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Arte

La artista Mariví Gallardo reflexiona sobre la falocracia, el símbolo del patriarcado

La creadora aborda desde varias disciplinas la preponderancia del miembro masculino en el libro-ensayo que presenta mañana en la Biblioteca Insular

Las Palmas de Gran Canaria. Entrevista a Mariví Gallardo, la autora de 'Falocracia y sociedades'.

Mariví Gallardo pasaba una y otra vez por la misma rotonda para ir al trabajo. Un viaje tras otro en coche en donde siempre encontraba la misma representación: un grafiti con forma de pene en la señal de tráfico. «Una ve estas manifestaciones y lo obvia, nadie le da importancia a esos símbolos porque los consideran chistes, actos vandálicos, pero, de repente, me empezó a molestar y me pregunté: ¿por qué?». Ese pequeño escozor dio lugar a una investigación que la ha llevado durante estos últimos años por distintas latitudes. De esa inquietud por indagar en los significados aparentemente nimios surgió el libro-ensayo Falocracia y sociedad. Una visión multidisciplinar desde la observación de lo cotidiano, el cual se presenta mañana a las 19.00 horas en la Biblioteca Insular de Gran Canaria. Un espacio donde se cuestiona la autoridad del falo. 

«Al igual que democracia es el gobierno de todos, la falocracia consiste en el gobierno de quienes lo poseen, es decir, el gobierno de los hombres, ya que es un concepto relacionado con el androcentrismo y el machismo que impera en nuestra sociedad», explica la grancanaria, «en la falocracia impera un órgano sexual sobre otro y marca y condiciona las relaciones sociales entre mujeres y hombres; todo está relacionado con el patriarcado». 

A lo largo del texto, la artista comparte sus inquietudes y vistas de lo rutinario con las arquitectas Elena Lacruz y Noemí Tejera, los psicólogos Sara Blasco e Iñaki Mediavilla, la socióloga y antropóloga Lucía González y, para completar este círculo, con el pedagogo Javier López Hernández, dinamizador de colectivos de Masculinidades Disidente. Un amplio abanico que analiza desde distintas disciplinas las manifestaciones de la masculinidad en la contemporaneidad y dota de un corpus teórico al trabajo fotográfico.  

Adolescencia y crecimiento

A lo largo de 180 fotografías, Gallardo recoge la representación del dibujo en la urbe canaria, peninsular y mundial. Tanto en su ciudad natal como en Tokio o en París, se repite el mismo patrón: el miembro masculino erecto y vertical que muestra su virilidad. Dos círculos y una línea. «Las imágenes transmiten ideas y, en la documentación fotográfica, se puede observar los estereotipos y los roles que debe tener el hecho de ser hombre, es decir, qué tipo de relación deben tener con la afectividad, el ego, la violencia o lo sexualidad». ¿Por qué un adolescente como burla dibuja un pene en su compañero o lo bosqueja en la esquina de la mesa? Es una pregunta inocua, pero que se traspasa a las paredes, a las farolas o a los bancos en los que esta aparente bravuconería campa, aunque, en realidad, habla de un legado histórico que resuena en el acervo cultural. 

El sociólogo Pierre Bordieu y el filósofo Jacques Derrida ya teorizaron sobre el falocentrismo y su imposición privilegiada en la construcción del significado tanto en el lenguaje, la literatura, la filosofía o la hermenéutica, como reseña Gallardo en el relato. La construcción de los discursos hegemónicos se han hecho desde lo masculino, como demuestra distintas fuentes historiográficas. 

Mientras, en el relato común, algunas noticias, incluso a nivel internacional, hablan de este fenómeno, como los ejemplos del libro. En 2020, dos pilotos de un Boeing 737 dibujaron un pene en el cielo como apoyo a un jugador de la selección rusa que fue expulsado por la filtración de vídeos de contenido sexual y otro hecho llamativo es que hay trabajadores en el Tour de Francia que se dedican a borrar las señas sobre el asfalto.

Cambio de estética, cambio de discurso

Estos falos, al fin y al cabo, son la temprana expresión de varones en su despertar sexual. No obstante, el calado de los grafitis se amplía contemplando el contexto cuando continúa la hipersexualización de la mujer, la mercantilización de los cuerpos o, por el contrario, resulta escandaloso la procesión de un santo chumino rebelde. «Lo que llama la atención es la sobreexposición del miembro, la ostentación de tenerlo, lo cual no pasa con el órgano sexual femenino», señala la artista. 

Asimismo, la creadora visual cita en el texto a la filósofa Amelia Valcárcel cuando habla de la estética como un signo natural de la ética. Por tanto, cuando cambia, suele haber un proceso de transformación de valores que la acompaña. «Hay toda una parte del simbolismo cultural que subyace y no somos conscientes en absoluto», resalta. «Un hecho de esta masculinidad hegemónica e imperante es que constantemente tiene que reafirmar su rol. En realidad, es una falacia puesto que responde a una convención social». 

Este proyecto, del cual espera hacer una exposición más adelante, se une a la larga trayectoria de Gallardo. Entre sus muestras, destaca Periferias, el baile de los que sobran, que se exhibió en el Museo Nahim Isaías de Guayaquil en 2021; En medio de su orgullo (2018) o ¿Bandera es Femenino? (2017). Además, la creadora ha publicado anteriormente otro libro, ¿Pensar?, 11+2 Imágenes. Ahora, la oportunidad está en enfrentar al sistema contra sus propias contradicciones.

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