‘Chinatown’ no cuaja en Canarias

La comunidad china da hoy la bienvenida al Año del Dragón

El carácter integrador de los canarios no da lugar a barrios ‘propios’ como los de Madrid o Londres

Cuatro generaciones de la familia Jinlui, afincada en Gran Canaria desde hace casi tres décadas.

Cuatro generaciones de la familia Jinlui, afincada en Gran Canaria desde hace casi tres décadas. / LA PROVINCIA / DLP

Isabel Durán

Isabel Durán

Xin nian kuai le. O lo que es lo mismo: ¡Feliz año nuevo! China celebra hoy la festividad más grande e importante de su cultura y 10.433 personas dan esta noche desde Canarias la bienvenida al Año del Dragón, que está considerado un símbolo de poder, vitalidad y buena fortuna en el zodiaco del gigante asiático. Eso sí, lo harán sin grandes espectáculos de fuegos artificiales ni coloridos pasacalles, pues en las Islas no hay barrios que acojan por todo lo alto esta celebración, como sí ocurre en el barrio madrileño de Usera o en los barrios chinos de grandes ciudades como Londres o Nueva York. Quienes abandonaron el gigante asiático para instalarse en el Archipiélago no cuentan con grandes espacios en los que reunirse para celebrar esta tradición. Lo que sí existen son manzanas en las que concentran sus negocios, como las calles aledañas al Mercado Central de Las Palmas de Gran Canaria o los alrededores de Ángel Guimerá en Santa Cruz de Tenerife, pero no se ha creado una Chinatown en ninguna isla, debido al escaso número de residentes chinos y al espíritu integrador de los canarios.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC. / José Carlos Guerra

En estas fechas se cumplen tradiciones ancestrales, mezcla de superstición y costumbre, para alejar infortunios y atraer prosperidad y abundancia. Los hogares y negocios se convierten en el lugar de reunión, como es el caso de la familia Jinlui. Sus cuatro generaciones disfrutan esta noche de una espléndida cena con un menú compuesto por platos tradicionales de su país de origen y otros con sabor canario. Cai Cai Jinlui llegó a Gran Canaria en 1996 siguiendo las recomendaciones de un amigo que le habló de las bondades del clima isleño y de las oportunidades de negocio que ofrecía el sector turístico. Solo un año después abrió su propio restaurante en Puerto Rico, en el sur de Gran Canaria, el Great Slow Boat, que ya lleva casi 30 atendiendo comensales. Sus hijos, nacieron en China, pero crecieron aquí y uno de ellos ya ha formado su propia familia, por lo que Jinlui tiene ya tres nietos canarios. «Este es el mejor clima del mundo, todo el año es primavera y eso no hay dinero que lo pague. Me he traído aquí hasta a mi madre que tiene 91 años. En 2026 me jubilo y mi intención es vivir seis meses en China y otros seis meses aquí, donde está mi familia», revela Jinlui, vicepresidente de la Asociación Cultural Mazu en España y de la Asociación China en Canarias.

Barcos pesqueros

Los primeros chinos comenzaron a llegar al Archipiélago en la década de los 70, cuando las políticas de Deng Xiaoping comenzaron a abrir el país comunista al exterior y se produjo un boom migratorio. La mayoría proceden de las regiones costeras de Zhejiang y Fujian, con una gran tradición de comercio marítimo. Incluso algunos entraron de manera irregular por los puertos canarios, a los que llegaban a bordo de grandes barcos pesqueros en los que nunca volvieron a embarcarse. En aquellos años –y así es todavía ahora– los chinos no ubicaban el Archipiélago en el mapa, pero el boca a boca atrajo a los familiares y amigos de los pioneros que lograron instalarse e, incluso, poner en marcha sus propios negocios. La escritora taiwanesa Echo Chen, más conocida como Sanmao, vivió a mediados de los 70 entre Gran Canaria y Tenerife y publicó varios libros en los que relataba sus experiencias personales, lo que popularizó Canarias entre sus paisanos. 

En el Archipiélago hay oficialmente 10.433 chinos, pero son más debido a la movilidad laboral

Desde entonces, la comunidad china se han ido integrando poco a poco en la sociedad isleña, no solo en el tejido comercial, sino también en la vida social. «Somos uno más», afirma Jaime Jiang, empresario afincado en Lanzarote desde hace casi 30 años. Eligió Gran Canaria como destino de su viaje de final de carrera, para visitar a un amigo que le había descrito el Archipiélago como un «paraíso para las vacaciones». Y se quedó. «Vine por el clima y para conocer los volcanes, pero me quedé por la gente. Desde el principio me acogieron con los brazos abiertos», rememora Jiang, quien llegó sin saber una sola palabra de español, pero gracias a la ayuda de sus vecinos aprendió el idioma con facilidad.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC. / José Carlos Guerra

Jiang, gerente del supermercado Suko y del restaurante Kokoxili en Arrecife, es el propulsor de la Fundación de Ayuda a la Comunidad China en Canarias, cuyo objetivo es fomentar el intercambio cultural y facilitar la vida a los recién llegados, que requieren orientación para instalarse y para tramitar su documentación. Además, asesora a empresarios e inversores que buscan enlaces comerciales en las Islas. «Intentamos ayudar para que todas las partes salgan ganando», sostiene el empresario, quien apoya tanto a quienes optan por la importación de tecnología made in China, como a quienes les interesa la exportación de productos gourmet elaborados en Canarias.

