Tras la dimisión de Agustín Medina y su consejo al frente del Gran Canaria 2014, la discordia se traslada a la esfera política. PSOE, Nueva Canarias y Partido Popular intercambian sospechas y acusaciones de intereses ocultos. El acuerdo magno, de consenso entre las distintas partidos y sellado bajo el abrigo del proyecto del 2014, ha prescrito. Las posturas se ven ahora encontradas.

Óscar Hernández, antecesor de Lucas Bravo de Laguna en el cargo de consejero insular, no esconde su desconfianza. "Esto no es tanto un problema del PP, sino de algunos de sus miembros que no han aceptado la realidad de un club por encima de batallas políticas". Sus sospechas van más allá y tienen nombre propio. "Desde la toma de posesión nos han llegado informaciones en relación a la actitud de algunos miembros del gobierno, sobre todo de Rosa Rodríguez. Según algunos foros cercanos este consejo no iba a durar porque Rodríguez no confiaba en ellos. Esto le ha llegado a Agustín. De hecho, Rosa le propuso el cargo de presidente a una persona de confianza de Medina y miembro de su propio consejo, a sabiendas de que le iba a llegar a Agustín. Esto me parece una falta de respeto", declara el de Nueva Canarias, que además recuerda el apoyo mostrado por José Miguel Bravo de Laguna al consejo durante el periodo electoral. "Fueron el único grupo en reunirse antes de las elecciones y señalaron al club como un modelo de gestión. Ellos usaron al consejo y desde que asumieron los cargos se olvidaron de los que antes eran tan buenos".

Mientras, Luis Ibarra considera que el Granca debe mantenerse fuera de cualquier planteamiento político. "Desconozco el origen del desencuentro, pero al consejo saliente le ha tocado una época de crisis complicada y me consta que han hecho un esfuerzo importante por reducir los gastos, algo en lo que en dos años han cumplido", afirma el del PSOE, que añade: "Desde mi punto de vista ha sido una buena directiva, es más un problema del entorno económico".

Por último, José Miguel Álamo, del grupo de gobierno popular, destacó la sorpresa que ha supuesto la decisión de Medina. "No teníamos intención de destituirlo, como se ha dicho. En todas las reuniones esto ha quedado claro". Además se declaró contrariado por las acusaciones del resto de partidos. "Esto sí que es politizar el deporte, algo que nosotros no hicimos cuando el cese de Lisandro. Sin embargo nos alineamos con el consenso. Nosotros siempre hemos priorizado la estabilidad del club, algo que significa no entrar en el politiqueo barato", termina Álamo.