"Las ventas este año en los chiringuitos han ido de pena, porque el botellón ha sido increíble, de verdad", asegura Yayo Rodríguez, portavoz de los chiringays de la zona de ocio del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria y propietario del chiringuito número uno, el Miau Yayo.

Según Rodríguez, se trata del año, de los que él ha estado involucrado, "en el que peor han ido las ventas". Hablando en nombre de los chiringays, "de los 16 que había, entre diez y doce de ellos van a tener pérdidas, no van a ganar nada", apunta. En lo que se refiere a las bebidas que se despacharon, el portavoz habla de porcentajes y se aventura a afirmar que "las consumiciones se puede decir que han bajado aproximadamente un 45 o un 50%", en relación a los años en que han estado situados en el Parque de Santa Catalina.

A título personal, no como representante de los chiringays, Rodríguez opina que "hay que reinventar el Carnaval, en el sentido de ver cómo son los chiringuitos, organizarlos y hacerlos de una manera diferente". Además, considera que tendría que ser una manera en la cual "se promocionase que la gente se disfrace más".

Y es que, en palabras de Rodríguez, "ahora mismo los chiringays y los chiringuitos se han convertido para la gente joven, y hay muchas otras cosas de este año que deberían revisarse; le hemos dicho a la organización de sentarnos a hablar no en el mes de enero, sino en octubre para hablar, porque hay maneras para hacerlo mejor".

También recuerda que "el año pasado, cuando estuvo en la Plaza de la Música decidí no participar, pero cuando se volvió al Santa Catalina sí lo hice. Asimismo, Rodríguez declara que "lo que le dijimos al Ayuntamiento en su momento es que había que controlar más el botellón, y esta vez ha sido algo descomunal, y ahí está la clave de no haber ganado tanto".

"La policía ha controlado la entrada de vidrio", añade, "pero yo creo que en muchos sitios de la península, como las Fallas o los San Fermines, sí que se controló el botellón, y yo entiendo que aquí deberían hacer lo mismo; la desilusión de los empresarios es muy grande este año".

En cuanto al ambiente vivido este año en los mogollones, el portavoz sostiene que "he visto mucha gente joven; ya no veo ni gente mayor ni gente carnavalera. Disfraces buenos de gente divertida los ves a primera hora, pero luego sobre las doce o la una ya desaparecen".

Eso sí, reconoce que "la gente tenía ganas de parque, y la cosa ha estado bien en ese sentido porque había que recuperar ese espacio; justo al lado de mi chiringuito hay policías toda la noche, quizás habría venido bien algo más de presencia policial en general".