Hay cosas que no hace falta ni decir,
Ya, en sí, se sobreentienden.
Entonces,
¿Por qué decirlas?
No dice el sol a la noche que quiere resplandecer.
Ni la lluvia a la nube le suplica que la suelte, que ha de caer.
De igual manera, aunque en otra magnitud,
no se lo digo,
solo lo siento,
lo vivo,
lo disfruto,
y sin palabras
se lo hago entender,
y se lo hago creer,
que sin ello,
ya no sé vivir.
Noche no me acojas sin su compañía,
luz del sol que tanto puedes conseguir,
que todo ves y todo iluminas,
haz así, un chasquido de dedos, y de esa manera,
regálame otro trozo de vida como este,
que ya sin esta felicidad,
la vida no sería vida,
y me perdería en el espacio,
y ni una lluvia de esperanza,
haría levantar mi vuelo.
...para mi Angel.