Opinión | Reseteando

Más vale tarde que nunca

Convocatoria manifestación 20A Canarias tiene un límite.

Convocatoria manifestación 20A Canarias tiene un límite. / La Provincia

El poder de convocatoria del movimiento de protesta Canarias tiene un límite se verá con las manifestaciones convocadas el sábado bajo dicho lema. Solamente una asistencia desbordante señalará el día después, como es de rigor en las democracias en las que los gobernantes están atentos al pulso social. En el estado de descontento que se fragua irrumpe el manifiesto de unos 400 profesores de universidades y centros de investigación, firmantes que se unen a la protesta y reclaman al presidente Clavijo su disposición para moderar un modelo de crecimiento turístico-urbanístico depredador. Más vale tarde que nunca: habría que rebuscar y rebuscar para localizar en el estamento universitario algún rebelde. Al mismo tiempo que la crecida demencial y extractiva se solidificaba por un grasiento contubernio político-empresarial, el protagonismo de la ciencia caía en desgracia. O bien, organismos rimbombantes dedicados a la salvación de la biosfera, sin ir más lejos, pasaban a la situación de durmiente o eran borrados del mapa. Ni tampoco han faltado dimisiones sonadas, ni informes que bailaban el agua al mejor postor con casos de construcciones científicas e históricas carentes de cimientos. Por todo ello, resulta apasionante que una parte del saber universitario manifieste su descontento. Una posición crítica crucial para ese día después: abrir el sendero para un acuerdo capaz de dar calidad de vida a los canarios. El objetivo no es nada fácil dado una clase empresarial, que, salvo honrosas excepciones, aspira a una liberalización máxima de los controles administrativos. Eliminar la burocracia es un referente útil y sano, pero nunca para colar grandes proyectos, opacar planeamientos y burlar informes. El Archipiélago necesita del conocimiento y de los grupos ecologistas, aunque les pese a los que sólo tienen la vista fija en los pelotazos urbanísticos. Enrabietados, amenazarán con irse con sus dinerales al Caribe o Marruecos. Pero el malestar social exige coherencia, ni más ni menos. El futuro de estas islas no puede estar al albur de los deseos de una camarilla y sus amigos en el poder.

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