La UD Las Palmas completó su plantilla con tres fichajes al borde del cierre del mercado, una circunstancia que ha condicionado todos los análisis desde entonces. Ha pasado ya más de mes y medio, tiempo suficiente para sacar conclusiones, y el equipo amarillo es un desastre. Ha sumado menos de la mitad de los puntos en juego, solo ha anotado ocho goles en diez partidos y es décimo a nueve puntos del líder. Datos suficientes para empezar a preocupar. Ante un Murcia con diez desde el minuto 25 demostró que no sabe hacia dónde se dirige, aún no conoce cuál es el camino correcto, no tiene ideas. Ni sumó los tres puntos ni generó ocasiones. La imagen fue incluso peor que el resultado, un raquítico cero a cero, quinto empate en diez jornadas.

Sólo se salvó Masoud, el único jugador que marcó diferencias contra el ejército de Julio Velázquez, un rival serio, tan agresivo como ordenado. Un equipo que también se completó a última hora, no precisamente con fichajes de renombre, y que ya tiene un estilo definido. No como la UD, que aún no sabe si va o si viene. Ha propuesto partidos de elaborar en corto y con paciencia, y otros de ataques vertiginosos y dinámicos (el de Sabadell), siempre sostenido por una defensa fiable, lo mejor en lo que va de curso. Las ideas son buenas, las piezas también, la realidad no.

En casi tres cuartos de hora de superioridad numérica sólo hizo intervenir al portero en dos ocasiones: una de Masoud y otra de Nauzet en un tiro lejano y flojo. El iraní tuvo la mejor ocasión en ese tramo cuando su disparo desde la frontal lo despejó un zaguero. Un balance horrible, no solo ofensivo sino también defensivo, pues el Murcia generó más peligro y se pudo llevar la victoria de no ser por la mala puntería de Kike -autor de siete tantos en esta Liga-, de los reflejos de Barbosa y de la poca vista del árbitro, que no vio un penalti de Xabi Castillo a Tete, el mejor del partido.

No le funcionó nada a Sergio Lobera. Tras el desastroso sprint final de la primera mitad metió a Tana y Valerón. Ante un cerrojazo de libro no puso en liza a ningún delantero puro. Máyor se quedó en el vestuario y Chrisantus tardó demasiado en entrar. Asdrúbal y Tana fueron engullidos por el planteamiento rival. Su estatura no era lo más adecuado para rematar los centros que llegaban desde las bandas y tampoco encontraron una rendija para adentrarse en el área.

Desde el inicio había salido el Murcia dispuesto a parar el tiempo. A los doce minutos llevaba ya ocho faltas el disciplinado equipo de Julio Velázquez, toda una garantía de sus intenciones. Puso el cartel de prohibido el paso en el centro del campo, y ni Apoño ni Vicente Gómez encontraban a los mediapuntas. Pese a todo, durante el tramo de once contra once gozó la UD de tres buenas aproximaciones gracias a Masoud. El iraní sacó la escuadra y el cartabón para ponerle el cuero en la cabeza a Vicente Gómez y en el pie a Nauzet Alemán. El remate del mediocentro besó el poste, y el del extremo, con toda la portería para él, se fue al limbo. Entre medias, Xabi Castillo asistió a Aythami Artiles, cuyo cabezazo en una posición inmejorable golpeó en Casto. El carril zurdo era el mejor argumento amarillo. Por el otro lado Nauzet siguió sin rendir al nivel para el que está capacitado.

Una expulsión inocente

Entonces llegó la roja a Acciari. El extranjero que más partidos ha disputado en Segunda cometió un acto impropio de su categoría cuando derribó a Vicente en el centro del campo tres minutos después de ver la primera amarilla, esa sí muy dudosa. Después de las tres primeras ocasiones y la roja en el minuto 25, parecía que sería cuestión de tiempo. Los jugadores amarillos pensaron lo mismo y cayeron en el exceso de relajación. Los del Murcia no estaban por la labor y multiplicaron su solidario esfuerzo. Julio Velázquez corrigió el esquema retrasando a Eddy unos metros, mientras que Saúl se sacrificó ejerciendo casi de segundo lateral izquierdo. Formaban los visitantes con dos línes de cuatro muy juntas que nublaron a la UD.

Se aprovechó el Murcia para contragolpear gracias al vértigo de Tete, lo que echaba de menos la UD en su ataque. El ex del Albacete fue víctima de un penalti de Xabi Castillo que no pitó Melero López y Kike, máximo realizador de los visitantes, gozó de dos ocasiones claras, la mejor tras ganarle la posición a Deivid en un disparo que lamió el palo. Mauro dos Santos, mientras tanto, pudo engordar la estadística del Murcia de goles a balón parado cuando envió a las nubes un córner. No había noticias de la UD en el área de Casto. Máyor no ganó ni uno de los balones que le enviaron, Nauzet no la tocó y la garra de Asdrúbal fue víctima del planteamiento visitante. Sin ideas, el diagnóstico para los amarillos al descanso era un preocupante encefalograma plano. Un diagnóstico que no cambió.

Sin delanteros no hay gol

Ante semejante panorama, a Sergio Lobera no le quedaba más remedio que mover ficha. Quitó a Aythami Artiles y a Máyor para dar entrada a Valerón y Tana. Vicente Gómez, con una tarjeta, se situó de central en una apuesta arriesgada y el ex del Deportivo fue la pareja de Apoño. Tana tenía la misión de aportar más profundidad y desequilibrio, el déficit de la UD hasta entonces. El nuevo plan no logró descifrar el muro de Julio Velázquez, que no solo colaboró en el punto ordenando, sino también perdiendo tiempo, demasiado, tras su expulsión.

A Masoud le faltaba chispa tras su viaje con Irán, pero su calidad era el único argumento ofensivo. Uno de sus centros fue despejado por Mauro cerca del poste y un remate lo desvió Casto. Tuvieron que pasar treinta minutos desde que el Murcia se quedara con uno menos para que el portero volviera a intervenir. A los pimentoneros les faltaban piernas y pulmones, pero les sobraba inteligencia. Pese a todo Kike gozó de otra ocasión que salvó Barbosa, bien colocado.

Vicente Gómez, Deivid y Apoño cerraban e iniciaban las largas y lentas posesiones amarillas. Ángel y Xabi Castillo abrían el campo, pero no servía de nada. Aparte de Masoud, el centro al área fue el único recurso local. Allí esperaban dos delanteros de menos de 1.75 metros que por alto no hacían ni cosquillas a los defensas murcianos. Y por abajo no había manera de superar la nube de piernas que poblaban el borde del área.

Chrisantus entró a ocho minutos del final y propició un arreón de orgullo. Nauzet puso un buen centro atrás para que Masoud se topara con otro defensa, y el nigeriano demostró de nuevo que le falta instinto asesino. Es la gran losa de una plantilla confeccionada para el ascenso. La UD tiene cinco goles menos que el Jaén, en puestos de descenso, y trece menos que el líder Recreativo.

No es el único problema que exhibió el equipo amarillo en el Gran Canaria, pues también faltaron ocasiones. No hubo ideas ni un plan establecido. El desorden era tal que se vio a Deivid organizando el juego y a Valerón haciendo la cobertura. El tiempo en este caso es el mejor consuelo para la UD. Aún queda mucha competición, y la igualdad le permite mantenerse a solo dos puntos del playoff. Pero la realidad es preocupante.