Mal van las cosas para los siete equipos canarios que militan en el Grupo II de la Segunda B. Faltan 14 jornadas y la supervivencia es el único objetivo hasta final de temporada en una categoría herida de gravedad.

Ni siquiera la participación en la próxima Copa del Rey, para la que se clasifican los seis primeros sin contar a los filiales, está al alcance. Nunca los clubes isleños habían tenido tantos problemas en la Segunda B y algunos lo pagarán con el descenso.

LOS PROBLEMAS NO CESAN. El Fuerteventura ha ido de mal a peor. Desmembrado por las bajas forzosas de sus mejores futbolistas, ha perdido incluso a su entrenador, que dimitió de forma definitiva después de anteriores de amagos. Es un barco a la deriva proa al marisco. Sus 33 puntos de renta deben salvarle, porque se supone que como mínimo podrá sumar diez más, el límite en el que esta temporada puede estar la línea de salvación. Sin embargo, es un club en el que no se atisba solución alguna por lo visto hasta la fecha. Y todo puede empeorar.

El siguiente en la clasificación es el Lanzarote, que, recurriendo a la cantera local, ha salvado escollos importantes y tiene 29 puntos. Pero en este grupo las debilidades se pagan y los rojillos las tienen. Ahora tienen dos partidos en casa seguidos con Cartagena y Universidad, complicados. Precisan aumentar su colchón de puntos porque los dos últimos meses de la temporada son de alta dificultad por el nivel de sus adversarios.

El Vecindario también cuenta con 29 puntos y requiere de mayor regularidad para no aproximarse a puestos más bajos. Tiene que disputar cuatro derbis en los que decidirá gran parte de su futuro en una temporada atípica para los blanquinegros, que han tenido que dejar marchar, y también dar la baja, a futbolistas clave para su supervivencia. La herencia de una mala gestión ha hecho estragos.

El Universidad, con 27 puntos y 15º en la clasificación, sufre la peor racha de toda su historia. Ha ido en picado y se cree, por la plantilla que tiene, que ya ha tocado fondo. Y es que un punto en las seis últimas jornadas es para no creérselo en un club habituado a pelear por el ascenso. A partir de ahora tiene un calendario más benévolo y pese a los errores de la dirección deportiva con los fichajes, es presumible que puedan acomodarse en la zona tranquila y dejar atrás el desastroso inicio de 2009 que llevan.

CATORCE FINALES. Dentro de la zona de descenso sigue inmerso Las Palmas Atlético, que el domingo sumó tres puntos vitales. Tiene 21 puntos y está a cuatro de la promoción, pero por delante debe afrontar muchas finales. En los cuatro próximos partidos tendrá que poner toda la carne en el asador y dependiendo de los puntos que consiga puede llegar o no al final con opciones de permanencia.

Muy mal lo tiene el Villa de Santa Brígida, penúltimo con 17 puntos. Sigue dando tumbos y el empate con el Sangonera debió hacer daño al tener la victoria en las manos y escaparse por un penalti fallido que no lanzó un veterano. El panorama es muy oscuro y su calendario terrorífico. Si antes no fueron capaces, ahora la duda es más que razonable, y eso que el domingo tienen un partido con el Alfaro que puede devolver la esperanza a los seguidores del Villa.

El Playas de Jandía, con 17 puntos y último clasificado, se agarra a un clavo ardiendo. La victoria sobre el Atlético de Madrid B en la última jornada era lo que necesitaba el técnico Juan Fidalgo para iniciar esta misión imposible. No tienen mal equipo y las próximas cinco jornadas, en las que se enfrentan a tres equipos canarios (Lanzarote, Universidad y Vecindario) y otros dos en apuros (Navalcarnero y Alfaro), determinarán si pueden llegar a las últimas fechas con posibilidades reales de salir de los puestos de descenso entre los que se ha movido.