Drag Sethlas se lleva el apoyo unánime de las miles de personas que ayer disfrutaron de la Gran Cabalgata del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Nadie le dio la espalda a su paso ni le gritó cosas feas desde la acera o las ventanas de los edificios. Bueno, sí. Un señor se dio la vuelta en un balcón y otro dio la nota al levantar sus dedos más de la cuenta, molesto por la parodia de Cristo y la Virgen María con la que Borja Casillas ha ganado la Gala Drag de La eterna primavera. Asistieron al desfile 160.000 personas, según la organización.

El exabrupto ocurrió un poco más allá de la Plaza de La Feria, nada más arrancar la Cabalgata, pero pasó desapercibido ante la ovación general: en apenas media hora estaba claro que todos estaban con Sethlas. "Con dos cojones", gritaba Ramón. "Guapo, campeón, bravo, Borja estamos contigo", continuó la multitud jaleando a Casillas, que no paró de agradecer los aplausos, lanzar besos y repartir corazones dibujados en el aire. Con una mano saludaba y la otra se agarraba la corona de espinas, único detalle religioso que sobresalía entre la capa de plumas y las enormes plataformas. Iba como dijo que iría, sin miedos ni temores, arropado por sus cuatro damas de honor: Drag La Tullida, Orion, Íkaro y Vulcano.

El séquito de reinonas, eso sí, estuvo custodiado las tres horas de trayecto por cuatro policías nacionales, con relevo incluido a mitad de camino, así como agentes encubiertos para garantizar una seguridad que no se vio comprometida en ningún momento, más bien al contrario. Todos se paraban para fotografiar a Sethlas porque a esas alturas de la tarde había triunfado la diversión, con cánticos del tipo "la risa no es pecado".

La delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, se acercó a saludar a los agentes y explicó que las medidas de seguridad se debían a la "innegable polémica" suscitada. El Obispado de Canarias ha tachado de blasfema la actuación de Sethlas y la Asociación de Abogados Cristianos ha denunciado en Fiscalía al ganador de la Gala por un delito de ofensa a los sentimientos religiosos.

Una de las mayores ovaciones la brindó el balcón del número 240 de León y Castillo, donde una familia entera estalló en aplausos al paso de los drag. Un poco más adelante, a la altura del restaurante Churchill, las mujeres silbaban de alegría con grandes copas de ginebra en las manos. Luego, en las inmediaciones de la Iglesia del Pino, otro señor hizo una peineta. El gesto fue capturado por un fotoperiodista, pero la policía le obligó a borrar la imagen. ¿El motivo? El propio autor de la ofensa se quejó a los agentes al verse sorprendido en su actitud. Así fueron las incidencias que dejó la Cabalgata tras la controversia religiosa de esta semana, pequeñas salidas de tono irrelevantes ante la marea festiva que respaldaba al triunfador de la Gala Drag y de la Cabalgata.

"Esta es una ciudad muy tolerante y respetuosa en la que vivimos en libertad. Cabemos todos, los que apoyan a los drag y los que apoyan a la Iglesia", declaró la concejala responsable de las fiestas, Inmaculada Medina, satisfecha por el éxito de público. Medina, igual que el director artístico del Carnaval, Israel Reyes, estuvieron siempre pendientes de Sethlas y su séquito. También se acercó a saludar el edil Sergio Millares, cerveza en mano y reconvertido en un viejo hippie llegado de San Francisco.

Entre el público, los gritos de Águeda González destacaron sobre el resto. "Me siento identificada con la libertad de expresión. Todo esto se ha sacado de quicio. Estamos en carnavales y todo se debe permitir", responde González al ser preguntada por qué llamaba a Sethlas "guapo" con tanto ímpetu. Ramón, el que le gritó aquello de "con dos cojones", tampoco se queda corto. "Me parece absurdo que a estas alturas todavía haya gente que vive en el pasado y no entienda que esto es un espectáculo transgresor por naturaleza. Es tremendo el pollo que se ha montado por algo que es solo diversión", añade este ciudadano. Angie, en cambio, confiesa que no le gustó el uso de la Cruz. Al contrario que Sebastián Pérez, convertido para la ocasión en el arzobispo Cañizares, que se acercó a las reinonas para "absolverlas a todas", dijo con sentido del humor.

En esos momentos la batucada Bahía Tropical calentaba el ambiente con sus tambores y, entre los músicos y los drag, a rebufo de la fiesta, iba una corte de monjas y curas con fotos en el pecho que llevaban la leyenda "todos somos Sethlas".

Delante, en primera línea, la Reina del Carnaval, Esther Pérez, seguida de sus damas de honor Cathy Quevedo, Ana Laura Armas, Macarena Ramos y Carla Hernández, sin olvidar a la Gran Dama del Carnaval, Mary Hernández.

De las 121 carrozas inscritas sólo falló una, imponiéndose en el concurso Amanda Bus, seguida de El Corte Inglés y La carroza anunciadora del Carnaval. Los tres ganadores participan hoy en el Entierro de La Sardina, sin duda la mejor manera de despedirse de esta eterna primavera.