El matrimonio que une a Rubén Castro con la Unión Deportiva pasa por un momento en el que ambas partes están condenadas a entenderse. En toda pareja que se precie hay baches en la relación, pero en la del delantero y la entidad amarilla prima el amor que se profesan por los dos lados y el deseo de permanencia. Eso sí, no a cualquier precio.

"Es un crack y queremos que se quede aquí". Desde el club la idea es clara con su pichichi y no cesan los elogios hacia la figura de El Moña. Ya el presidente Miguel Ángel Ramírez expresó la semana pasada durante una entrevista telemática que quiere que "se quede", pero siendo "pacientes", ya que el jugador se encuentra en el mercado como agente libre y tienen que desgranarse las posibles ofertas que tenga el jugador y por el montante que se muevan las mismas.

Los más de 250 goles de Rubén durante sus 20 años de trayectoria no son moco de pavo y el cartel que tiene el isletero todavía es el de un killer del área. Sin ir más lejos, la última campaña fue el máximo artillero de la UD con 15 goles en 21 partidos como titular -diez de ellos en los once últimos encuentros tras el parón liguero por la pandemia-. Equipos como el Zaragoza y el Mallorca han tocado en la puerta del jugador para sondear su situación y de momento se encuentran a la espera de que la temporada concluya y se aclare todo el mercado.

Pero en ese baile de cifras, Castro ya cuenta a su favor con los 300.000 euros que le debe pagar Las Palmas por haber ejecutado la cláusula de salida con la que contaba el contrato del jugador para liberarse de sus servicios -se hizo efectiva el 31 de julio- y que anulaba el año de relación que todavía restaba por cumplir.

Un movimiento estratégico que decidió llevar a cabo la UD para ahorrarse una ficha anual que rondaba los 800.000 euros y que tomando en cuenta esta cifra ya la entidad le presentó una oferta a El Moña con una rebaja del 50% -400.000 euros- para que continúe la próxima temporada vistiendo la camiseta con la que debutó en el fútbol profesional.

Agente libre

Mientras tanto, Rubén en su condición de agente libre se encuentra en el sur de la Isla llevando su particular puesta a punto y no perder la condición física excelente con la que acabó la pasada temporada y estar así a disposición de Pepe Mel si finalmente las dos partes llegan a buen puerto.

Porque además, hay que tener en cuenta que el técnico madrileño estaría encantando con la presencia del 7 amarillo entre su ejército para encarar el curso que arranca el 12 de septiembre. La relación entre delantero y entrenador es idónea después de tantos años coincidiendo en Rayo Vallecano, Real Betis y ahora UD.

Además, ambos están representados por la misma agencia -Bahía Internacional-, lo que se antoja favorable a la hora de la negociación. A pesar de que desde el entorno del jugador y agencia ya expresaran su análisis de la situación. "Él está feliz en la UD y en su tierra, quiere volver pero jamás a cualquier precio. El futuro de Rubén se resolverá en las próximas fechas, Ramírez es un grandísimo negociador", sentencian.

Incluso el planteamiento que tienen desde la dirección deportiva del club es que Rubén ejerza de puente a los jóvenes valores del equipo y traslade toda la sabiduría que ha adquirido en los terrenos de juego durante las dos décadas que lleva perforando las redes y ejerza el mismo papel que hizo Orlando Suárez en su día cuando El Moña comenzaba a dar sus primeros pasos hasta convertirse en el pichichi de Segunda en el 2004.

De momento la delantera de Las Palmas es un solar y Mel solo cuenta con delanteros puros en esta pretemporada con los repatriados Edu Espiau -cedido en la 2019-20 en el Villarreal B- y con Sergio Araujo -a préstamo con el AEK de Atenas en el segundo tramo liguero del pasado curso-, que es uno de los ocho jugadores que están en la lista que el club maneja para darles salida.