Lo que en principio parecía un monumental asadero de sardinas a ojos de los miles de foráneos que hacían la digestión de sus prematuras cenas, era en realidad la forzosa incineración de la Sardina del Carnaval, clupeido que estiró la aleta mientras se celebraba el concierto de 40 Principales en Playa del Inglés, al punto que mientras en la arena se bailaba el chunda chunda, unas avenidas más arriba lucía antes del atardecer el tenebroso cortejo fúnebre preparado para el rito de la quema.

A falta de autopsia, y con la liquidación del cadáver con carácter de urgencia debido a las altas temperaturas que ayer reinaban en la costa sureña, las autoridades le dieron liso sin mayor contemplaciones, lo que provocó en viudas y deudos, y sobre todo acreedores, una fuerte consternación en varios idiomas que se vino arriba a medida que el personal sanitario intentaba paliar el dolor con güisquis, rones y otros medicamentos.

Eso fue poco más allá de las ocho de la noche, cuando el chófer de la funeraria puso primera, -marcha que no soltaría en todo el recorrido-, y enfiló desde el Centro Insular de Turismo por la avenida Alféreces Provisionales para alongar hasta el Anexo II, donde tuvo lugar el crematorio.

"Si bien es cierto que daba la lata", expresaba una señora de luto con un liguero colgando de la oreja, "a mí me ponía en escabeche", sin que el resto de las declaraciones puedan ser transcritas sin violar el más elemental código deontológico de la prensa escrita. Tras este lamentable suceso se suspende el Carnaval Maspalomas 2016.