La persecución a periodistas certifica la escalada de tensión en el Sahel

Reporteros Sin Fronteras denuncia el deterioro de las condiciones de trabajo en la zona tras aumentar la presencia de grupos armados

Un joven burkinés enarbola la bandera rusa tras el golpe de Estado en el país. | |

Un joven burkinés enarbola la bandera rusa tras el golpe de Estado en el país. | | / Efe

Asesinatos, secuestros, expulsiones forzadas y censura son solo algunas de las consecuencias que sufren los periodistas que deciden ejercer la profesión en el Sahel. El recrudecimiento de los ataques de los grupos armados en los países de la zona complica la labor de los profesionales que cada vez cuentan con espacios más restringidos y peores condiciones laborales. Lo que provoca que el Sahel se esté convirtiendo en una «zona sin información». Así lo denuncia la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su último informe titulado En la piel de un periodista en el Sahel. Un documento en el que se subraya el auge de los medios favorables a la narrativa prorrusa, que defienden la presencia de los mercenarios de Wagner –milicia privada vinculada a Vladimir Putin desplegada por la franja más caliente del continente–, y contribuyen al auge de la desinformación.

Según los datos de la organización, cinco periodistas han sido asesinados en la región en los últimos diez años, entre ellos los españoles David Beriain y Roberto Fraile. Dos han desaparecido y centenares más han recibido amenazas, lo que les ha impedido desempeñar su oficio con seguridad.

Además del peligro que supone trabajar en zonas con grupos armados, los periodistas tienen que hacer frente a otras trabas como las restricciones instauradas tras golpes de Estados o la autocensura provocada por el miedo a las represalias. «En Chad, Burkina Faso y Malí, el deterioro de la situación de los medios se ha visto agravado por la llegada al poder de las juntas militares. Sus presiones y sus mandatos patrióticos favorecen el desarrollo de un periodismo por encargo y un fenómeno de omertá en torno a ciertos temas», apunta en el informe el director de la Oficina de RSF en África Subsahariana, Sadibou Marong.

Otro de los problemas que denuncian en el informe es el incremento de trabas administrativas impuestas por las autoridades, que dificultan cada vez más la obtención de credenciales y permisos para poder cubrir la información. También el aumento de expulsiones y la suspensión de medios internacionales. La desinformación de la mano de «mercenarios», sobre todo en redes sociales, es otra de las grandes dificultades.

Ante esta situación, Reporteros sin Fronteras, anima a iniciar una movilización general con el objetivo de congregar y organizar la resistencia para que el Sahel no se convierta en el mayor agujero negro informativo de África. Y así proteger los derechos de los periodistas y el derecho de acceso a la información. La organización exige a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y a la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (Cemac) que elaboren un código de conducta para proteger a los periodistas en zonas de conflicto.

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