Los artesanos esperan como agua de mayo la Feria de Artesanía de San Telmo, porque en ella realizan al menos el 30 % de las ventas de todo el año. Antonio Ruiz Martín, trabajador del cuero, confía en que este año el negocio sea, "como mínimo, igual que el pasado año". Lo mismo esperan los cerca de cien artesanos que exponen hasta el próximo 5 de enero la producción de todo un año. En la anterior edición de la feria, que organiza desde hace 15 años la Fundación por la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía en Canarias (Fedac), se movió un negocio superior a los 240.000 euros.

Cinturones de cuero, joyas de plata, bolsos, cerámica, los cuchillos canarios de toda la vida, cestos de mimbre, telas decoradas y un sinfín de objetos de arte que representan a 33 oficios artesanos se pueden comprar en San Telmo a precios que oscilan entre los 6 y los 350 euros. Los que acudan encontrarán objetos de gran belleza, para todos los bolsillos, que tienen el valor añadido de haber sido realizados por manos de artesano.

La crisis ha afectado de manera desigual al sector. Mientras unos aseguran que "venden más que nunca", otros han visto bajar sus ventas entre un 10 y un 15 % en el último año. Es el caso de las tiendas de la Fedac, cuya ventas se han reducido en un 15 %, según explica su gerente, Caridad Rodríguez. En las tiendas Fedac, donde muchos artesanos comercializan sus productos, se mueve un negocio anual de 300.0000 euros, cifra a la que hay que sumar las ventas en talleres, tiendas, mercadillos y ferias. En la Isla sobreviven unos 500 artesanos, una cantidad que, según Rodríguez, se mantiene similar desde hace años.

Gonzalo Suárez, pintor y artesano que hace cerámica esmaltada y ha criado a sus tres hijos con el producto de su arte, señala que en la actualidad "vivir de la artesanía es un riesgo porque los materiales están carísimos". Suárez resalta el gran "apoyo" de la gente al trabajo artesano y de instituciones como la Fedac. "Gracias a la Fedac", sostiene, "la artesanía canaria está viva". Algunos artesanos ya cuentan con gente muy joven dispuesta a coger el testigo, como el hijo de Suárez, Gonzalo, o Seima Ramírez, que con sólo 11 años ya exponen sus trabajos.