La saga sobre el mago más famoso del mundo se acerca a su fin con la primera parte de Harry Potter y las reliquias de la muerte. El filme, como es natural, ha provocado todo tipo de opiniones, desde los que lo consideran uno de las mejores de la saga, hasta quienes afirman que, como su predecesor, no alcanza el nivel de sus inicios. Sin embargo, los comentarios son unánimes al considerarla como la más oscura y siniestra de todas, un film en donde la magia negra cobra un protagonismo absoluto. Por lo pronto se ha posicionado el Vaticano, que ha puesto el grito en el cielo al declarar que la obra es perjudicial para los jóvenes, porque en ella no aparece el compañerismo y no da oportunidad a los personajes a desarrollarse, al mostrarlos solos, perdidos y divididos.

Fenómeno

El fenómeno salido de la pluma de la escritora británica J.K Rowling ha vuelto a enamorar a sus acérrimos seguidores, aquellos, que como el propio Harry Potter, eran niños cuando, en 1997, llegaba a las pantallas Harry Potter y la piedra filosofal, y ahora son adolescente como su protagonista. La película se inicia pocos días antes de que el joven mago cumpla diecisiete años, y y concluye con el enfrentamiento final, largamente esperado, entre Harry Potter y sus aliados, y el mago oscuro Lord Voldemort y sus sirvientes, los Mortífagos.

Harry, Ron y Hermione saben que su última esperanza para derrotar a las fuerzas del mal es terminar el trabajo que empezó Dumbledore: encontrar todas las Horrocruxes antes de que sea demasiado tarde.

El filme es un éxito absoluto de público y, seguramente, a partir de ahora, estos actores, que estaban sujetos a unas cláusulas casi inhumanas con la productora, podrán centrarse en otros compromisos personales, aunque mucho nos tememos que Daniel Radcliffe, Emma Watson o Rupert Grint, no podrán despegarse de los personajes que tantos años han interpretado.