En el escenario parece fácil. Un drag sale vestido de una manera y termina en modo Adán. A medida que avanza el espectáculo se desprende de sus atavíos. Pero, ¿cómo se consigue ese efecto? ¿Con velcro, con corchetes? Quizá normalmente sea así, pero a Nauzet Afonso se le ha ocurrido un nuevo y revolucionario sistema. "Mira", dice mostrando el mecanismo. "Puse en un lado dos rotuladores y en el otro, las tapas, así encajan a la perfección y, cuando llega el momento, el drag tira y la pieza sale limpiamente, sin que se enganche en nada". Este joven de 27 años, bigote vintage y ojos profundamente negros es de Jinámar. Desde chico ha corrido "detrás de las agujas" y ahora ha conseguido su "sueño", diseñar un traje para la Gala de la Reina y otro para una reinona, ambos para McDonald's y LA PROVINCIA / DLP.

Quedamos con él en su taller, en un antiguo colegio de su barrio que ha sido reconvertido en centro cultural. "Llego en diez minutos, que tuve que ir a comprar a El Kilo", nos anuncia. Y es que a escasos cuatro días del día de autos, la actividad es frenética. Nau, como le llama su gente es, en sí mismo, una empresa familiar. Su primo Cristo lo ha llevado en su Citroën a la tienda de telas y accesorios, y en la puerta está Aray, otro primo, de 12 años, que también pone su granito de arena. Ya en el interior, sin despegarse de las pistolas de silicona y los hilos, la madre, Ángela; la abuela Soledad, de 78 años; las tías, los amigos, como Muñe-K... Ah, y Shirma, la perra de Nauzet, que es "el ser vivo" que siempre está con él.

Huele a pintura y todos van y vienen como en una coreografía en la que él marca el ritmo. Se oyen risas y se notan complicidades y, de vez en cuando, salta un "¡Ay!", cuando alguno se quema con la silicona, que, por cierto, es la reina del atelier. "Lo pega todo", confiesa el creador, mientras le dice a su primo pequeño "no, gracias", al ofrecimiento de unas papas Ruffles onduladas sabor jamón serrano, que Aray va rulando entre los miembros del equipo para matar el gusanillo en medio del trabajo.

Nau lleva muchos meses preparándose para la gala del viernes. Su inspiración viene casi siempre por la noche. "Mi cuerpo quiere dormir, pero mi cabeza no, por eso me acuesto con una libreta en la mesilla, porque me viene la idea y no quiero que se me olvide", revela. El boceto es la primera aproximación, luego, el traje cobra vida propia. Son muchas las sensaciones y las personas que le dan forma, siempre bajo la mirada de Afonso, atento a cada detalle. Una vez que ha perfilado el diseño, toca hacer acopio de los materiales. Estrás, plumas, purpurina, lentejuelas y tela. No salga de casa sin ellos. Turquía se ha convertido en la meca de la materia prima de estas creaciones, por los precios y por la variedad. "¿Tú sabes El Corte Inglés? Pues igual, pero solo de estas cosas", asegura, con un trozo de tela entre las manos.

Nauzet está por encima de tensiones o rivalidades, quiere ser innovador y sabe que su vestido será "distinto". Para él, una propuesta de este tipo debe tener tres características: originalidad, brillo y colores carnavaleros. Color, dice, mirando a los ojos, convencido de que eso es lo que diferencia a esta fiesta de otras.

Además de su familia, cuenta con un equipo con el que lleva trabajando ocho años. Cada uno cuida un detalle, desde la peluquería hasta la logística. Y luego está el 50%, que es Virginia Álamo, la candidata, ella es fundamental para Nau. "Está implicadísima, estuvo hasta pegando piezas el otro día hasta las dos de la madrugada. Es bailarina profesional... Ella es el traje, ella lo va a defender sobre el escenario", argumenta el diseñador, que estudió arte dramático y ya ha obtenido varios premios con creaciones para los drag.

Colgados en la estructura del vestido hay dos rosarios. "Los trajo mi madre, uno de Teror y otro de Santa Rita... Ya no le quedan santos a los que rezar", dice Nau, con una sonrisa. Lo cierto es que cuando uno sale de su taller se va convencido de que su fantasía no es de tela, ni de estrás... sino que está confeccionada de cariño molido.