Génesis de Mararía

Mi opinión personal es que la película sobre la novela de Rafael Arozarena estaría por hacer

Goya Toledo como Mararía. | | LP/DLP

Goya Toledo como Mararía. | | LP/DLP / Aurelio Carnero

Aurelio Carnero

En el centenario del nacimiento de Rafael Arozarena Doblado, merece, ante todo dedicar unas líneas a la biografía de este excelso y magnífico escritor canario, novelista, ensayista y, sobre todo poeta, como él se consideraba. Nació el 4 de abril de 1923, en Santa Cruz de Tenerife. Falleció el 30 de septiembre de 2009, en la misma ciudad de su nacimiento. Fundador del llamado grupo fetasiano (movimiento literario) como él mismo ha dicho no sabe cómo definirlo. Fue premio Canarias junto con su compañero de grupo, Isaac de Vega.

La novela que le ha dado fama y no fortuna es Mararía. El propio Arozarena no consideraba esta novela como la mejor de su periplo literario. El siempre reiteró, por activa y pasiva, que su gran novela que respondía más claramente a su mundo creativo es Cerveza de grano Rojo, de la que se sentía gratamente orgulloso. Pero es verdad que él sí vio con claridad las posibilidades cinematográficas de Mararía.

Arozarena siempre admiró las labores de cinefilia que en los años 80 hacía el colectivo Yaiza Borges y de ahí surgió una gran amistad corroborada en jornadas y días de reuniones en que se hablaba de todo casi siempre alrededor del cine. Desde esa confianza él comunicó a Yaiza Borges su deseo que este grupo llevara a cabo la traslación de su novela Mararía al cine.

Así se fraguó la cesión de los derechos cinematográficos al colectivo. El sólo puso una condición, que fue que, en caso que se lograra producir, crear y levantar la película, él debería recibir su parte correspondiente a sus derechos y dar el visto bueno al montaje final. Como es lógico todas estas naturales y evidentes condiciones se respetaron absolutamente en el documento de cesión a Yaiza Borges.

Desde ese moment,o Yaiza Borges con este tesoro en sus manos puso todo su empeño en llevar a cabo la misión de llevar a la gran pantalla la gran obra de Arozarena. Por una feliz coincidencia la guionista y novelista y gran activista cultural Lola Salvador (Dolores Salvador Maldonado 1938, Premio Nacional de Cinematografía, 2014 y medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes, 2011. Autora de la Trilogía El Olivar de Atocha. Goya al mejor guion adaptado (1994) y guion del Crimen de Cuenca y la novela posterior, adaptaciones teatrales y guiones para RTVE y radio) en un viaje a Lanzarote había leído la novela Mararía y descubrió las enormes posibilidades de convertir la novela en una película. Se puso en contacto con el escritor y así llegó a Yaiza Borges. Desde el primer momento, el objetivo de todos fue construir desde la base una película que estuviera enraizada en Canarias y desde Canarias.

Casualmente, Lola Salvador presidía en Madrid el grupo cultural Piamonte, que contaba con varios miembros muy prestigiosos del ámbito cinematográfico nacional, y estaba dedicado a promocionar y activar el cine y el audiovisual, en este caso, de forma similar a lo que Yaiza Borges estaba haciendo en las islas. Esta comunión de objetivos propició que se llegara fácilmente a un acuerdo, con la posibilidad de pedir una subvención al Gobierno de Canarias para empezar a montar la futura producción.

