jugadores, ni siquiera la afición. Lo importante es la Unión Deportiva Las Palmas, y está por encima de todo. Cíclicamente engrandecen a la entidad. Que alguien se cabree conmigo porque los futbolistas no aciertan o el árbitro se equivoque; no es justo. Pero acepto la crítica y seguiré siendo presidente del club hasta el último día que deje de serlo", aseguró en la rueda de prensa de balance del curso 2018-19.

Calificó de "ventajista" pensar que con Jiménez se hubiese conquistado el ascenso. "Con Manolo Jiménez podríamos conseguido el ascenso, el play off o el descenso. Por supuesto que me arrepiento de esa destitución. Si tomamos decisiones es porque tenemos argumentos suficientes. No tengo enemistad con Manolo o Paco Herrera. Soy copartícipe de que ellos vinieran como entrenador también, al igual que ahora con Mel". Asume ser "el máximo responsable de que la UD Las Palmas no esté ahora en Primera (...) A mí no me pertenece la marca y significado de la UD. No me pertenece los colores y el escudo. A mí solo me pertenece la mayoría de acciones en la UD Las Palmas. Tengo que entender que se pidan cuentas, que se me critique y pidan responsabilidades. Si yo quiero irme mañana me puedo ir. Me pueden pedir que me vaya, pero la decisión es exclusivamente mía".

Se traza como principal desafío, recuperar el calor de la grada. "La afición me preocupa y mucho. No puedo subrogar mi responsabilidad en nadie. Soy el máximo responsable en todo. Tendría que venir alguien para negociar la compra y no hemos mantenido reunión alguna con un comprador. Pero no me puedo ir del club por mucho que me griten. Tengo que asumir que lo hemos hecho muy mal en las dos temporadas últimas. Tenemos que agudizar el ingenio y reconquistar a los aficionados que dan la vida por la UD. No me cabrea que la afición no me respete como máximo accionista. Tengo que trabajar para que no me vuelvan a gritar, tenemos que interactuar. No hay otra fórmula".

En relación a la supervivencia del grupo Ultra Naciente, le trasladó su máxima estima. "Los respeto. Llevan más años como organización que yo como presidente. El cabreo lo entiendo y respeto, pero no siempre tienen que estar de acuerdo con la gestión del club. Si están ahora en desacuerdo, tengo que respetarlo. En otros clubes erradican a ese tipo de peñas. No le permiten su abono y ya está. No es el caso. El cabreo de Ultra Naciente es porque está en desacuerdo con la temporada. Pero acaba el año. Tenemos que hablar y empezar una nueva temporada con ilusión. Otra cosa es que el sector de Naciente no siga; porque si no paramos ya nunca se hará esa grada. Quizá tengan que irse a otra ubicación".