Más que en las estadísticas

La comunidad china afincada en las Islas es más amplia de lo que recogen las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), pues la movilidad laboral hace que muchos vengan a trabajar por unos meses, especialmente en las temporadas altas de turismo, y no llegan a registrarse en el padrón municipal hasta que no se establecen, según explica Jiang. Si bien, de 2020 hasta ahora, el número de residentes chinos se ha reducido un 4%. Sheng Huang, abogado y secretario del Instituto Confucio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), achaca a estas salidas a que sus compatriotas están buscando nuevas oportunidades en otros lugares, especialmente en América Latina, donde han encontrado un «filón de oro», pues allí «no existe un tejido industrial que les nutra de objetos de uso básico». Otro factor que ha afectado a la disminución del número de residentes chinos ha sido la pandemia, aunque ya están volviendo algunos de los que optaron por regresar a su país ante el impacto que supusieron las medidas anticovid en sus negocios de restauración, según señala Jiang, vicepresidente de la Asociación Cultural Mazu en Canarias.

La población asiática echa en falta lugares en los que compartir el tiempo de ocio con sus paisanos

Precisamente ese escaso número de habitantes del gigante asiático ha impedido que se formen barrios chinos en Canarias. «Aquí se aburren, no hay vida social para ellos. Ya se ha superado esa idea de trabajar 24 horas los 365 días del año. Ahora los derechos y las necesidades de las nuevas generaciones se van adaptando a las de la sociedad en la que viven. Incluso cierran sus negocios para irse de vacaciones y eso, hace 20 años, era impensable», asegura Huang. En las grandes capitales hay barrios en los que todos los negocios están construidos en base a las necesidades de la comunidad china, pero aquí trabajan para dar servicios a los canarios. A pesar de que en las Islas hay decenas de restaurantes chinos, la mayoría tienen una carta adaptada a los gustos europeos y no ofrecen auténticos platos tradicionales. «Nos gustan las reuniones sociales, quedar comer y los karaokes», explica Huang, quien lamenta la escasa oferta de ocio con la que cuentan en Canarias.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC. / José Carlos Guerra

«Nos hemos adaptado y nos divertimos a lo canario. En contacto con la naturaleza. Aquí tenemos playa y tenemos el Teide. Es otra manera de pasar el tiempo libre», alega Jiali Zheng, secretaria general de la Asociación Sociocultural Dragón China en Tenerife, quien llegó a España con 15 años y vive en Tenerife desde hace casi dos décadas. «Llevo aquí más de la mitad de mi vida, me siento medio canaria y medio china, porque vivo aquí pero no he perdido el vínculo con las tradiciones de mi país», manifiesta Zheng, quien trabaja como contable en una asesoría y es voluntaria en la asociación, que fomenta el conocimiento de su cultura y actúa como puente entre la comunidad china y las autoridades locales y la embajada.

Emprendedores

Según datos del Observatorio Canario de Empleo (Obecan), en el Archipiélago hay 5.471 trabajadores chinos afiliados a la seguridad y representan el 4,4% de los extranjeros que trabajan en las Islas. Además, el 46,5% de ellos son autónomos y cuentan con sus propios negocios en los que generan empleo. «Antes los grandes bazares estaban llenos de trabajadores chinos, pero ya casi no hay y esos puestos los ocupan canarios», apunta Huang, quien explica que en el Archipiélago hay una gran demanda de mano de obra china, especialmente para los restaurantes, en los que se están pagando sueldos muy abultados.

En Canarias hay 5.471 trabajadores chinos y el 46,5% son autónomos que generan empleo

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC.

Celebración del Año Nuevo Chino en el Paraninfo de la ULPGC. / José Carlos Guerra

La primera generación de chinos que llegó a Canarias vino atraída principalmente por las oportunidades laborales. «Venían a trabajar, porque para llegar aquí se endeudaban, no les preocupaba ni aprender el idioma», relata Zheng. Inicialmente, se hicieron fuertes en la hostelería, pero sus hijos se lanzaron a la conquista del nicho de los bazares y la importación. La tercera generación está más profesionalizada y empieza a estar presente en sectores como la medicina, el derecho, la arquitectura, la enseñanza o la ingeniería. 

El secretario del Instituto Confucio prevé que en unos años habrá mucho empresario chino en el sector del automóvil. La venta de vehículos chinos están ahora en manos de proveedores locales, algo que va en contra de las políticas de las empresas automovilísticas asiáticas, que apuestan por tener sus propias redes de distribución. «China lleva la delantera en el coche eléctrico y ese es un negocio que los empresarios no dejarán pasar», afirma Huang.

Si hay una parcela de la vida social que se les resiste es la política, pues todavía no hay ningún representante público ni en Canarias ni a nivel estatal de origen chino. «Con el tiempo y con la integración algún día llegará el primer diputado chino. Quizá en la siguiente generación, porque somos parte de la comunidad», afirma Jiang.

«Me siento medio canaria, medio china», manifiesta Jiali Zheng, tras casi 20 años en Tenerife

«Estamos en un proceso de mestizaje», apunta Huang, quien llegó a España con apenas siete años y se ha forjado una carrera profesional en las Islas. A su juicio, el tópico de que la comunidad china es hermética ya se ha superado. «Desde el covid el tejido comunitario chino ha apoyado de forma muy activa las actividades sociales de Canarias. El miedo que puede generar una comunidad foránea es el del desconocimiento y la falta de comunicación y, aunque todavía queda algo de camino por recorrer, se está superando ese miedo», señala el secretario del Instituto Confucio, una institución que lleva once años promoviendo la lengua y la cultura chinas en el Archipiélago y que el pasado miércoles reunió a alumnos de diferentes centros escolares de Gran Canaria para celebrar el Año Nuevo del Dragón. Canciones tradicionales, actuaciones musicales y bailes llenaron el Paraninfo de la ULPGC.