De inmediato se decidió iniciar los trámites para esta subvención que cuajó en una orden de 25 de agosto de 1987 (BOC. 126 de 30/9/87) con una cantidad de 4 millones de pesetas de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias concedidas a Yaiza Borges S.C.L y Proyecto Piamonte con el objetivo de realización de casting y localización de exteriores en las islas, como fase de pre-producción , con la finalidad posterior de la producción final del film. A tal fin, ambos colectivos redactaron una memoria que recoge todas las acciones emprendidas de manera pormenorizada. Se contó al principio como director con Alfonso Ungría, 1943 ( La conquista de Albania, 1984; África 1996 , Cervantes para TV, entre otras) por motivos de mayor urgencia laboral tuvo que abandonar y después de varias gestiones Jaime Chávarri, 1943 ( su trabajos con Querejeta le ayudaron en su carrera, para dirigir su gran éxito, El desencanto) aceptó . Se hicieron pre-castings en la isla de Lanzarote y Tenerife. Se montaron dos cursos específicos de interpretación dirigidos con Carlos Gandolfo, 1931-2005 (ator y director argentino muy famoso por su escuela stalisavskiana) y Guillermo Heras, 1952 ( Actor y director escénico, Director del Centro Nacional de Nuevas Tendencias. Premio nacional de teatro 1994) en busca de la Mararía protagonista. Se hicieron localizaciones en Lanzarote, contando con Ana Alvargonzález, que presentó unos bocetos sobre decorados para la construcción de parte del pueblo de Femés, que todavía se conservan y que son un modelo de buen hacer y arte para futuras generaciones interesadas en este tipo de trabajos. También participó Andrés Santana como productor, que a la postre se encargaría de la producción final de la película que conocemos. Lola Salvador presentó el primer tratamiento de trabajo y la cuarta versión del guion (más tarde terminó un quinto guion). En estos trabajos reseñados en la mencionada memoria se contó siempre con la asesoría del autor y los consejos de su gran amigo, así como el mejor experto en la historia de Lanzarote, Agustín de la Hoz. Un artículo periodístico que puede servir de referencia y que recomiendo por su fácil lectura y comprensión, titulado La tercera película canaria será Mararía, firmado por Suso Díaz (Diario de Avisos, domingo 22 de mayo de 1988, página 22).

No quiero alargar mucho más este artículo, pues todo lo que vino después requeriría, según mi buen entender, un libro donde se explicaría por qué la producción de Mararía no fue un camino de rosas y en el que se pueda exponer todo lo que pasó, pues pasó de todo. Oír todas las opiniones y criterios. Un vía crucis de toma y daca. Desacuerdos y toma de decisiones, a veces muy discutibles. De incumplimientos, amistades rotas, desconfianza y afanes de protagonismo. Bueno, siempre se dice que así nace cualquier obra fílmica que se precie. No lo niego, pero creo que el contagio, en este caso, llegó demasiado lejos.

Lo que sí sé es que Lola Salvador fue el elemento clave para que Mararía se convirtiera en uno de los grandes objetivos fundamentales de la cinematografía canaria. Es la madre de todas las batallas. Sin ella nada, hubiera sido igual. Sus cinco guiones siguen ahí almacenados en sus estanterías y son el reflejo más fiel del transcurso interno de personajes, situaciones creadas y presentes en la obra del novelista. Al margen de cualquier consideración, la película de Antonio José Betancor se acerca mucho más a la propia visión casi republicana y laica del director que a las intenciones del autor. Sirva como ejemplo la nula presencia del cura y del fenómeno religioso que en la novela adquiere un papel cuasi definitivo sobre el personaje y los sentimientos de la misma Mararía. Se puede pensar que el papel de la censura pudo influir, y de hecho lo hizo, en el porvenir de la novela que, al parecer, se desarrolla en los años 50 y no la imagen que muestra Betancor en los años de la República.

Los sucesos e incidencias posteriores desde este primigenio intento de convertir la novela en una producción de cine se acabaron alejando en todo su recorrido posterior, al margen de la calidad y opiniones diversas sobre la película, de las intenciones de estos participantes en llegar a filmar el auténtico espíritu de novela. Mi opinión personal es que la película sobre Mararía estaría por hacer. Hasta incluso una posible serie podría ser un camino creativo que pondría en pie la profundidad, talento y creatividad de Rafael Arozarena.

Como final, todo acabó y empezó con la ayuda a Yaiza Borges de 99.000.000 través de la convocatoria del Gobierno de Canarias siendo subrrogada por Socaem que hizo posible la producción final, distribución y exhibición internacional con la ayuda fundamental de Ariane Films. Derechos que se han perdido después de los 15 años establecidos por ley. Hoy los derechos de exhibición han sido adquiridos, al parecer, por el grupo Cerezo.

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