Solo unas horas después del anuncio del presidente Miguel Ángel Ramírez de que Juan Cala ya no forma parte del proyecto de Pepe Mel, el marcador central de 29 años desmenuza las razones de su adiós. Aporta varias claves de interés para el futuro amarillo. Deja 30 partidos, un gol y un rendimiento destacado en el primer tramo del campeonato, que le convirtió en indiscutible con Manolo Jiménez -su gran avalista- y Paco Herrera. "Claro que perdono dinero", desvela.

¿Cómo ha pasado de querer quedarse en la UD a desvincularse tan sólo unos días después?

Es fácil. Así como dije que me quería quedar, también comenté que los contratos están para cumplirlos y respetarlos. Unos días más tarde nos reunimos el presidente y yo y analizamos la situación. Ha habido una bajada del tope salarial muy gorda y la UD debe ajustarse a un nuevo presupuesto. Ante esa tesitura llegamos a un acuerdo. La mejor decisión era no ser una carga para el club y resolverlo cuanto antes para que Las Palmas pudiera buscar tranquilamente las alternativas.

¿Quién llama a quién, el presidente a usted o usted al presidente?

Es una conversación entre dos personas. El director deportivo y el secretario técnico nos comunicaron a todos los jugadores la nueva situación salarial y a partir de ahí quedamos en tener una reunión y luego me reuní personalmente con el presidente. Desde mi llegada la relación con el presidente ha sido espectacular. Nos hemos dicho de todo mirándonos a los ojos porque nos respetábamos y él ha valorado mucho que yo quisiese ayudar. Tardamos 10 minutos en llegar a un acuerdo correcto y justo para ambas partes.

¿Cuáles son los principios de ese acuerdo?

El acuerdo está acogido a una cláusula de confidencialidad, pero le puedo decir que salvaguarda los intereses de Las Palmas porque le he dado todas las facilidades del mundo. Como he dicho, no quiero ser ninguna carga para ningún club y menos para Las Palmas, que me ha tratado muy bien desde que llegué.

¿Perdona dinero?

Por supuesto, claro que tienes que perdonar. Es imposible que Las Palmas pueda asumir los dos años de contrato si el jugador está aquí. Es un acuerdo muy bueno para ellos. Incluso hay algún caso en el que no me tienen que pagar nada. Sinceramente, lo he hecho más por sentimiento que porque es de bien nacido ser agradecido.

¿Cree que sus palabras en la sala de prensa cuando dijo que el club había cometido un error al destituir a Manolo Jiménez o al haber apostado todo al ascenso en un año, han precipitado su marcha?

Yo creo que no. De hecho, la propuesta del club era realizar un ajuste salarial a cambio de más años. Al revés. Después de mi rueda de prensa tuvimos una conversación en El Hornillo en la que él valoraba mucho que las personas no se escondieran a la hora de dar opiniones. Además, ya se lo había dicho a la cara. Es inviable echar a un jugador por una rueda de prensa y menos cuando no dije nada ofensivo para el club, sino sólo mi opinión.

Para Ramírez la continuidad de Jiménez no garantizaba nada, sin embargo usted dijo que con Jiménez el equipo habría subido. ¿Por qué?

Yo tengo que confiar en Manolo porque lo he vivido en otros equipos y me ha demostrado con sus éxitos que confiando en él, va bien. No lo dije pensando sólo en Las Palmas, sino basándome en la experiencia que yo he tenido con él. Siempre ha sido positiva.

Desde el primer día se dijo desde el club, el cuerpo técnico y vestuario que los ascensos se consiguen en mayo y junio. ¿Fue, por tanto, una incongruencia echar a Jiménez en noviembre?

Claro. El error se produjo en el reto. El primer error fueron las prisas por volver a Primera. Ese fue el principal y eso provocó una serie de errores continuados. Cualquier puesto ya no nos valía. Íbamos cuartos o quintos y era insuficiente. Si se hubiese afrontado la temporada de forma diferente en el inicio, habría sido diferente. Es muy difícil subir. Quien conoce la Segunda División sabe que equipos que van décimos acaban sextos y ascienden, o que otros que van primeros quedan sextos. Aquí se ha pecado de impaciencia.

Usted vino a petición de Jiménez. ¿Cómo era su relación con Pepe Mel, con el que empezó a jugar menos?

Cuando Pepe llega, yo estoy sancionado por expulsión. El equipo gana en Riazor y le da continuidad hasta que perdemos en casa [contra el Mallorca] y ya vuelvo al once. En Granada hacemos un gran partido, logramos empatar y me da continuidad a mí, pero luego volví a estar sancionado por acumulación de amonestaciones. La relación con Pepe Mel está directamente relacionada con mi situación personal de los últimos tres meses. Justo con la llegada de Pepe, mi mujer ingresa en el hospital por un embarazo de riesgo y después nace mi hija de manera muy prematura. De hecho, todavía está en el Materno y por eso sigo en la Isla. Es normal bajar el nivel y no estar del todo vivo en los entrenamientos, es imposible. Y luego tuve una lesión (en Albacete) provocada yo creo por esos problemas personales.

¿Cuántas llamadas de otros clubes ha recibido desde que Ramírez anunció que no sigue?

Unas cuantas. A mí me cogió por sorpresa. No me esperaba que lo dijese en la rueda de prensa.

Decía que existe una posibilidad de que a Las Palmas no le cueste dinero su salida. ¿Entiendo que es porque tiene una oferta de Primera, y más en concreto del Getafe?

Bueno, puede ser. No hay nada concreto. No voy a tener prisa por decidirme porque pueden salir muchas cosas. Hay intereses de otros equipos y ahora intentaré avanzar con alguno de ellos para concretar algo y cuando me convenza algún proyecto firmaré. No tengo una fecha determinada.

¿De Segunda División ha recibido alguna?

Sí, es normal. Este año he jugado en Segunda División y claro que hay intereses.

¿Cuál es su deseo?

Mi deseo es volver a la Primera División, como el de todo jugador, pero bueno, tampoco hemos hecho una buena temporada y es complicado. Hay que encontrar un equilibrio entre el proyecto familiar y deportivo para ser feliz.

Por su experiencia de un años en el club. ¿Qué consejo le daría a la UD Las Palmas?

El consejo primordial que yo le doy a la UD Las Palmas es que se arregle la fractura social que existe entre la afición y el club. A partir de ahí se erradican todos los problemas. No se puede competir por el ascenso sin que la afición esté convencida. Lo que me gustaría realmente es venir como visitante en un futuro y ver esa comunión entre el equipo y la afición. No sé qué se tiene que arreglar ni cuando ni cómo, pero si se soluciona esa fractura social las cosas empezarán a ir mejor.

¿Cree que hacer un giro radical y tirar de la cantera es bueno para tratar de lograr el ascenso?

Bueno, el objetivo ahora no es ascender, es permanecer. Hay buenos jugadores, pero tienen que demostrar en Segunda División que se puede confiar en ellos. Nunca se sabe. A día de hoy es casi imposible adivinar cuál será el primer once que saque Pepe en la primera jornada porque va a haber muchas idas y venidas porque es normal por el reajuste. Será un verano largo entiendo.