Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu están a un paso de sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional para responder a las acusaciones de irregularidades en el fichaje de Neymar. El juez Pablo Ruz propuso ayer juzgar a los dirigentes y al propio club, como persona jurídica, por delitos fiscales y de administración desleal en la contratación del futbolista brasileño en 2013. Según las conclusiones de Ruz, Neymar le costó al Barcelona más de 83 millones de euros frente a los 57 que declaró el club, a lo que habría que sumar la cantidad defraudada a Hacienda, unos 13 millones de euros.

Ruz asegura que Sandro Rosell fue quien "ideó la operación" para que el Barcelona pagara menos a Hacienda y añade que ocultó la cantidad real del fichaje a los socios, pese a que en una asamblea varios de ellos le preguntaron por el coste, que él entonces mantuvo que fue de 57,1 millones. El juez asume los criterios de los peritos de Hacienda, que consideraron que los numerosos contratos (préstamo, ojeo de jugadores, partidos amistosos, contratos de representación paera su agente -su padre- y de imagen, entre otros) sirvieron en realidad para "encubrir" el coste real del fichaje, que fue mayor que el previsto inicialmente debido a que se adelantó un año.

De esta manera, el club llevó a cabo diferentes pagos por varios conceptos que en realidad estaban "directamente vinculados a la contratación del deportista, todo ello con la finalidad de eludir o aminorar de manera subrepticia el pago ante la Hacienda Pública de las cuotas tributarias". Tras la imputación de Rosell, el Barça hizo una declaración complementaria a Hacienda y depositó 13,5 millones para depurar posibles responsabilidades fiscales.

En su auto, Ruz destaca el protagonismo de Bartomeu "tanto en la génesis de las operaciones contractuales que constituyen la base fáctica del procedimiento (la contratación de Neymar) como el desarrollo del fichaje y, por último, en relación al conocimiento, asunción y autorización de los pagos vinculados a dicha contratación ocurridos en 2014".

El fichaje de Neymar comenzó a fraguarse a finales de 2011. Los directivos acordaron con la empresa del jugador un pago de 40 millones para hacerse con sus derechos federativos y 36,12 millones como salario en cinco años. Para cerrar el trato, le dieron un adelanto de 10 millones de euros, que se hicieron pasar por un préstamo del club a la empresa del jugador. Sin embargo, Hacienda, el fiscal y el juez creen que esta fórmula retributiva estaba sujeta a una retención impositiva del 24% que no se prácticó, y de ahí deriva el primer fraude de 2,4 millones de euros.

En 2013, el Barça decidió adelantar su fichaje ofreciéndole una cantidad mayor a la pactada inicialmente y pagando al Santos los derechos federativos, unos 25 millones.

Con las sociedades de Neymar se realizaron siete contratos con diferentes conceptos: 40 millones se hicieron pasar por una "indemnización" a Neymar por no haberse cumplido el contrato inicial de 2011. De los 40 millones, 10 se consideraron pagados con el "préstamo" de 2011; 25 se abonaron en 2013 y 5 quedaron para el 30 de enero de 2014. El club dejó de ingresar a Hacienda en 2013 un 24,75% de los 25 millones abonados a Neymar: un total de 6,18 millones.