Por tercera vez en los últimos seis años, Coalición Canaria vuelve a presentar en las Cortes una nueva Proposición de Ley de Delimitación de los Espacios Marítimos de Canarias, cuya toma en consideración será debatida el martes en el Congreso. En más de cuarenta ocasiones los diputados y senadores canarios hemos presentado iniciativas para que, de una vez, se reconozca a Canarias como un todo, como un auténtico archipiélago, como un espacio marítimo y terrestre único, y no como el mero enunciado de la suma de siete islas (ocho con La Graciosa) y nueve islotes o roques.

Cuando en Canarias hablamos de aguas interinsulares usamos un concepto semántico, pero no jurídico, porque en la realidad son aguas internacionales. En realidad, somos islas respecto al continente, pero también islas "aisladas" entre sí. No constituimos jurídicamente un archipiélago. Y esa falla hay que corregirla.

Es todo un absurdo histórico, geográfico y político el que -avanzando el siglo XXI- todavía Canarias no sea reconocida nacional e internacionalmente como un archipiélago auténtico, sino como una serie de piezas desperdigadas en el Atlántico.

No todo el mundo es consciente de que son aguas internacionales los espacios entre las islas canarias, sobre los que tenemos muy escaso control, en unos tiempos en los que crece la amenaza medioambiental por vertidos o pesca abusiva, aumenta la inseguridad por el tráfico clandestino de personas, drogas y armas y el terrorismo global se extiende.

No es admisible que a estas altura de la historia Canarias y España carezcan de auténtica soberanía sobre las aguas interiores de Canarias, que forman parte de nuestro propia comunidad tanto como las lagunas, las montañas o los espacios naturales del territorio continental.

Nuestra reivindicación histórica está cargada de razones y de sentido común. Y por ello nadie la niega o contradice en Madrid; pero lo cierto es que los sucesivos gobiernos nunca la hacen prosperar porque no está en la lista de sus prioridades. Lo que para Canarias es esencial para ellos es secundario. Y contra ese pasotismo de siglos Coalición Canaria comenzó hace tiempo a rebelarse y seguirá haciéndolo. Fue el senador Victoriano Ríos el que más ha empujado históricamente para que este despropósito deje de existir. Y lo conseguiremos algún día, seguro. Cuando la administración y la diplomacia española dediquen la décima parte del esfuerzo empleado sobre el islote Perejil o la centésima parte del aplicado a Gibraltar, lograremos el reconocimiento que Canarias merece.

Nuestro propósito es sencillo y se expresa en un proyecto de ley de pocas líneas, un único artículo con tres apartados:

"1.- La delimitación de los espacios marítimos de Canarias se define por el perímetro comprendido entre los puntos extremos más salientes de las islas e islotes que integran, según su Estatuto de Autonomía, la Comunidad Autónoma de Canarias. Para la determinación de dicho espacio se trazará un polígono de líneas de base rectas, cuyos vértices se corresponderán con los puntos más salientes y extremos de las islas e islotes, tal como se establece en el Anexo de esta Ley.

2.- Las aguas interinsulares serán aquellas que quedan encerradas dentro del perímetro configurado en el punto anterior.

3.- Los demás espacios marítimos reconocidos internacionalmente serán contados a partir de las líneas de base rectas que configuran el perímetro archipielágico".

Algunos países ya se han adelantado en el reconocimiento de las aguas interiores de sus archipiélagos: Australia (Islas Houtman), Portugal (Azores y Madeira), Dinamarca (Islas Feroe), Noruega (Islas Spitzberg) y Ecuador (Islas Galápagos). Es hora ya de que España ponga fin a este absurdo. Esas aguas deben ser propias. Y sólo con el empuje de los canarios podremos lograrlo.

(*) PORTAVOZ DE COALICIÓN CANARIA EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS