Frontex espera la llamada de Madrid para enviar refuerzos ante el repunte

La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) está a la espera de que España solicite refuerzos para ayudar con la gestión de la llegada de migrantes a Canarias. La policía fronteriza europea está preparada para aumentar su presencia en las Islas, pero no puede desplegar sus efectivos sin una solicitud previa del país en el que van a desarrollar su labor. «Frontex está dispuesta a proporcionar más ayuda a las autoridades españolas si así lo solicitan», señalan fuentes internas de la agencia. Frontex cuenta actualmente con 55 agentes en Archipiélago, que colaboran con el manejo de los flujos migratorios y trabaja «muy estrechamente con España para abordar la delincuencia transfronteriza», en la que se complenta tanto la vigilancia a las mafias de tráfico de personas como el tráfico de drogas.

El Gobierno de España en funciones no se ha puesto, de momento, en contacto con la agencia europea para incrementar el número de agentes desplegados en Canarias para estar prevenidos ante el posible incremento de entradas irregulares en los próximos meses. Siguiendo las previsiones que manejan los expertos y las oenegés, las autoridades canarias han alertado del repunte que se espera en los meses de otoño, cuando llega el mar en calma. El presidente del Gobierno Canario, Fernando Clavijo, inició una ronda de reuniones urgentes con los ministerios implicados en la gestión de los flujos migratorios para solicitar ayuda y contar con los recursos necesarios ante un probable pico de entradas.

Frontex tiene presencia en las Islas desde 2009 y cada año se renueva la colaboración entre España y la agencia europea para ejecutar la Operación Canarias, que este año arrancó el 27 de enero. Los agentes destacados en el Archipiélago no realizan tareas de vigilancia marítima ni asistencia en el mar, pues únicamente se implican en actividades relacionadas con el apoyo a la gestión migratoria.

Entre enero y julio, según datos de la agencia europea, los gendarmes de Frontex habían ayudado a gestionar la llegada de 7.692 personas a las Islas. El 29,1% de ellas eran de origen marroquí; el 20,6% procedían de Senegal; el 11,7% de Costa de Marfil; el 10% de Guinea; y el 9,7% de diferentes países subsaharianos. Según Frontex, la ruta canaria es la cuarta más transitada de Europa después de las del Mediterráneo central, los Balcanes y el Mediterráneo Oriental.

El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, se reunión en marzo con el director ejecutivo de Frontex, Hans Leijtens, para solicitar un impulso de la cooperación de la agencia con los países africanos en materia migratoria. El ministro español instó al Frontex a desempeñar «un papel más relevante» en la prevención de los flujos migratorios irregulares en el Mediterráneo y el Atlántico. «Las fronteras exteriores no son solo nacionales sino europeas, y ante los desafíos que afrontamos, los Estados de primera entrada debemos ser apoyados política y operativamente», apuntó.

Grande Marlaska aseguró entonces que la mejor forma de hacer frente a la llegada irregular de personas desde África es trabajando en la prevención en los países de origen y tránsito. El responsable de Interior sacó pecho entonces por «la notable reducción de las cifras de llegadas a España», que se registró durante los primeros meses del año, especialmente en el Mediterráneo. Si bien las cifras que ha registrado la ruta atlántica en las últimas semanas están lejos de reflejar un frenazo en el número de llegadas. Solo en el mes de agosto se triplicó el número de personas que arribaron a las costas isleñas con respecto al mismo mes del año pasado. A esto se suma que, en los primeros siete días de septiembre han entrado de manera irregular 1.178 migrantes, que fueron localizados a bordo de 14 pateras y cayucos.

Detrás de este repunte hay múltiples factores, pero uno de los que más preocupa al Gobierno de Canarias es la tensión política que atraviesa Senegal, que ha sacudido a una población que ya vivía en condiciones precarias y que ahora sufre las consecuencias de la inestabilidad social. El empobrecimiento, la incertidumbre y la inseguridad han empujado a miles de ciudadanos a abandonar el país africano y muchos han visto la ruta canaria como la mejor vía para iniciar un proyecto migratorio que les permita tejer una vida mejor en Europa. Esta circunstancia ha impulsado el uso de cayucos para llegar hasta las costas canarias. Se trata de embarcaciones que se emplean para la pesca tradicional en países como Senegal o Gambia. Al ser más robustas que las pateras permiten trasladar a un mayor número de personas a bordo, llegando en muchas ocasiones a superar el centenar de ocupantes. Ejemplo de ello es que el martes arribó a Tenerife una de estas barquillas con 187 personas a bordo.

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