Los actores Verónica Echegui y Quim Gutiérrez llevan meses metidos en la piel de dos policías que tienen que resolver un misterio: ¿Por qué apareció un cadáver en La Gomera hace tres años y no se encontró culpables? El rodaje en Tenerife de La niebla y la doncella aborda su cuarta semana en la localidad de Tacoronte, después de pasar por paisajes tan singulares como los de Punta del Hidalgo, Anaga o la antigua fábrica de tabaco santacrucera Philip Morris. Tras terminar la quinta semana en la Isla, viajarán a La Gomera para trabajar allí otras tres. En total, esta película basada en la novela del mismo nombre de Lorenzo Silva, necesita ocho semanas para grabarse en su totalidad.

"Lo que hemos rodado en las dos jornadas completas del lunes y el martes serán en total unos cuatro minutos de metraje". Lo cuenta en un chalet de Tacoronte que sirve de set de rodaje Andrés Koppel, guionista y director de la película, su ópera prima. Este tinerfeño, conocido por trabajar con Fresnadillo en el libreto de Intacto, y por coordinar los laboratorios de creación cinematográficos del Gobierno de Canarias, no dirigía desde 2007, cuando filmó el cortometraje Unión europea, que no alcanzó el éxito de La raya, de 1997. Aunque en un principio solo iba a realizar la adaptación del guión, Koppel acabó asumiendo la dirección del largometraje.

La productora madrileña Tornasol Films, encabezada por Gerardo Herrero, es la responsables de esta película. Es la segunda vez que esta empresa cuenta con un director tinerfeño para liderar sus proyectos cinematográficos, después de la reciente La punta del iceberg, de David Cánovas, que parte de una obra de teatro del palmero Antonio Tabares. Esta productora es una de las empresas peninsulares atraídas por los incentivos fiscales canarios que más se ha implicado con los rodajes en las Islas, llegando a abrir una sede tinerfeña para mayor agilidad, Hernández y Fernández. Este largometraje, que será distribuido por DeAPlaneta, es también una producción de Atresmedia Cine, con la participación de Atresmedia.

El trío protagonista de La niebla y la doncella se completa con Aura Garrido (El ministerio del tiempo). Aparecen, además los actores Marian Álvarez (La herida) y Roberto Álamo (La piel que habito). Según la productora, tam-bién hay diecinueve intérpretes canarios participando en el rodaje de manera más secundaria, como Paola Bontempi, la actriz de Burka Teatro Aranza Coello, el grancanario Mingo Ruano, la humorista Carmen Cabeza o el ac-tor de Doble M Santi López. Incluso en el equipo técnico se distinguen profesionales canarios como, entre otros, Patrick Bencomo, Carlos Doval, Rafa Rodríguez y Marta Calero.

Verónica Echegui y Quim Gutiérrez protagonizaron la mañana de rodaje de ayer en el set que el equipo creó en el amplio patio de un chalet de la zona tacorontera de Los Naranjeros, alejada de la mayoría de los ruidos de la ciudad a excepción de los aviones, que más de una toma fastidiaron. Ella es la cabo Anglada, la última en ver con vida al joven fallecido, y él el célebre sargento Rubén Bevilacqua, que Silva repite en varias de sus novelas. Ambos mantienen una conversación sobre el caso que les han ordenado investigar en una soleada mañana, tomando unas cervezas y en un bello jardín.

El caso del joven aparecido muerto en La Gomera se dio por cerrado rápidamente por las autoridades sin dar con el culpable. Tres años más tarde, el sargento de la Guardia Civil Bevilacqua y su ayudante, la cabo Chamorro (Aura Garrido) son enviados a la isla para reactivar la investigación.

Todo apunta a un político local de renombre, al que un tribunal popular absolvió a pesar de la aparente contundencia de las primeras pesquisas. Los investigadores lucharán por esclarecer este complicado caso, tras la niebla de una isla que esconde secretos terribles de sus habitantes.

Echegui, que ya rodó en Tenerife Seis puntos sobre Emma, se enfrenta a un personaje muy complejo psicológicamente, por lo que su perfeccionismo a la hora de interpretar la obliga a chequear la mayoría de las tomas, algo que el equipo le permite sin quejas. Y es que el buen ambiente en un rodaje es fundamental para que las cosas salgan bien.

El personaje

Gutiérrez ha preferido alejarse del personaje literario, del que mantiene su biografía, para crear uno nuevo para el cine. "Se trata de hacer un personaje de carne y hueso", cuenta el actor ganador de un Goya por Azuloscurocasinegro, quien reconoce que " es inevitable el juicio de los lectores pero prescindo de él, porque me contratan para una película; la gente opina pero me da igual", asegura.

Marian Álvarez, que ya rodó en la Isla Felices 140, y Roberto Álamo, para el que esta película es la tercera del año grabada en Tenerife, son pareja en la ficción. Él es el Teniente Nava que reabre por presiones de "alguien" el caso y ella es su mujer, embarazada y sin aparente intromisión en la trama.

"En principio mi personaje está al margen de la investigación pero en una historia así todo el mundo esconce algo y al final vivir en un ambiente así, en una isla, acaban aflorando cosas que uno no quiere que salgan a la luz", reflexiona la propia Álvarez mientras acaricia su barriga postiza como si fuera real. Su marido ficticio añade que "hasta su personaje puede ser el asesino, cualquiera". Álamo, a pesar de que no le gusta el género policiaco de novela, es de los que si la película que le proponen viene de un libro, se lo lee primero, incluso antes que el propio guión.