20A Canarias

Los costes y beneficios del turismo en Canarias

El turismo no es el culpable de la alta tasa de pobreza relativa, ni de la brecha en el bienestar per cápita medido en términos de PIB, entre Canarias y la media española u otras regiones de España, hay muchas razones como la baja vertebración productiva local y la relativa poca innovación e inversión en investigación y desarrollo

Turistas pueblan Playa del Inglés durante la recién finalizada temporada alta.

Turistas pueblan Playa del Inglés durante la recién finalizada temporada alta. / ANDRÉS CRUZ

Carmelo León González

El turismo ha sido para Canarias una actividad económica transformadora, que explica el crecimiento en términos de bienestar, y la calidad de vida que en estos momentos disfruta la sociedad canaria. Sin embargo, a pesar de todos los aspectos positivos del turismo, que son claramente evidentes, y no necesitan ninguna defensa, también es cierto que el turismo tiene otras aristas no tan positivas: se trata de los efectos negativos del turismo, o los costes asociados al desarrollo turístico, que son palpables en cualquier región que apueste por el turismo como industria principal.

En primer lugar, en el balance de los beneficios y costes del turismo, se deben observar los aspectos que suponen unos costes directos de la actividad económica del turismo, y que han de ser detraídos de los ingresos turísticos, como los costes de aprovisionamiento de materias y suministros externos para la prestación de los servicios. Estos costes suponen una reducción del bienestar de una región si han de ser importados del exterior. Es lo que se conoce como las fugas por importaciones. Cuanto menor sea la disponibilidad que tenga una región, o destino, para proveer todos los insumos necesarios para el funcionamiento de la actividad turística, menores serán los impactos positivos en términos de renta y bienestar en la región recipiente de los ingresos turísticos.

En Canarias, debido a que no tenemos una actividad económica diversificada y competitiva, tenemos que importar una parte importante de los insumos necesarios para la actividad turística, por lo que los impactos positivos del turismo son menores que en otras regiones con un tejido productivo más diverso y eficiente. Además, los impactos del turismo serán mayores cuanto mayor sea la capacidad de engranar el sistema turístico con el resto del sistema económico, a través de los conocidos efectos multiplicadores, que permiten encadenar rondas sucesivas de gasto entre actividades económicas y la ciudadanía.

Mercado

En segundo lugar, hay que tener en cuenta también la estructura del mercado de intermediación turística, pues cuando más concentrado esté en unos pocos operadores, los proveedores de servicios locales recibirán unos precios que serán más inferiores a los que podrían recibir de una demanda de servicios más competitiva. Es lo que se atribuye al poder de la intermediación, o de los touroperadores, el cual ejerce a la baja en los precios recibidos por la venta de servicios de alojamiento, o similares, y que se puede trasladar a los salarios de los trabajadores. En Canarias, aún tenemos una alta dependencia de la touroperación concentrada, pues casi el 50% de nuestros turistas viajan a Canarias con esta modalidad de contratación, y los que no lo hacen así, contratan a través de los grandes operadores de la red, que también presentan una alta concentración.

En tercer lugar, para aprovechar al máximo los beneficios de turismo, se necesita disponer de una alta capacitación de la fuerza laboral, que sea capaz de atender las demandas de puestos de trabajo que la actividad turística requiere en cada momento de su devenir histórico. En Canarias, nos hemos visto en la necesidad de importar mano de obra para satisfacer las necesidades de la producción turística, cuando nuestra tasa de desempleo estructural ha sido siempre, y continúa siendo, mucho mayor que la media española o la europea. Esto refleja, una incapacidad del sistema educativo, en todos sus niveles, para proporcionar las capacidades necesarias de la fuerza de trabajo que requiere el turismo en Canarias. El resultado es una lacra para poder reducir la tasa de desempleo a niveles comparables con otras regiones más dinámicas, y que tienen un sistema educativo más eficaz e integrado con el sistema productivo.

