El círculo se hubiera cerrado a lo grande para Edy Tavares. Aquel mastodonte que había llegado a Gran Canaria sin saber botar un balón, fruto de una casualidad en 2009, cuando al Granca le había llegado el 'chivatazo' de que en Maio, Cabo Verde, había un chico más grande que todos los jugadores becados que había en La Vega de San José, podía besar su primer título en el lugar que le dio la oportunidad de ser jugador de baloncesto. Parecía el guión soñado para el canterano amarillo: volver hecho un hombre para conquistar la Copa del Rey 2018 con el Real Madrid, el club más laureado de Europa. Sin embargo, el renacido Barça de Svetislav Pesic acabó con el idílico regreso de Edy Tavares a Gran Canaria.

Se envalentonó el Gran Canaria Arena cuando sonó su nombre por megafonía en el primer día frente al Unicaja Málaga. Repitió sonido en el momento que los altavoces del Arena repitieron su nombre en las semifinales frente al Iberostar Tenerife. Y volvió a sacar aplausos otra vez al nombrar al dorsal 22 del equipo blanco en la final ante el FC Barcelona Lassa. Porque aquel que vio a 'Big Edy' soltar sus primeras canastas en el Centro Insular de Deportes y crecer y hacerse un pilar del equipo en el Gran Canaria Arena siente a Tavares suyo.

Sin embargo, no fue el mejor partido de Edy en la oficina. Sufrió con el juego de pies y manos de Ante Tomic, enrome en la tarde de la final con 17 puntos y 5 rebotes. Edy bajó su media de minutos con respecto a otros partidos y su juego se diluyó entre la maraña de brazos azulgrana. Tavares solo consiguió anotar dos puntos (1-3 de tiros de campo) y apenas recuperó cuatro rechaces. Unos números lejos del nivel que había mostrado en las últimas semanas.

Porque la adaptación de Edy Tavares al equipo blanco va por buen camino. Aterrizó en noviembre en Madrid después de poner fin a su aventura en la NBA, que arrancó esta temporada en los Cleveland Cavaliers. Acabó cortado y volvió al barro de la Liga de Desarrollo de la NBA para salir de Estados Unidos y fichar por el Real Madrid, atacado por las bajas en su zona interior. Pablo Laso había perdido a Gustavo Ayón [que regresó ayer a la pista por unos minutos] y a Ognjen Kuzmic, sus dos pilares interiores y ahí, Tavares apareció en el horizonte blanco.

En sus últimos seis partidos en la Liga Endesa su valoración se sitúa en el número 16, mientras que en la Euroliga ha firmado algunos partidos sobresalientes como ante el Anadolu Efes -con 25 de valoración- o frente al Baskonia -con otros 20 de valoración-. Su intimidación y poderío ofensivo y defensivo se postula como clave de aquí al final de la campaña para el Real Madrid.

"Hemos intentado pelear desde el principio hasta el final y no ha podido ser, se ha roto una buena racha y lo hemos peleado muy fuerte para volver. Hemos tenido el último tiro para ganar pero al final no ha podido ser. Duele muchísimo al estar 18 abajo y llegar a tener el último tiro para ganar y después en el rebote, otra oportunidad para poder ganar el partido", aseguraba Edy Tavares al término de la final de Copa del Rey. Antes de partir, en el Aeropuerto de Gran Canaria, el canterano amarillo posteaba una entrada en su cuenta de Instagram. 'Esto no es el fin del mundo', rezaba. Y es que Edy siempre quiere más.