Es tiempo de Navidad, donde todas las celebraciones se centran alrededor de la mesa y sacan a relucir los recuerdos más recónditos y emotivos de cada uno de nosotros.
Será por eso por lo que cuando llego al restaurante Segundo Muelle y comienzo a hablar con los hermanos Antonio y Ruth Rodríguez, secretario general y gerente, respectivamente, de la Universidad Fernando Pessoa Canarias, enseguida salen a colación los platos que comían en esas navidades familiares e inolvidables, cuando eran niños y esperaban con ilusión a Papá Noel. "Estos días siempre tomábamos solomillo Wellington, que mi madre nos preparaba y cuya receta yo he tratado de rescatar. Me sale muy rico, pero no tanto como le salía a ella", recuerda Ruth, cuya casa se convierte estos días en el centro de operaciones de toda la familia. "Desde que nuestra madre falta, ella se ha convertido en la matriarca, la que nos cuida y mima a mi padre y a mí, de modo que cenamos todos juntos, con mi cuñado y mi sobrina", dice Antonio.
Hoy hemos venido a disfrutar de la riquísima cocina ´nikkei´ del restaurante peruano Segundo Muelle, cita obligada para quienes quieran disfrutar de los sabores diferentes de una de las mejores culinarias del mundo: la peruana.
Si de verdad les apetece algo distinto y bien sabroso, no deben perderse la oportunidad de almorzar o cenar en cualquiera de las dos sucursales que esta embajada culinaria del Perú tiene en Gran Canaria, una en plena capital, a los pies del hotel Santa Catalina y frente al Metropol, y otra en el sur, en el Centro Comercial Varadero, en el exclusivo marco de Meloneras. Ambos locales son amplios, luminosos y hacen gala de una carta que les cautivará por fusionar influencias japonesas, chinas, criollas, americanas y europeas con una maestría que ha inspirado a los grandes chefs de todo el mundo.
Llevamos ya un ratito hablando de viajes y sabores, y llega Manuel Quimper, el amable anfitrión, propietario de ambos restaurantes de este franquiciado que difunde las recetas más auténticas y celebradas del país andino por todos los rincones del mundo.
Manuel es un peruano que se quedó en Canarias por amor y que cambió su trabajo en la banca por este otro de empresario, mucho más sacrificado, pero también mucho más gratificante.
"Segundo Muelle es una marca peruana que nació hace 20 años de la mano de Daniel Manrique, un joven que hacía surf y pescaba en el sur de Lima, en el segundo muelle de la playa de San Bartolo. Toda su captura la cocinaba en un garaje", nos cuenta Manuel, que es amigo de Daniel porque en ese garaje del segundo muelle era donde él iba también a tomarse las cervezas y a comer los ricos cebiches (también puede escribirse ceviche) que rápidamente se hicieron muy famosos por su calidad y frescura.
Esta bonita historia culminó con la idea de montar, primero, un restaurante, al que le siguieron otros muchos, hasta organizar el potente franquiciado que se rige por una carta de nombre evocador: ´Pasión por el mar´.
Ruth y Antonio están maravillados escuchando los orígenes del negocio, y enseguida la mesa se llena de colores de la cocina peruana, considerada como una de las más sabrosas y variadas del mundo por sus influencias de diversas culturas, desde la criolla, hasta la japonesa, mezcla que se denomina ´cocina nikkei´.
"Nos encanta este tipo de comida porque aúna un crisol de culturas", dicen, y empezamos a dar buena cuenta del espectacular cebiche que nos trae Óscar Illaconzar, maitre y también peruano.
El ´handicap´ con el que hoy se encuentra el equipo de cocina es que Antonio es alérgico al marisco y tienen que modificar algo las recetas originales para adaptarlas al comensal. "No hay problema, dice Manuel Quimper, hacemos un tartar de salmón con aguacate y ´quinotto´ de quinoa con lomo saltado, que es una especie de risotto pero con quinoa, super- cremoso y de sabor muy suave".
La conversación se va calentando porque ya va haciendo efecto el Pisco Sour que nos hemos tomado de aperitivo y que aquí hacen como mandan los cánones del país andino: tres partes de pisco (licor procedente de la uva con mucha más graduación que el vino), dos de azúcar, una de lima, una clara de huevo bien batida para clarificar la mezcla, y un toque de angostura, de donde le viene el ´sour´, es decir, su amargor característico.
"Es precioso poder viajar por los sabores del mundo visitando restaurantes como este", me dice Antonio, viajero y gourmet empedernido, que no olvida los ricos platos callejeros de Tailandia, ni las carnes a la fiorentina de la Toscana, ni los ricos vinos del Chianti. "Pero donde mejor se come del mundo es en España, no hay ninguna duda", replica Ruth, quien también se declara enamorada de los platos picantes de la cocina mejicana.
La asignatura pendiente en materia viajera es ir a Japón, y en el ámbito laboral están encantados con sus puestos directivos en la prestigiosa Universidad Fernando Pessoa, pero echan de menos el trato con los pacientes, en el caso de Antonio, que es odontólogo de profesión; y de los pacientes en el caso de Ruth, que es enfermera. "Los sustituimos con la cercanía de los alumnos, porque los dos hemos impartido clases y nos encanta. Ver cómo evolucionan los jóvenes estudiantes y cómo va creciendo la universidad es algo maravilloso".
Y volvemos a enloquecer cuando probamos los makis de vieiras en salsa de maracuyá, no en vano estamos en el restaurante que más makis vende de toda la Isla; con la frescura del tartar de salmón, y con la cremosidad de el risotto de quinoa con lomo saltado.
Los platos son tan variados y tan sorprendentes, que es obligado venir varias veces para hacernos una idea global de todo lo que aquí se ofrece. "De hecho, las sucursales de Segundo Muelle de Gran Canaria cuentan con 50 de los 150 platos que existen en total, porque adaptamos las recetas a los gustos de la clientela", explica el propietario.
Y seguimos releyendo la carta, tan acertadamente denominada ´influencers´, porque fusiona con maestría platos criollos, clásicos, cocina marina, mediterránea y oriental, todo ello a través de elaboraciones llenas de sabor y colorido, con presentaciones tan bellas que casi da pena hincarles el diente.
Para entender esta pasión gastronómica hay que saber que Perú cuenta con la friolera de 486 platos típicos nacionales, batiendo todos los récords del mundo.
Y pasamos a los espectaculares postres de realización artesana, como el suspiro a la limeña (dulce de leche coronado con merengue al Oporto), o el cheese cake al maracuyá, y ahora me explico que el Segundo Muelle de Meloneras esté en el puesto número 1 de su zona en Trip Advisor. Un reconocimiento muy merecido.
