El doctor en Filología y miembro de la Academia Canaria de la Lengua Juan Manuel García Ramos escribió en el ensayo Tres perfiles de la Poesía Canaria Última: Juan Jiménez, Ángel Sánchez y Juan Pedro Castañeda, publicado en Revista de Historia Canaria, que la originalidad de la obra de Jiménez "radica, amén de en la reconfiguración del lenguaje poético heredado, en haber sabido dar una justa versión de este proceso desde la estricta historia personal; en haber sabido proyectar en su circunstancia individual los rigores diversos que la sociedad española experimentaba en un silencio de retreta".

Por su parte, el escritor y traductor Luis Rivero destaca que "Juan Jiménez es un ejemplo de honestidad intelectual, pues siempre huyó del mercadeo institucional de la cultura y no se dejó sobornar por promesas ni por halagos ni por subvenciones procedentes de las sedes palaciegas". "Juan Jiménez se mantuvo siempre fiel a sus principios y, cuando consideró que no tenía nada más que decir, guardó silencio y desapareció de la escena pública", añade Rivero, "lo que ha sido valorado por muchos como ejemplo de consecuencia e integridad intelectual".

En este sentido, el escritor pone el acento en que Jiménez, un auténtico desconocido en su propio pueblo, cumplió la máxima de que nadie es profeta en su tierra, cuya excomunición se debe, fundamentalmente, a tres condiciones sobre otras: "la incontestable potencia de su obra poética, la profundidad, poco común, de su pensamiento, y una implantación social que pocos escritores entre nosotros conocen", concluye.