Un baño rapidito después de comer, y a tumbarse al sol, como los lagartos. Esa fue la idea de muchas de las personas que ayer optaron por no marcharse hasta el sur de Gran Canaria y disfrutar de una de las mejores playas que ofrece el sureste, la de Arinaga, una bahía en la que apenas soplaba el viento y que estuvo durante toda la jornada tranquila como un plato.

Sin la masificación de los municipios turísticos de San Bartolomé de Tirajana o Mogán, hasta Arinaga se desplazaron ayer Sandra, Javier y Marta, una familia residente en Vecindario que bajó a la playa después de comer. "Es una playa que se encuentra cerca de casa y es muy familiar", explicó Sandra González, quien apuntó que, pese a estar de vacaciones tanto ella como su esposo, apenas tienen tiempo de disfrutar del mar y aprovecharon la jornada para que su hija Marta disfrutase de la playa. Como muchos de los ciudadanos del sureste de Gran Canaria que habitualmente visitan Arinaga, Zoco Negro o El Cabrón, esta familia decidió bajar a la playa después de comer. Y lo hicieron con los deberes hechos, ya que en casa habían dejado ya el pescado preparado para elaborar hoy el tradicional sancocho canario.

De Arucas a Arinaga

De Arinaga suelen disfrutar habitualmente residentes en los cascos de los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía de Tirajana; pero también personas llegadas desde otras zonas de la Isla, como Arabia Marrero, una vecina de Arucas a quien le encanta esta playa, a la que lleva asistiendo durante casi quince años. "Arucas también tiene muy buenas playas, pero Arinaga es mi debilidad", confesó ayer, "Maspalomas queda mucho más lejos, y solamente bajamos al sur si el tiempo aquí está muy malo". Y lo hace para ir a la playa de El Pajar. ¿Qué tienen en común? Ambas playas son familiares.

"Esta playa es muy tranquila y familiar, no está abarrotada, y el sonido del mar cuando choca contra las piedras de la orilla me relaja mucho", añadió, mientras disfrutaba de los rayos del sol acostada en su tumbona. Su plan es bien distinto; y es que como ella normalmente pasa todo el día en la playa le compensa más almorzar en la misma, así que un bocadillo y un refresco se convirtieron ayer en dos de sus mejores aliados.

Arinaga es una playa familiar, y qué mejor que pasar estos días con los seres queridos. Marta Campuzano llegó desde Las Palmas de Gran Canaria para pasar unos días en el barrio. Sin una agenda definida y sin agobios, Marta aprovechará estos días para disfrutar de la buena climatología, pasear, dedicar tiempo a los compromisos familiares y, sobre todo, relajarse. Desconoce qué más hará, pero una cosa tiene clara: no pisará una iglesia.