El hambre es una lacra social que afecta hoy en día a 1.020 millones de personas y que se prevé que para 2050 alcance a 2.300 millones. Por ello, el director general de la FAO, Jacques Diouf, ha pedido que se alcance "un gran consenso para la eliminación total y rápida del hambre".

Más de 300 expertos del sector académico, privado y de ONG de países industrializados y en desarrollo, se han reunido hoy en Roma para debatir en el Día Mundial de la Alimentación, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La FAO y los expertos han analizado informes y perspectivas del hambre en el mundo con intervenciones de Diouf, del secretario general de la Cumbre Iberoamericana, Enrique Iglesias, y de monseñor Renato Volante, que llevó un mensaje del papa Benedicto XVI, entre otros.

La reunión de hoy servirá, además, para preparar el terreno a la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, que tendrá lugar en Roma entre el 16 y el 18 de noviembre.

Diouf ha advertido de que, "por primera vez en la historia, 1.000 millones de personas están malnutridas en el mundo, lo que significa 100 millones más que en 2008".

Los más de 1.000 millones de hambrientos, lo que representa una de cada seis personas en el planeta, se distribuyen en 642 millones en Asia y Pacifico, 265 millones en el África subsahariana, 53 millones en América Latina y Caribe, 42 millones en Oriente Medio y 15 millones en los países en vías de desarrollo, han dicho fuentes de la FAO.

Incremento de la ayuda

Diouf ha instado a la comunidad internacional de donantes a aumentar sus porcentajes hasta un 17% de ayuda a la agricultura frente al actual 5%, hasta alcanzar los niveles que se lograron en 1980, cuando Asia y América Latina fueron salvadas de la devastación de las hambrunas de los años 70.

Un aumento similar de recursos es necesario ahora para alimentar a más de 1.000 millones de personas que sufren hambre y asegurar que la población mundial, que se espera aumente a más de 9.000 millones en 2050, tenga suficientes reservas para su nutrición, ha apuntado.

"La cuantía de 44.000 millones de dólares de ayuda oficial al desarrollo dedicado a la agricultura es muy poca comparada con los 365.000 millones de dólares gastados en la agricultura en los países ricos y, más aún, con los 1.340.000 millones que se gastan cada año en el mundo en armamento", ha explicado Diouf.

El precio de los cereales ha aumentado un 63% en cuatro años y, teniendo en cuenta el 70% de las personas que sufre hambre, vive y trabaja en zonas rurales, la malnutrición puede llegar a cotas jamás alcanzadas.

A ello hay que añadir la recesión económica global, por lo que se trata de dos crisis simultáneas: los tres últimos años han sido dramáticos y han demostrado la fragilidad del sistema alimentario global.

Invertir en agricultura

Diouf ha hecho hincapié también en que "es absolutamente necesario invertir en el sector agrícola" y señaló que hay los medios técnicos y económicos para "hacer desaparecer el hambre del planeta, falta sólo la voluntad política".

Si en 2008 la producción global de cereales alcanzó la cifra récord de 2.245 millones de toneladas, el aumento en los países en desarrollo ha sido sólo del 1,1%. Pero si se excluye China, India y Brasil, la producción baja incluso al 0,8%.

Según los últimos cálculos de la ONU, la población mundial pasará de los 6.800 millones de personas de la actualidad a 9.100 millones en 2050 y casi todo el incremento demográfico tendrá lugar en los países en desarrollo.

Por tanto, producir un 70% más de alimentos para 2.300 millones de personas adicionales de aquí a 2050, al tiempo que se combate el hambre y la pobreza, es una tarea urgente, ha concluido el responsable de la FAO.