Pleno del Parlamento | Las aristas políticas del ‘caso Mediador’

El Gobierno de Canarias investiga en todas las áreas la posible mano del ‘mediador’

El Gobierno busca en las consejerías eventuales conexiones con las empresas involucradas en el caso | La oposición no se cree las razones del cese de Taishet

Torres: "No hay ningún miembro del Gobierno investigado en el caso Mediador"

Acfi Press

El Gobierno de Canarias ha ampliado la investigación interna a raíz del caso Mediador a todas las consejerías. La presunta trama político-empresarial en la que están involucrados dos ex directores generales del área de Ganadería, los socialistas Juan Bernardo Fuentes Curbelo, el tito Berni, y Taishet Fuentes, el sobrino del tito, ha rozado de momento a los departamentos de Sanidad y de Obras Públicas. Al primero por unos supuestos mensajes de Conrado Domínguez, exresponsable del Servicio Canario de Salud (SCS), relacionados con contratos públicos; y al segundo por unas conversaciones incluidas en el sumario en las que sale el nombre del director general de Infraestructura Viaria, José Luis Delgado. Sin embargo, el Ejecutivo ha optado por no circunscribir las pesquisas a estas dos consejerías -y por supuesto a la de Agricultura, Ganadería y Pesca, en cuyo organigrama figuraban los Fuentes- y busca el posible rastro del mediador, Marco Antonio Navarro Tacoronte, en todo el Gobierno. De arriba abajo.

Lo anunció este martes el propio presidente del Ejecutivo autonómico, Ángel Víctor Torres, recién comenzado el pleno monográfico que el Parlamento celebró para dilucidar la vertiente política del caso Mediador. Torres, también secretario general del PSOE en el Archipiélago, adelantó que en su gabinete están «rastreando» en «todas» las consejerías y con «total transparencia» eventuales relaciones o conexiones con las empresas señaladas por su implicación en la presunta trama. Trama que en lo que tiene que ver con el Gobierno tendría su epicentro en la Dirección General de Ganadería, donde los Fuentes habrían tejido una telaraña de mordidas, favores, compensaciones y extorsión a empresas del ramo. El anuncio del jefe del Gobierno regional, ese empeño en descubrir o descartar cualquier posible mancha del mediador y la consecuente ampliación de la investigación interna a todo el entramado de la Administración autonómica, fue la única novedad que dejó la sesión monográfica. Lo demás ya se había dicho o se perdió entre reproches cruzados alimentados por las bancadas del PSOE y de Podemos.

El objetivo del pleno era ofrecer una cierta idea de lo sucedido en el área de Ganadería, o más que de lo sucedido -el mismo Torres ya había dicho por activa y por pasiva que no tenían conocimiento alguno y que de haberlo tenido habrían acudido a la Justicia-, de por qué nadie en el Gobierno sabía nada. Así que las intervenciones más relevantes debían de ser las de los dos grandes partidos de la oposición, Coalición Canaria (CC) y PP -precisamente porque sobre ellos recae la responsabilidad de fiscalizar al Ejecutivo-, y las del presidente, en la medida en que respondiera con más o menos tino a las preguntas de la oposición. Sin embargo, y como suele ser habitual en las asambleas legislativas de todo el país cuando toca explicar la vertiente política de un posible caso de corrupción, los grupos que apoyan al Gobierno se encargaron de mezclar el caso en cuestión, el Mediador, con cualquier otra trama que afecte o haya afectado a los partidos de la oposición. Y con independencia, claro, de que poco o nada tengan que ver con Canarias. Así que la presidenta del grupo parlamentario socialista, Nira Fierro, y el portavoz de la bancada de Podemos, Manuel Marrero, tiraron de manual y sacaron a colación la Gürtel, el caso Kitchen, las tarjetas black de Rodrigo Rato y hasta a Isabel Díaz Ayuso. Eso para desacreditar las preguntas del líder del PP, Manuel Domínguez; para el caso del portavoz del grupo nacionalista, José Miguel Barragán, salió a colación, por ejemplo, el caso Teresitas.

Sin agresividad

Tanto Domínguez como Barragán, sobre todo este último, se subieron por primera vez a la tribuna del salón de plenos no especialmente agresivos. El portavoz popular expresó su asombro por el hecho de que el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, asegurase que «no hay caso», cuando lo que ha trascendido debería «abochornar» a los socialistas. «¡Y se queda tan ancho! ¿Acaso nos quieren tomar el pelo?», se preguntó el líder del PP. Domínguez leyó a continuación una lista de preguntas relacionadas, sobre todo, con la destitución de Taishet Fuentes meses antes de que el caso Mediador saliese a la luz pública. Y en esto se centró también Barragán, que ya en el reciente debate sobre el estado de la nacionalidad le había preguntado al presidente si sabía de la existencia de un vídeo en el que, al parecer, el sobrino del tito Berni aparece en situación no precisamente decorosa, al menos por lo que puede inferirse de las palabras del portavoz de CC. Pero Barragán no se quedó esta vez ahí, sino que manifestó sus dudas sobre si apartar a Taishet de la Dirección General de Ganadería para «destinarlo a un puesto más seguro» -su destitución no obstó para que el PSOE lo colocase como candidato a la alcaldía de Antigua unos días antes de su detención por el caso Mediador- no fue en realidad el resultado de un supuesto chantaje al que el Gobierno se veía sometido.

