Miren lo que me envía una amiga. Una joya. Les cuento. Hace unos años realicé una sección semanal en La Provincia sobre gente que colecciona las cosas más raras. Y para rara, la colección de Argimiro García, entrenador del CN Metropole, ya fallecido. Coleccionaba esquelas con apodos.

Ya saben que apenas guardo lo que escribo por eso cada vez que recupero algo mío me alegro mucho. Argimiro recortó durante años las esquelas que publicaba la prensa local en las cuales los familiares del muerto ponían el apodo, como era conocido popularmente, vamos, acabó armando una colección única. Me lo pasé muy bien con esa serie y conocí a gente muy curiosa. Mi magua era tanta que en el 2011 escribí el texto que ven a continuación hablando de aquel reportaje y tratando de localizarlo. Ya me llegó y pueden verlo.

“Si una no fuera tan desordenada y caótica, tendría ahora mismo encima de la mesa el reportaje que hice hace unos años a quien fue coleccionista de esquelas de prensa, Argimiro García. Este hombre, conocido en el mundo de la natación y la náutica, ya fallecido, tenía un hobby que para mí era desconocido. Coleccionaba esquelas curiosas que recortaba de la prensa diaria, con la particularidad de que se trataban de esquelas con leyenda, es decir, con apodos, con breves inscripciones que hicieron conocido al difunto. En pocas palabras, un preciso y breve perfil del muerto.

Se trataba de un documento impagable por curioso que he tratado de localizar a través de su hermana, Celia, pero no ha habido suerte. El mundo de la informática no era hace quince años lo que es hoy y por tanto aquellos recortes de papel prensa, doblados, metidos en un caja de cartón y a su vez en un sobre no los volví a ver. Me temo que conservarlos no ha sido fácil. Deseo que el paso del tiempo no haya hecho estragos porque hablo de verdaderas joyas y personalmente disfrutaría mucho viéndolas una tarde cualquiera. Todas las esquelas de Argimiro reflejaban un momento de la vida y muerte de cada uno de sus nominados y en ellas, indefectiblemente, alguien, su familia, había escrito una frase que venía a ser parte de la personalidad del difunto.

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