Hockey hierba

Maternidad y deporte de élite: "Decidí seguir jugando hasta los cuatro meses y medio"

Tras su maternidad, Romina Zanni retoma su carrera a los 32 años en las filas del Taburiente, que le permite viajar con su retoño

Romina Zanni sostiene un stick de hockey junto a una de las porterías de la Ciudad Deportiva de Siete Palmas. | | JUAN CARLOS CASTRO

Romina Zanni sostiene un stick de hockey junto a una de las porterías de la Ciudad Deportiva de Siete Palmas. | | JUAN CARLOS CASTRO / Santiago Icígar

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Pensar en ser madre y deportista de alto nivel parece que en pleno siglo XXI todavía es un tabú. Sin embargo, Romina Zanni y la UD Taburiente, han dado un ejemplo de normalidad, facilitando el regreso de la talentosa defensora internacional argentina, que incluso se traslada a los partidos a domicilio con su bebé

Ser madre y deportista de élite parece que es un tabú a pesar de estar en pleno siglo XXI y que se hable de igualdad entre hombres y mujeres. En este sentido, el nacimiento por «accidente» del pequeño Ilha iba a poner a prueba a un club como la UD Taburiente. Una de sus jugadoras de referencia, la internacional argentina Romina Zanni, comunicaba en la recta final de la pasada temporada que estaba embarazada y que deseaba seguir adelante con el proceso de gestación que la convertiría nueve meses después en madre de un niño.

A pesar de la sorpresa, la reacción del club grancanario fue en palabras del director deportivo Eugenio Paulón, «una sorpresa porque no entraba en nuestra planificación deportiva de la temporada, pero entendimos que para ella también lo fue y cuando se sentó con nosotros fue muy sincera y rápidamente entendimos que su deseo era continuar con su embarazo y evidentemente queríamos apoyarla». «Sucedió en la recta final de la pasada temporada, deportivamente se sintió su ausencia porque es una jugadora referente para nosotros, pero como club fuimos comprensivos con ella y la ayudamos en todo lo que pudimos», explica el directivo.

Desde su experiencia como padre durante su etapa como jugador, con el añadido de que su esposa es también jugadora de hockey hierba, Paulón fue enseguida consciente de que ella «necesitaba sus tiempos y cuando pasó todo el proceso del embarazo y del parto, y ella ha decidido retomar su carrera como jugadora en la segunda vuelta de esta temporada, asumiendo el riesgo de tener que viajar con su hijo, además de tener que entrenar y jugar al más alto nivel, como club nos sentimos muy contentos de haberla apoyado desde el principio y al tiempo muy agradecidos por el esfuerzo tan grande que está realizando para poder ayudarnos en el campo».

Romi recuerda que «fue una sorpresa que naciera mi bebé, por lo que todo fue un proceso completo de adaptación, al enterarme decidí seguir jugando hasta los cuatro meses y medio y a partir de ahí tomé la decisión de parar, de acuerdo con los entrenadores, por una cuestión de riesgos, fue una decisión consciente el seguir jugando hasta ese momento, porque me encontraba bien». «A pesar de que fue una sorpresa, fue un proceso muy feliz», reconoce.

Felicidad a flor de piel

La llegada de su bebé trajo a su vida y a la de su marido una «felicidad a flor de piel, ante cualquier situación de la vida lo veo a él y no hay nada más lindo, me ha cambiado la perspectiva de la vida y de lo que es importante».

Ese momento en el que se vieron los dos con el niño en sus brazos recuerda que tras pasar un par de días en el hospital «queríamos irnos ya a casa, aunque con esa sensación de incertidumbre que nos llevaba a mirar continuamente su cuna para ver que seguía respirando, es algo que nos pasa a todos los padres primerizos».

El curioso nombre de su retoño, Ilha –isla en portugués– cuenta con su propia intrahistoria: «No nos gustaba ningún nombre convencional. Nos gusta mucho el mar y vivimos en un velero. Hay una leyenda pirata de que existe una isla Tortuga, se dio la casualidad de que me encontraba pintando una tortuga en una tabla con mi marido y ahí fue cuando surgió la idea de llamarle Ilha».

Los acontecimientos se desarrollaron tan rápido que «no pude todavía ir a Argentina, el pasaporte del niño salió cuando empecé ya a entrenar y me había comprometido con el club con esta media temporada, de modo que todo el embarazo se desarrolló aquí y nació en el pasado mes de septiembre». A pesar de la distancia con su país, la presencia en el Taburiente de una pequeña colonia de argentinos le ayuda a combatir la morriña, aunque «se extraña mucho todo lo consanguíneo en estos casos y a los amigos de toda la vida, pero hemos tenido a mucha gente que nos ha ayudado, toda esta familia argentina-canaria que tenemos acá que nos ha hecho mucho mejor nuestro día a día».

Por parte del club reconoce que en el momento de comunicarles su embarazo recibió «una respuesta muy empática, muy humana, profesional y encontramos rápidamente la manera de afrontarlo juntos, me sentí muy respetada, lo hablé directamente con Eugenio, con el presidente, Orlando Déniz y con David Quintana, mi entrenador, con quien tengo una magnífica relación de amistad». «Me perdía los cinco últimos partidos de la temporada pasada, pero tampoco estaba en condiciones para jugarlos porque sentía que mi rendimiento no era el de antes», relata.

Durante todo su periodo alejada de la competición nunca se rompió su relación con sus compañeras y con el equipo, acudiendo a apoyarlas durante los entrenamientos y los partidos. «En fin de año hablamos y tomé la decisión de volver, porque el hockey es algo que he vivido muy intensamente durante toda mi vida, me despierta emociones por el alto rendimiento y la competición, por lo que lo tomé como un desafío personal en mi carrera».

«Las chicas son lo más, lo quieren muchísimo y cuando viaja con nosotras a los partidos a domicilio, porque el club me ha brindado esa posibilidad, ellas lo agarran y me permiten liberarme un poco, hacen que me sienta en familia y él se ha convertido en cierto modo en nuestra mascota», afirma la defensora del Taburiente.