Impacto

Por tanto, si nos fijamos en el Producto Interior Bruto y en el empleo generado por el turismo en Canarias, es evidente que abultan cifras muy significativas, y que están teniendo un impacto muy positivo en la ciudadanía y en bienestar de los canarios. Pero cuando se observa que los salarios en Canarias van por detrás de la media española, y que además conviven con una elevada tasa de pobreza o exclusión social, la realidad es que el turismo está haciendo mucho para que la situación no sea aún peor. Pero podría ser bastante mejor, si nuestra economía fuese capaz de proveer más servicios a los turistas desde otros sectores productivos, y además fuese capaz de emplear a la población canaria en paro a través de la inserción laboral y la cualificación adecuada.

En el lado de los costes del turismo, existen otros costes que no son tan evidentes como los comentados anteriormente. Se trata de los costes sociales y ambientales que muchas veces no son reflejados adecuadamente en los precios de mercado. Por ejemplo, la destrucción de los espacios naturales representa un coste si la actividad turística no se gestiona adecuadamente para que preserven los valores que son atractivos para los turistas, y que además contribuyen al bienestar de la población local. Esta gestión requiere el control de los flujos, los usos y los volúmenes de turistas, de modo que los impactos se minimicen o sean compatibles con la preservación. En el caso de los impactos sociales, el turismo puede generar transformaciones culturales o daños al patrimonio cultural de la población residente, de nuevo, si no se controlan los usos y el disfrute de estos activos.

Dos viajeras en un aeropuerto de la isla de Tenerife

Dos viajeras en un aeropuerto de la isla de Tenerife / LP/DLP

Pero un aspecto que está en el interfaz de los costes sociales y ambientales del turismo es la competencia entre turistas y residentes por los recursos escasos de la región de destino. Esto ocurre por ejemplo con los espacios naturales o las playas, donde la presencia excesiva de turistas puede perjudicar la posibilidad del uso y disfrute por los residentes. Y es precisamente lo que ocurre con la vivienda vacacional, como nuevo segmento turístico que busca insertar a la población turística en las zonas de población residente: se produce una competencia por un parque de viviendas que es limitado, y que está pensado y diseñado para la satisfacción de las necesidades de los residentes. La implicación es que la demanda de viviendas aumenta para ambos usos, el turístico y el residente, produciéndose un aumento de precios para los residentes, y/o una expulsión del mercado de las viviendas para residentes a favor de los pisos turísticos.

Regular y gestionar

En las situaciones en las que los usos turísticos y residentes compiten por recursos escasos del territorio o del ambiente del destino, es necesario regular y gestionar el mercado para que se garanticen los derechos de los residentes a disfrutar de una vivienda o del medio ambiente. Los costes generados en los residentes por no poder disfrutar de su patrimonio deben ser reducidos al nivel que la población del destino esté dispuesta a asumir, y en todo caso, han de ser compensados por los beneficios derivados por actividad turística.

La situación social de Canarias debe muchos de sus aspectos positivos al buen comportamiento de la actividad turística, con un balance de beneficios y costes claramente positivo, que a pesar de presentar algunos efectos indeseados o contraproducentes, se ha intentado, y se continúa intentando, gestionarlos adecuadamente. Canarias es un destino turístico muy competitivo, potente y excelente, cuyas características se apoyan, entre otros factores, en los esfuerzos realizados durante décadas en preservar nuestro patrimonio natural y cultural. Es cierto que hay necesidad de mejora, y que se debe avanzar en la gestión eficaz de los recursos naturales para preservarlos y que sigan siendo fuente de bienestar, sobre todo teniendo en cuenta las amenazas del cambio climático.

Factores estructurales

Pero el turismo de Canarias no es el culpable de la alta tasa de pobreza relativa, ni de la brecha en el bienestar per cápita medido en términos de Producto Interior Bruto, entre Canarias y la media española u otras regiones de España. En los últimos veinte años, esta brecha no ha parado de aumentar, lo cual es un dato significativo de la incapacidad de la economía canaria para generar bienestar al nivel que lo hacen otras regiones españolas y europeas.

En otras palabras, la ciudadanía de Canarias se ha hecho cada vez más pobre en relación que las regiones de sus entornos político y económico. Hay muchas razones para este desfase, pero no se le puede atribuir al turismo la culpa del mismo, al menos no solo al turismo, sino a otros factores estructurales de la socioeconomía de Canarias, que van desde la baja vertebración productiva local y la relativa poca innovación e inversión en investigación y desarrollo, hasta las falencias del sistema educativo y de la inserción laboral.

Suscríbete para seguir leyendo