El nacionalista cuestionó si acaso «algún consejero» no supo de la grabación en cuestión y en última instancia se decidió quitar al sobrino de su puesto en Ganadería, del que salió -cabe insistir- para ser colocado solo meses después como candidato en el municipio de Antigua. «En lugar de ir a la raíz del problema, dieron por cerrada la crisis apartando al director de Ganadería y confiando en que no estallara el caso... Pero estalló», argumentó Barragán, quien como Domínguez se preguntó cómo es posible mantener un firme alegato en favor de la ejemplaridad y al mismo tiempo mantener en su cargo de asesor en la Consejería de Agricultura a Daniel Ponce, que, además, es candidato socialista a la alcaldía de Moya. Ponce es junto con Taishet el protagonista de unas grabaciones en las que puede escucharse que el mediador no solo es «un tío que controla», sino que también «mueve bacalao, ordeña vacas, hace queso y no tiene explotaciones».

Dos bloques

En los grupos del pacto de las flores, los discursos se dividieron en dos grandes bloques: el de la mesura, donde se ubicaron la Agrupación Socialista Gomera (ASG) y Nueva Canarias (NC); y el del ataque, que enarbolaron PSOE y Podemos. El portavoz parlamentario de NC, Luis Campos, insistió en pedir que unos «miserables» no logren manchar la «buena política». El canarista estuvo atinado al apuntar una arista del caso, la de la droga y la prostitución, que ha evidenciado que la sociedad «ya no perdona ciertos comportamientos». El tono se agrió con Marrero y Fierro.

El de Sí Podemos Canarias empezó hablando del caso Cuarteles, relacionado con la supuesta trama del mediador y que, según él, «se intenta ocultar porque no tiene réditos electorales». No obstante, ya de entrada lanzó el habitual ataque a CC y PP, una oposición que «poco ha aportado a la ciudadanía» y que tiene en esta causa «la única oportunidad para desacreditar al Gobierno». 

La presidenta del grupo del PSOE mantuvo esta línea. Fierro defendió que su partido «actuó en tiempo récord y de forma clara y rotunda» al expulsar al tito Berni y pedirle el acta de diputado, algo a lo que no acostumbran, apostilló, otras fuerzas políticas. La socialista aseguró que no pretendía «negar lo evidente» y admitió que en el PSOE se sienten «abochornados» al conocer determinados comportamientos de quienes estuvieron en sus filas, si bien lamentó el ruido generado alrededor de la «paranoia mediática» de Navarro Tacoronte, algo en lo que ya había hecho hincapié el representante de Podemos. Pero fue al señalar directamente a Manuel Domínguez cuando estalló el enfado que el líder popular se llevó consigo hasta la tribuna para su segunda y última intervención. Fierro aprovechó que Domínguez mantuvo en su día una reunión informal con el mediador, a quien el presidente del PP en las Islas no conocía -es más, ni siquiera sabía que acompañaría a la persona con la que en realidad se había citado-, para afirmar que si hubiese sido Ángel Víctor Torres quien compartió un café con Navarro Tacoronte, «habrían pedido su cabeza», un convencimiento que el mismo Torres hizo suyo en una posterior intervención. A partir de ahí, el tono bronco del debate se intensificó.

Valía

El jefe del Ejecutivo se contagió de ese tono áspero ya desde su segunda visita a la tribuna -por su condición de presidente fue el único que disfrutó de tres turnos- y no contestó las preguntas de la oposición. No al menos la mayoría de las preguntas. No aclaró, por ejemplo, si los nombramientos de los Fuentes fueron por su valía o por una cuestión de cuotas y la necesidad de satisfacer a la familia socialista de Fuerteventura; tampoco el porqué de que Ponce continúe en nómina como asesor de la Consejería de Agricultura.

Sí repitió que no tenía conocimiento alguno del vídeo de marras por el que le cuestionó Barragán -de hecho le pidió al nacionalista que dijera qué es lo que se ve en esa grabación-, pero más allá, se limitó a rechazar las «insinuaciones» de la oposición, a cuyos diputados les pidió que si tienen constancia de que en algún momento él como presidente encubrió alguna actuación ilícita relacionada con el caso Mediador, lo denuncien «de inmediato» en los juzgados. Y si no es así, continuó Torres, será entonces que «están haciendo un uso político del caso para dañar su imagen como candidato y la del PSOE». El de Taishet Fuentes, aseveró, no fue un nombramiento atinado, «pero sí fue acertado su cese». Un cese que nada tuvo que ver con el mediador -garantizó- y que obedeció a los «enfrentamientos» del sobrino del tito Berni con el sector ganadero y a unas declaraciones «inaceptables».

Ambiente caldeado

Para el segundo turno de la oposición, el ambiente estaba más que caldeado. Barragán le recordó al presidente que su misión parlamentaria es preguntar en lo relacionado con la vertiente política del caso, no ir a los juzgados. Y sobre la acusación de que estén sacando rédito político del mediador, el nacionalista rememoró lo sucedido con el caso Reparos contra Fernando Clavijo, el mismo que como el anterior caso Grúas partió de una denuncia que de manera insólita llegó al Supremo -ambas archivadas con cajas destempladas- y que «tal vez», ahondó el portavoz de CC, le permitió a Torres ocupar la presidencia (el caso Reparos cercenó las opciones de Clavijo de repetir al frente del Gobierno regional por más que su contenido era como poco endeble). Manuel Domínguez, por su parte, lamentaba ser tan «iluso» como para creer que iba a obtener respuesta a sus preguntas. «Ha tratado de echar mierda al resto para que no se hable del caso», coincidieron ambos.

Torres reiteró que sigue sin detectarse merma alguna en las arcas autonómicas por este caso -hizo un repaso consejería a consejería- y se quejó de que CC y PP estén «en cuestiones superfluas y anecdóticas», en «dimes y diretes», en «chismes y habladurías», y no en los «hechos probados. «En cualquier caso, este Gobierno va a seguir con la investigación interna hasta la saciedad», remató.

Suscríbete para seguir leyendo