¿Cómo se ha tomado el galardón?

Todavía no me lo creo, es un sueño cumplido. Todas estaban muy bien, muy bonitas, entonces cuando los presentadores dijeron mi nombre no paraba de repetirme que no podía ser verdad.

Pero, no es nueva en esto del Carnaval, ¿verdad?

Son ya más de cuarenta años. Muchos años presentando reinas en Arguineguín, La Aldea y Maspalomas. También infantiles y de la tercera edad. Incluso en el año 2000 presenté junto a Antonio Cruz como ayudante una candidata al Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Entonces, hace dos años decidí que era mi hora y me presenté a Gran Dama. En 2016 quedé primera dama y en 2017 segunda, esta vez me dije que a la tercera iba la vencida y así fue. Precisamente, el primer año la fantasía de mi candidatura se llamaba Ahora me toca a mí.

Entonces, ¿cómo empezó su relación con el Carnaval?

Desde pequeña siempre me ha gustado ser cantante, bailarina, la moda. Sabía coser y aprendí a diseñar. En aquellos primeros carnavales de hace cuarenta años empecé poco a poco.

¿Ahora se dedica a la costura de forma profesional?

Por supuesto, más allá de los vestidos de las reinas estoy todo el año haciendo cosas. Trajes de boda, bautizos, primeras comuniones, celebraciones, disfraces, de todo un poco.

¿En qué se ha inspirado para realizar su traje?

Me encantan las hadas y el mundo de la fantasía. Lo tenía clarísimo desde el primer momento. Y en verdad, me enteré de la temática del Carnaval cuando ya tenía diseñado el disfraz y ya estábamos montándolo.

¿Cómo fue eso del cambio de vestuario? ¿No le pusieron ninguna pega?

Al principio tenía pensado hasta cuatro vestidos. Pero en El Kilo de San Gregorio, mi patrocinador, me dieron unas telas mejores y me quedé con dos. Pensé en hacer una cosa nueva, algo que nunca se había hecho. Pregunté al jurado si podía hacerlo y me dijeron como si te lo quitas todo, lo pensé pero quitarme el otro mono lleno de pedrería como que no. Les dije tranquilos, yo lo tiro a un lado y así lo hice, lo lancé a los presentadores. Fue sorprendente porque me cuadró con la música justo cuando pasaba a ser más de cuento a más marchosa, más de Carnaval.

¿Qué aportó Antonio Cruz al traje?

Fue todo un trabajo codo con codo. Lo diseñamos juntos y cada uno hacía una parte. Por ejemplo, él dobló los alambres de las alas porque se necesita más fuerza, pero ya está. Yo hice las serpientes, nos repartimos el trabajo.

¿Cuánto tardaron en hacerlo?

Pues empezamos en octubre o así. Pero terminamos el viernes pasado. En El Kilo me decían que llegarían las piedras azules hace semanas y al final les llegaron ese día. Esa misma noche estuvimos los dos pegándolas al traje durante varias horas. Después el domingo llegamos al parque [Santa Catalina] a eso de las dos porque no nos daba tiempo, para montar el pavo real y otras cositas.

¿Tiene muy buena relación con Antonio Cruz?

Fantástica, él empezó con 16 años como ayudante mío.

¿Qué significa para usted el Carnaval?

Lo es todo, me das a elegir entre un viaje y un vestido de Carnaval y elijo lo segundo. Para mí es como una golosina.

¿Termina aquí su carrera?

Que va, ahora voy a diseñar dos trajes para la reina de Maspalomas, el año que viene quiero presentar una infantil en la capital y en 2020 volver a presentarme.