Una mañana limpia, de cielo azul y ánimo cálido iluminaba la capital grancanaria el 23 de abril. Un Día del Libro que suele pasar sin pena ni gloria por estos lares y que, de repente, reunió a un puñado de acólitos a la lectura entrelazados por una unión inquebrantable: el recuerdo del escritor de novela negra Alexis Ravelo