Desconexión fatal de la UD Las Palmas

Tanto es así que en el primer ataque del Almería de la segunda parte, lleno de facilidades concedidas por el cuadro isleño, el delantero volvió a marcar, con el añadido de que lo hizo a puerta vacía. En dos chispazos, partido resuelto. Aún así, el destino brindaría a la UD una nueva oportunidad en forma de desconcierto en la zaga rojiblanca, y del que se beneficio Rafa Mujica para acortar distancias con su primer gol como amarillo. Sin embargo, el destino de Las Palmas en la ciudad andaluza estaba marcado por la fatalidad: otro evasión, traducida en este caso en un fallo de marcaje terrorífico, permitió a Akieme recuperar la ventaja de dos tanto sólo un minuto después.

Era el equipo del jeque Turki Al-Sheikh y la derrota figuraba como una posibilidad nada extraña, pero la UD enseñó el camino y luego lo torpedeó, por lo que no cabía otra opción que perder. La tercera derrota consecutiva devuelve a los amarillos al lugar del que habían escapado después de ilusionar a todos, hasta a ellos mismos, con algo grande. La tierra de nadie es el sitio. De las pocas noticias buenas que dejó la contienda fue la irrupción del delantero incorporado en el mercado invernal, que fue el mejor tanto en el juego como en el sacrificio, y que atisba un futuro esperanzador al que contribuirá también el paulatino regreso de jugadores que hacen al equipo mucho mejor.

Cardona, Fabio, Aridai...

Las ocho bajas con las que aterrizaba la UD en Almería obligaban a Pepe Mel a realizar cambios, pero el técnico se guardó también alguna sorpresa. Las principales, la presencia de Cardona, Fabio y Aridai on el 'once', pero también el cambio de dibujo de un 4-4-2 a un 4-1-4-1, con Araujo por la izquierda y Rafa Mujica, que estrenaba titularidad, en la punta del ataque. José Gomes, por su parte, sólo contaba con una baja, pero la más importante porque perdía a un jugador con once goles en su haber: Umar Sadiq. Apostó por Juan Villar, que no había marcado en las 24 jornadas anteriores y vino a estrenarse contra Las Palmas al filo del descanso al transformar un penalti.

La pena máxima dejó en estéril el buen trabajo del cuadro amarillo en la primera parte, porque hasta el instante en que Javi Castellano contactó levísimamente con el cuerpo de Lazo había vivido bien, sin sufrir en exceso y con cierta facilidad para llegar al área contraria. Y eso, ante un equipo tan poderoso como el blanquiazul, estaba bien. Pero los errores que comete la UD le penalizan mucho y si bien González Esteban pudo haber considerado que el atacante tenía más ganas de tirarse que el gemelo de derribarle, Dani Castellano y Araujo podrían haber hecho más por evitar que el lateral Balliu entrara hasta el fondo por la derecha antes de poner el balón hacia atrás para la llegada de su compañero.

Antes, Las Palmas había movido bien el balón, con excesiva lentitud a menudo, pero también con el criterio casi siempre bueno de Sergio Ruiz. Araujo y el cántabro probaron fortuna desde lejos, pero el disparo del primero lo desvió un defensa a córner aunque el árbitro no lo vio y el del segundo fue directo a las manos de Makaridze. El Almería, que llegaba como el equipo de Segunda con más posesión media (57.8%), vio cómo la UD le quitó la pelota más de lo que quería. No probó a Valles hasta pasada la media hora, cuando el sevillano paró en dos tiempo un tiro de lazo con la zurda (32').

Las Palmas marca y recibe el tercero al minuto; Pepe Mel, errático en el planteamiento

Minutos después llegaría la mejor ocasión amarilla, originada tras un gran pase en largo de Cardona, que demostró dominar esa faceta. Varias veces puso el balón de lado a lado para buscar la sorpresa y la encontró cuando Ale Díez lo controló en el área y tiró con la zurda, pero el peligro aparente se diluyó por el desvío de un defensa (36'). Luego, Aridai, inédito hasta entonces, estuvo en disposición de disparar mucho mejor de lo que lo hizo, pero desperdició una buena oportunidad (38').

Momento fatal

Los minutos de dominio canario dieron paso al momento fatal, que estuvo precedido por un golpeo en semifallo de Lazo que se convirtió en una vaselina perfecta de nos ser porque el balón se fue rozando el poste derecho para alivio del portero, que había dudado en la salida (41'). El lado izquierdo de la UD era un coladero para el Almería, que encontró el penalti en el añadido. Juan Villar se desquitó de su negación ante el gol con un buen zapatazo arriba. No se quedó ahí.

Porque nada más comenzar la segunda parte, con una UD que parecía haber salido del vestuario como derrotada, marcó el segundo a puerta vacía tras una jugada, otra vez, por el lado derecho del ataque de su equipo. Nadie acudió a taponar la subida del lateral, Dani Castellano dejó libre su zona y los buenos movimientos de los jugadores almerienses hicieron el resto (48'). La sensación de desconexión e impotencia de Las Palmas era patente, pero el destino iba a darle una oportunidad de reengacharse.

Un balón despejado por Makaridze hacia el centro lo cabeceó Javi Castellano tras una buena anticipación y le cayó a Rafa Mujica en medio del desconcierto de la defensa local, descolocada e incapaz de detener al delantero grancanario: se estrenó como goleador amarillo con un gran tiro cruzado con la zurda (53').

Un favor desagradecido, porque la UD regaló el tercer gol en la jugada siguiente, un minuto después.

Con seis jugadores amarillos dentro de su propio área, Akieme, el lateral izquierdo, remató solo en la cara de Valles, en medio de Álex Suárez y Ale Díez, que se culparon el uno al otro. Ahí, definitivamente, se acabó el partido.

Quedaba todavía más de media hora, pero ni la entrada inmediata de Pejiño y Benito por Fabio y Aridai cambió el desenlace. Lo que pudo haber sucedido fue algún tanto más del Almería si no hubiera sido porque Ramazani y Corpas fallaron tres ocasiones muy claras para aumentar la ventaja, o el segundo de Las Palmas, de no haber sido porque el VAR montó un nuevo sainete.

Álex Suárez remató de cabeza tras un saque se falta de Pejiño por la izquierda y marcó y el juez de línea señaló fuera de juego posicional de Cardona, pero Pérez Pallás, sentado en Madrid con mil pantallas delante, fue incapaz de ver que el argentino no intervino para nada en la jugada (84'). Daba igual, porque la UD ya se había condenado ella sola.