La historia del cine tiene en sus anales una larga lista de películas sobre Satán, pero fue La semilla del diablo, estrenada hace ahora medio siglo, la que puso de moda esta temática con un brillante film del cineasta Roman Polanski, capaz de crear un cuento de terror que podría pasarle a cualquiera.

El filme se estrenó el 12 de junio de 1968 y fue la primera película totalmente estadounidense del polaco Roman Polanski, que dio una lección de cómo partir de lo cotidiano para crear un opresivo clima de miedo e inseguridad.

Nada tan cotidiano como una joven pareja que se muda a un apartamento en la ciudad de Nueva York y decide tener un hijo, como unos atípicos vecinos ancianos demasiado solícitos o un marido capaz de todo por triunfar como actor.

Pero todo se enrarece cuando Rosemary (primer papel protagonista de Mia Farrow), tras una satánica pesadilla nocturna, se queda embarazada y empieza a sospechar que una terrible amenaza se cierne sobre ella y el bebé que espera.