Día Internacional de la Mujer | Miradas desde la cultura

«Cuánto mas arriba llegas, menos mujeres hay»: romper el techo de cristal desde la Cultura

Desde el mundo de la música, el cine, el teatro, la literatura o el arte, diferentes profesionales canarias ofrecen su visión sobre las situaciones con las que se encuentran como mujeres en las distintas vertientes creativas

Performance 'The walking ceiling' de la artista Alicia Framis que estuvo en el CAAM en 2018.

Performance 'The walking ceiling' de la artista Alicia Framis que estuvo en el CAAM en 2018. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

«Si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez, acaba siendo normal. Si solo los chicos llegan a monitores de clase, al final llegará el momento en que pensemos, aunque sea de forma inconsciente, que el monitor de una clase tiene que ser un chico. Si solo vemos a hombres presidiendo empresas, empezará a parecernos 'natural' que solo haya hombres presidentes de empresas».

La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie recuerda en su ensayo Todos deberíamos ser feministas como cuando era estudiante de primaria en la ciudad de Snukka, un compañero le usurpó el puesto de monitora de clase solo por el hecho de ser un chico, aunque ella tenía la mejor nota de la clase. Las costumbres arraigadas y la falta de referentes hacían de las suyas en la Nigeria de los años 80 en la que creció la escritora, un panorama que no distaba mucho del que se vivía en otros países en los que, sin ir más lejos, podríamos incluir a España, con una sociedad recién salida de la dictadura franquista.

Adichie, que en el mencionado ensayo de 2014 pone más ejemplos de las desigualdades que sufre como escritora y activista mujer, también cita a la difunta premio Nobel keniana Wangari Maathai para ilustrar una realidad que, a día de hoy, se continúa dando en prácticamente todos los sectores profesionales -incluido el de la Cultura- y aspectos de la vida: «Cuanto más arriba llegas, menos mujeres hay».

El mundo cultural en Canarias no es una excepción en este sentido, aunque las voces de las artistas grancanarias se muestran optimistas: se ha mejorado mucho en los últimos diez años en lo que respecta a representación femenina en la pintura, la literatura, la música, el cine o el teatro. Hay más referentes, más conciencia, más enfoques que se alejan de las lógicas patriarcales.

Pero, la presencia de mujeres todavía se resiste en los puestos de mando o de mayor responsabilidad. Esta es una de las principales premisas que comparten algunas de las mujeres que han prestado sus testimonios y percepciones para configurar estas líneas. También la de que ojalá llegue el día en la que no sea necesario hacer un despliegue como este un 8 de marzo, sino que sea marzo todos los meses del año.

Falta de promotoras

La Dj Dara Ortega, que cuenta como ella nunca ha sentido ningún tipo de diferencia de trato en su profesión por el hecho de ser mujer, sí que destaca la soledad en un mundo que es principalmente masculino. Y no es que la soledad la haga sentir pequeña, pero sí que ve como un problema que falten mujeres detrás de la organización de los eventos. «Sí que he sentido cierta soledad de género en una propuesta artística, porque estoy rodeada de compañeros y no de compañeras. Creo que la base de este problema, la base de la pirámide, está en las promotoras. Las personas que generan eventos. Ahí sí que son hombres. Los hombres se acuerdan de los hombres», reivindica.

En este sentido, recuerda lo que un promotor le dijo hace tiempo en sus comienzos: «En los primeros años, pensaba que a mí me cogían por ser una mujer, como para darle el 'toquecito'. El promotor del evento me dijo: 'No, no, estás equivocada, yo te cojo a ti porque pones 'musicón', no porque seas una mujer'. Ahí me quedó claro y entendí que quizá mi trabajo trasciende el género», puntualiza la Dj, que cuenta como rehúye las iniciativas de esos promotores hombres que buscan «hacer una fiesta de mujeres».

Y concluye: «Creo que lo que hay que resolver es que haya mujeres en puestos de decisión y dirección. Que sean las mujeres las que montan los eventos. Probablemente así se acuerden más de las mujeres. Yo soy una curranta, allí donde me llaman, voy. No quiero generalizar, pero creo que en 25 años, solo una vez me llamó una chica que era la que estaba organizando el evento y poniendo su dinero como promotora, hablando con las marcas. Algo que los hombres hacen siempre».

Los 'grandes' son casi siempre ellos

«¿Cuántas personas saben de quién es la escultura que tenemos en la Avenida Marítima, la Lady Harimaguada? ¿Y cuántas personas saben de quién es la escultura de una jirafa y de una mujer del parque Doramas?», se plantea la artista canaria Lía Ateca. El nombre de Martín Chirino resuena en la cabeza de muchos, no tanto quizá el de la artista canaria Carmela García. Cuando se trata de llegar a la cima -incluso en disciplinas tradicionalmente más asociadas con la mujer, como pueden ser la cocina o la moda-, ellos siempre llevan la delantera.

