Tirón de orejas a los políticos: "Si se sigue pensando en planificar el territorio en mandatos de cuatro años, vamos a continuar poniendo piche y semáforos"

Apenas 24 horas antes del inicio de la manifestación Canarias tiene un límite convocada por colectivos ecologistas y sociales contra el modelo de crecimiento económico basado únicamente en el turismo, Joaquín Mañoso y Juan Palop, arquitectos y urbanistas, pusieron negro sobre blanco en el Parlamento qué es Canarias: 500 endemismos, 150 millones de pernoctaciones turísticas y 2,2 millones de residentes. "Repensar" el urbanismo mirando al año 2070 es la única fórmula para conciliar las tres realidades y dejar de ser uno de los 40 puntos calientes del mundo que están al borde del colapso. Para ello, hay que poner las luces largas a 50 años vista. "Si la política sigue pensando en planificar en mandatos de cuatro años, vamos a continuar poniendo piche y semáforos", afirmó Palop. "No es cierto que Canarias tenga una deficiente planificación territorial, está todo planificado y lo que falta es una adecuada gestión porque hay un déficit de disciplina y control y no haberse preguntado por la eficiencia y la racionalidad en la gestión de los recursos", remachó Mañoso.

Estas y otras reflexiones escucharon los miembros de la Comisión parlamentaria sobre el reto demográfico y el equilibrio poblacional en Canarias en la primera sesión en la que los diputados retomaron sus trabajos tras haber quedado incompletos en la pasada legislatura.

La clase política, representada en los diputados de la comisión de estudio, tuvo que asumir ayer las críticas sobre su visión cortoplacista cuando la solución de los problemas demográficos a los que se enfrenta Canarias es a largo plazo y siempre y cuando se apueste por un urbanismo responsable.

Más que hacer hincapié en el reto demográfico o debatir sobre el equilibrio territorial, ambos expertos insistieron en que la solución pasa por la eficiente ocupación del territorio para que toda la población disfrute de la misma calidad de vida y servicios.

Como ejemplo, en la comisión parlamentaria se escuchó que las Islas no pueden competir como mercado de activos financieros, pues serían siempre superadas por Wal Street, pero sí como vendedoras de salud y bienestar. En esa tesitura, "construir para subir 20 plantas en un ascensor no constribuye a ese modelo".

Construir un futuro común

Para ambos expertos, las preguntas correctas que se deberían hacer los responsables políticos es en qué territorio se quiere vivir y si se cuenta con los recursos necesarios para ello. Si no es así, hay que planificar un modelo urbanístico acorde con los recursos que existen. Ni más ni menos.

"Si no piensas, te piensan" sentenció Palop, por lo que tanto él como Mañoso instaron a todas las fuerzas con representación parlamentaria, así como a los empresarios, sindicatos y sociedad civil organizada a pactar cómo se debe construir un futuro común en el que se tenga en cuenta el ciclo del agua, el aprovechamiento de los resuduos, la movilidad y la estrategia energética. No en vano, el Archipiélago ya ha activado tres situaciones de emergencia: la hídrica, la energética y la habitacional.

Canarias, debido al "turbodesarrollo" que ha tenido en los últimos 50 años, "es uno de los puntos del mundo donde la sobrepoblación pone en peligro la biodiversidad, no solo ambiental, sino humana", resumió Palop

El reto, por tanto, no es la capacidad de carga que tiene el territorio: "es no cargar más al territorio", resumió Palop. Una tesis que compartió Mañoso al defender que el concepto de capacidad de carga de un territorio "está desfasado, porque el efecto que puede tener una sociedad sobre él no es estático, es dinámico".

Para los dos arquitectos y urbanistas, desde la década de los 70 del pasado siglo en las Islas primero se han diseñado los proyectos urbanísticos y, después, "se ha preguntado a la naturaleza humana y ambiental", cuando debería ser al contrario. O lo que es lo mismo, "se ha disparado primero y se ha preguntado después".

De aquí al año 2070, los próximos gobiernos regionales deberían lograr que "las infraestructuras se transformen en paisaje y no que el paisaje se convierta en infraestructuras"en base a una planificación estratégica que tenga como base un modelo urbanístico sostenible, con un papel preponderante de la economía circular y en el que se incluya la eficiencia energética y la movilidad.

¿Y cómo se consigue ese cambio de chip? Pues no contruyendo nuevas viviendas sin contar con una parada de guagua a menos de 300 metros, pues eso afecta a la movilidad, o con un parque de una hectárea a menos de 500 metros. Tampoco hay que autorizar ni una cama turística nueva en una reserva de la biosfera sin preguntarse antes dónde van a alojarse los empleados.

La solución es la eficiente ocupación del territorio para garantizar igual calidad de vida de toda la ciudadanía

Otra de las paradojas puestas sobre la mesa de la comisión de estudio por parte de los arquitectos es el hecho de que algunas islas verdes quieran aspirar a ser una versión light del sur de Gran Canaria y Tenerife. Sin nombrarla, se señaló con el dedo a La Palma, pues se enfatizó en que algunos territorios apuesten por proyectos de campos de golf cuando deberáin ser la avanzadilla de la planificación basada en la naturaleza y la innovación.

Los planteamientos de ambos expertos fueron valorados por todos los portavoces del arco parlamentario que, con distintos matices, insistieron en que no hay que renunciar al actual modelo económico basado en el turismo, pero sí en la necesidad de replantearse la convivencia del mismo con un mayor respeto al territorio y a la biodiversidad.

Un modelo que apueste por la innovación, la economía del conocimiento, mejore la gestión de residuos y de los vertidos al mar y que el PSOE aprovechó para asegurar que en el mismo cabe la puesta en marcha de una ecotasa, pese a que en el anterior gobierno del pacto de las flores no apoyaron la propuesta de sus entonces socios de Sí Podemos Canarias.

No en vano, todos recordaron que el objetivo de la comisión es buscar un equilibrio dinámico entre el territorio, la sociedad, la calidad de vida y la economía.

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