Un paseo por la vida que pasó. Ese fue el sentimiento que vivimos hace una semana cuando el folclorista José Sánchez Bolaños y yo nos fuimos de excursión a La Aldea. Personalmente sabía del trabajo que un grupo de aldeanos ha llevado a cabo en el municipio pero honestamente las expectativas fueron ampliamente superadas. Solo quiero que sepan que las fotos que ven aquí tan solo son una mínima parte de lo que pueden disfrutar si se animan y deciden visitarlo, sin dejar de reconocer que la carretera hasta La Aldea es un suplicio. Pero vale la pena. He recuperado imágenes que ya solo viven en mi memoria y conocido gente maravillosa cuyo entusiasmo contagia; son ellos los que han recuperado la consulta médica, la escuela, la barbería, la finca, la carnicería, la…¡todo! que hace años impulsó el pueblo. Pasar un día en La Aldea también me ha servido para conocer (recordar, ya lo sabía) las carencias sanitarias de la zona, una vergüenza que se eterniza y que convierte a grupo de aldeanos en enfermos de tercera o cuarta. Tengo previsto escribir un reportaje para que cuenten su atropellos, su indignidad, su maltrato. En fin. Vamos a lo que vamos, a conocer el ejemplar proyecto, modelo de lealtad a un pueblo. Los directores del Proyecto son José Pedro Suárez Espino y Lidia Sánchez González que contagian su entusiasmo. Asimismo, los amigos que nos acompañaron en el pueblo a Sánchez Bolaños y a mí fueron María Perera, Julián García, María Teresa Rodríguez e Ico. Todo ilusión. Gracias de corazón. Estos días al ver que de nuevo la carretera de La Aldea pone en peligro la vida de sus ciudadanos y visitantes he valorado todavía más si cabe el trabajo de recuperación que realiza los directivos del proyectos. Lástima que la carretera les limite y a su vez impida a los vecinos de las islas disfrutar del maravilloso trabajo que llevan a cabo.

La experiencia didáctica y etnográfica desarrollada desde 1980 por el Proyecto Cultural de Desarrollo Comunitario, del pueblo de La Aldea, en Gran Canaria, se ha convertido por sus objetivos y por su particular metodología en un encomiable ejemplo de respeto, identificación y revalorización de la cultura popular tradicional de Canarias.

Dentro de las actividades desarrolladas en el marco del proyecto, las experiencias museísticas se encuentran entre las más novedosas y enriquecedoras. Especialmente los museos vivos “El Molino de Gofio” y “La ‘Gañanía”, donde los visitantes pueden interactuar con las personas mayores de nuestro municipio en diferentes tareas como amasar la harina para hacer el pan o participar en el proceso del grano para hacer gofio: descamisar, desgranar, aventar, tostar o moler, entre otros.

También ofrecen un recorrido por los diferentes museos del pueblo donde se muestran oficios y formas de vida de antaño: La Herrería, La Escuela, El Almacén de Tomates, La Tienda de Aceite y Vinagre, La Zapatería, La Barbería, La Medicina Rural, El Centro Alfarero, La Música, La Carpintería y la Carnicería.

Todo esto ha sido posible gracias a la participación desinteresada y altruista de las personas mayores del pueblo en todas las actividades planteadas desde nuestro proyecto. Y es que la filosofía es que la cultura no tiene precio y debe estar al alcance de todos y de todas.

El recorrido por estos museos se desarrolla por el centro de nuestro pueblo, en viviendas tradicionales de diferentes épocas habilitadas y restauradas para este fin.

Así, el entorno en el que se enmarca “El Molino de Gofio” es una edificación de finales del siglo XIX y principios del XX que ha sido reconstruida para la celebración de estas actividades didácticas.

“La Gañanía”, por su parte, es una finca tradicional de principios del siglo XX con estancias originales en la que se muestran las formas de vida de nuestros antepasados en los entornos rurales.

Continúa leyendo en www.marisolayala.com