«El porcentaje de mujeres que estudian y que se gradúan en carreras artísticas como Bellas Artes es en torno al 60 o 70 por ciento, y las que encuentras en lugares como la Feria ARCO de Madrid, son luego un 20 o 25% por ciento. Eso da mucho que pensar», añade Ateca ilustrando con datos esta realidad dentro del mundo del arte. A lo que añade: «Yo veo que los altos cargos en las direcciones de los museos, de los centros de arte, de las galerías, casi siempre son puestos designados a hombres».

La artista quiere dejar claro que, al dar estos argumentos, también hay que tener en cuenta otro tipo de identidades: «Yo soy una persona que habla desde una posición cómoda, soy una mujer blanca que vive en un país que no está en guerra, normativa entre comillas. «Me parece muy importante tener en cuenta en un día como el 8-M que no solo somos las mujeres blancas las que debemos hablar. Hay que tener en cuenta que además hay mujeres trans, mujeres racializadas y mujeres con algún tipo de diversidad física o mental que también se dedican al mundo del arte». Entre otras, Ateca habla de nombres como la escritora e ilustradora trans Roberta Marrero o la artista con Síndrome de Down Judith Scott, dos de sus referentes.

Falta de directoras de orquesta

Desde el mundo de la música clásica, habla la trompetista Silvia Jiménez Hernández. Desde su posición, las carencias que observa son dos: por un lado, la falta de mujeres dirigiendo orquestas -«hay un techo de cristal que no se vence»- y, por otro, el hecho de que «las mujeres que se dedican a la trompeta o el metal en la orquesta en España se pueden contar con los dedos de dos manos», en sus propias palabras.

En este sentido, recalca como esta realidad comienza a darse no solo en la cima de la pirámide, sino desde la propia base: «Yo soy profesora en el conservatorio y en mi clase hay tres alumnas frente a 40 chicos. Desde ahí empieza a haber un sesgo», explica.

Más dirección en el teatro

Desde el mundo del teatro, habla la actriz y directora Romina R. Medina, que este fin de semana estrena Donde no habita el olvido (una obra que rescata la memoria de cinco mujeres de la Generación del 27 a través de la voz de Lorca) en el Teatro Cuyás. Medina apunta con optimismo como cada vez hay más mujeres en puestos de dirección, ya sea de obras de teatro, de los propios espacios teatrales o de las compañías, como fue el caso de Helena Pimienta como directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el de Laila Ripoll como directora artística en el teatro Fernando Fernán Gómez de Madrid.

«Eso se ha notado mucho a la hora de programar a dramaturgas y a directoras», recalca la dramaturga. Aun así, es consciente de que todavía queda mucho camino por recorrer: «Tenemos que trascender el mes de marzo, trascender el 8-M, trascender el hablar de equipos de mujeres o historias de mujeres. Tenemos que llegar al día en el que eso no exista, que sea natural. Y que esto no sea una lucha. No es ninguna guerra. El día en el que lleguemos a eso, para mí habremos mejorado como sociedad», concluye Medina.

Fuerte movimiento literario

Desde el mundo literario, el panorama también se presenta bastante halagüeño. «Hay grandes editoras con las que la gente quiere trabajar», indica la escritora canaria Tayri Muñiz. Grandes editoras y grandes escritoras, porque como Muñiz indica, el movimiento literario en Canarias de los más jóvenes viene con muchos nombres de mujeres a la cabeza: Andrea Abreu, Aida González-Rossi, Meryem El Mehdati, Lana Corujo. En esta línea, la escritora y poeta Macarena Nieves también muestra su optimismo: «Ahora veo mayor equilibrio en las lecturas poéticas en cuanto a ser más equitativos en la participación tanto de hombres como de mujeres».

«Lo maravilloso es que en la gente más joven la perspectiva de género va implícita en los textos», recalca Muñiz. Mostrando un lado más crítico, la escritora indica como todavía «estamos un poco anclados en las etiquetas», como la autoficción femenina, algo que es «inherente a las mujeres que escribimos», en sus propias palabras. «Esto suele crear bastante rechazo. Parece que la mujer no tiene la capacidad de crear al margen de sus vivencias o que el hombre no se basa en sus vivencias para crear», concluye la escritora en este sentido.

Estereotipos más allá del género

«Romper el esquema de estereotipo español que hay de mujer blanca, es complicado», explica la cantante y actriz canaria Raquel Amegashie. «Creo que en muchos papeles, el hecho de ser una mujer racializada -aunque solo hay una raza, la raza humana- también marca, no solo hecho de ser mujer», reivindica rompiendo una lanza a favor de un feminismo que incluya a todo tipo de mujeres.

«Hasta ahora, en los papeles protagonistas o en los de reparto, priman más los hombres. La mujer era como un complemento en la historia del hombre. Se ha avanzado mucho, pero considero que todavía el género masculino tiene más facilidad para encontrar un papel», concluye Amegashie desde su condición de actriz.