El municipio de Valleseco, concretamente el aula de la naturaleza La Laurisilva, acoge el primer campamento para niños emprendedores de Canarias, que fue visitado ayer por el vicepresidente primero del Cabildo de Gran Canaria, Juan Domínguez, el alcalde de Valleseco, Dámaso Arencibia, y Carlos Vega, un chico de 13 años que fue seleccionado entre los finalistas del Google Science Fair. Se trata de una iniciativa que parte desde la fundación Iniciador, y en la que participan la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria y el ayuntamiento de Valleseco. Sandra Ramírez y Elisa Muñoz son dos emprendedoras que, con la ayuda de Iniciador, han podido llevar a cabo este campus que comenzó el día 23 y finaliza el domingo 29.

Ramírez comenta que "el objetivo es que los niños aprendan a emprender; se trata de generarles la creatividad que ellos puedan llegar a desarrollar y abrirles la mente para que en el futuro hagan lo que realmente quieran hacer. Elisa y yo conocimos, por casualidad, a uno de los fundadores de Iniciador, una fundación sin ánimo de lucro que organiza campamentos, y son quienes nos han ayudado a llevar a cabo este proyecto. Lo que queremos es fomentar el emprendimiento entre los más jóvenes".

"Además", puntualiza Ramírez, "hemos contado con la colaboración de la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria y el ayuntamiento de Valleseco, que han colaborado para que este campamento de verano no les salga tan caro a estos niños, que tienen entre ocho y 14 años de edad".

Daniel Esteban Pérez, de 11 años, declara: "Nos enseñan lo básico para en el futuro no equivocarnos en el tipo de negocio que queremos formar, y aparte nos divertimos, con actividades como la tirolina o el fútbol, porque sin diversión no se puede hacer nada". Por su parte, Patricia López, de 13 años, aunque al principio "no quería venir, no me arrepiento, porque aparte de aprender teoría también hacemos juegos".

Uno de los monitores, José Picó, es arquitecto, y en el campus imparte un taller de arquitectura sostenible, y asegura: "Lo que estamos haciendo es ilusionar a los chavales, que sean conscientes de que son capaces de hacer todos sus sueños realidad. Creamos un ambiente de juego, emoción y diversión para enseñarles a ser autónomos y creer en ellos mismos. También les hablamos del fracaso, pero les quitamos el miedo a que se produzca. Les enseñamos que para ir rápido a un sitio tienen que ir solos y corriendo, pero si quieren llegar lejos tienen que hacerlo en equipo. Así, en este ambiente de juegos y diversión, les introducimos en pequeñas dosis actividades en las que aprendan a emprender".

Entre las actividades que se realizan está la filmación de un vídeo hecho exclusivamente por los propios niños, "pero en el fondo todo esto no es más que una excusa para nosotros: en realidad, lo que hacemos es enseñarles cómo se monta una empresa y cómo tienen que cooperar para lograrlo. Ellos vienen ante todo a divertirse, pero les introducimos unas pequeñas dosis por la mañana y por la tarde para fomentar el emprendimiento. Sin emoción no hay aprendizaje, en mi opinión", dice Picó.

Este Campus Iniciador Kids recibió ayer la visita de Juan Domínguez, vicepresidente primero del Cabildo de Gran Canaria, consejero de Industria, Comercio y Artesanía y presidente de la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria, a quien este tipo de actividad le parece fundamental, "y por eso lo apoyamos. Es una iniciativa muy positiva; somos muy conscientes de que estas cualidades deben cultivarse desde edades muy tempranas, porque si no en futuras etapas pueden cojear. Además, hay que poner en valor el mundo de la empresa como un bien social, no solo económico".

Junto a Domínguez acudieron también Dámaso Arencibia, el alcalde de Agaete, y Carlos Vega, un niño de 13 años de edad seleccionado entre los 30 finalistas del Google Science Fair por su diseño de un sistema detector de enfermedades cardiovasculares a través del teléfono móvil.

"Me presenté al concurso", afirma Vega, "y pensé que el de las enfermedades cardiovasculares era un buen tema, porque están muy extendidas entre la población. Primero se me ocurrió detectar los parámetros básicos, como las pulsaciones o la presión sanguínea, y luego me di cuenta de que según la forma de vida del usuario se podría dar un diagnóstico. Todos los datos se enviarían al smartphone, que los analizaría y, en caso de que se detectase que, por ejemplo, la persona está sufriendo un infarto, automáticamente se alertaría a los servicios médicos, advirtiéndoles del lugar dónde se encuentra el enfermo a través del GPS del móvil".